Aún por encima de Superman - tal vez imposible de superar en el rubro de los superhéroes- mi favorito dentro del mundo de los comics siempre fue Wolverine. Siempre tuve una gran atracción por este personaje tan complejo y atormentado. Encuentro muy interesante la idea de un hombre condenado a la soledad absoluta y a vagar por el mundo hasta el final de los días debido a su inmortalidad. Tras un primer intento fallido de hacer una película puramente dedicada a Logan - la muy mala X-Men Origins: Wolverine donde el guión, el pésimo CGI y un vergonzoso Deadpool atentaron contra la muy buena interpretación de Hugh Jackman- el director James Mangold (Girl, Interrupted, la buena remake de 3:10 To Yuma, Walk The Line) decidió ponerse al frente de un proyecto mucho más ambicioso que su precuela. Esta se basaba muy libremente en la serie Origin de Marvel Comics donde se explicaba magistralmente la historia de como Logan - un niño con un don maravilloso y oscuro a la vez- llegó a convertirse en Wolverine. El nuevo filme también toma como inspiración una serie limitada que salió a la venta en el año 1982 titulada Wolverine. El material final es muy superior a su predecesora y deja una gran satisfacción tanto para los fanáticos como para los que ingresaron a la sala de cine buscando una buena película de acción y suspenso.
El filme comienza en 1945 en Japón. Logan (Hugh Jackman) se encuentra cautivo en un campo de prisioneros del Ejército japonés en Nagasaki a pocas horas de que los Estados Unidos lancen la segunda de las dos bombas atómicas que terminarían haciendo capitular al país asiático ante semejante poder de destrucción y muerte. Aislado en un pozo, escucha la explosión inicial y salva la vida de un joven soldado llamado Yashida. Este queda maravillado por su don y eternamente agradecido. Ya en la actualidad - y tras los sucesos de la muy mala X-Men: The Last Stand- Logan se encuentra viajando de pueblo en pueblo, perseguido por el fantasma de Jean Grey, el gran amor de su vida. Una noche recibe la visita de Yukio (Rila Fukushima) una misteriosa mujer que tiene una invitación para él de parte de su viejo amigo Yashida (Haruhiko Yamanouchi) quien se convirtió en el más poderoso empresario de su país. Como está agonizando, logró localizarlo para poder verlo una vez más y realizarle una propuesta que él considera imposible de rechazar. Cuando llega a Japón, conoce a la hija de Yashida, Mariko (Tao Okamoto) de la que se enamora velozmente. Lo que el hoy magnate japonés le ofrece es simple: volver a ser mortal. Quedarse él con sus poderes y dejarle como recompensa la certidumbre de que algún día el sufrimiento va a terminar. El principal problema con el que Logan se encuentra es que hay varias cuestiones que no lo terminan de convencer, en especial la pelea que hay alrededor de la fortuna de su amigo. Rechaza la oferta, pero al poco tiempo se verá envuelto en una lucha que tiene dos objetos centrales: la primera es la familiar y la segunda la que lo involucra a él, pues Yashida está muy interesado en conseguir lo que considera la fuente de la vida eterna. Mientras intenta salvar la vida de Mariko, Wolverine tratará de encontrarse a sí mismo. De conseguir algo por lo que luchar, algo que le de sentido a su existencia eterna.
Lo primero que tengo para decir es que Hugh Jackman retorna con el mejor Wolverine que le hemos visto hasta aquí tanto desde lo físico como desde lo interpretativo. Creo que hasta aquí sus actuaciones habían sido muy buenas, pero no habían conseguido un guión decente que les sirviese de marco. En The Wolverine ha encontrado la historia ideal para acompañar su excelente actuación. La relación de Wolverine con Yukio es muy divertida y llega a ser del estilo de las buddy movies, lo que le da mucha frescura a un relato más bien lúgubre. Queda para decir que la química entre Jackman y Okamoto es óptima y le da credibilidad - pero no melosidad- a la subtrama romántica. Los demás actores llevan adelante su trabajo de manera satisfactoria y acompañan a Jackman que - como ya dije y nunca me voy a cansar de repetir- brilla a sobremanera opacando a cualquiera que se atreva a ponerse a su lado.
Me encantó que hayan introducido todo lo referido a la simbología y costumbres de los Samurai, tema que me apasiona desde pequeño. El concepto del Ronin, el guerrero sin maestro, es perfecto para el personaje y logra captar su esencia de una manera muy precisa. Está presente, como en toda franquicia de los X-Men, el choque entre los mutantes y los humanos aunque solo se expresa contundentemente en las últimas escenas del filme. El guión es impecable y el cierre fue mucho mejor de lo que yo esperaba, al punto de sorprenderme por completo (nunca lo vi venir, lo juro). James Mangold realiza un gran trabajo detrás de cámaras, con una imagen excelente y coreografías épicas que poseen una gran dosis de tradición japonesa. El enorme y magnífico Samurai de plata es la corona para un trabajo que merece aplausos de pie.
The Wolverine es la película que el personaje necesitaba. Los fanáticos saldrán muy conformes - aunque nunca falta el paladar negro de algunos a los que nada les viene bien- y los que no conocen los comics más allá del nombre también lo harán. De no haber dado en la tecla, es probable que sus aventuras en la pantalla grande no hubiesen llegado mucho más lejos. Hoy, en cambio, ya se ha confirmado una tercera película, además de su protagónico en la próxima a estrenarse X-Men: Days Of Future Past, con lo que van a ser ocho las veces que Hugh Jackman interprete a Logan en el cine. Hablando de todo un poco, no dejen de verla tras los créditos que el bocadillo que se ofrece es muy sustancioso. Una excelente dirección, un guión muy entretenido y todo el magnetismo que genera Hugh Jackman. Si le suman a esto la cultura japonesa mezclada con la historia de Wolverine, es imposible que no les guste.
Puntaje: 8.5/10
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