Es indudable que David O. Russell ha logrado un gran prestigio en el universo cinematográfico. Con filmes interesantes y potentes como Three Kings, The Fighter (ganadora de dos premios Oscar y 42 premios más) y Silver Linings Playbook (que por su parte cosechó 1 Oscar y otros 61 premios) ha convencido a Hollywood de que es uno de los directores más completos y vibrantes del momento. A mi parecer esto no es así. David O. Russell está demasiado sobreestimado por la crítica cinematográfica y personalmente no logro entender que es lo que la mayoría ve en él para alabarlo tan exageradamente. Dejemos en claro una cosa: sus películas en sí mismas no son malas - lo mejor de ellas son las relaciones planteadas entre los personajes- pero tampoco son la gran maravilla del séptimo arte que se anuncia siempre. Su nuevo filme American Hustle ha sido rápidamente elevado al nivel de obra maestra por parte de la crítica a lo largo y ancho del mundo. En sitios como Rotten Tomatoes y Metacritic - que marcan el termómetro del cine- ha alcanzado niveles superiores al 92%, un privilegio al que acceden muy pocos largometrajes en los tiempos que corren. Tras haber sobrevivido - y a duras penas- a sus dos horas y casi quince minutos mi disconformidad con el trabajo del director y el de los actores es muy grande si se lo compara con todo lo que se infló a esta película desde antes de su fecha de estreno.
La década del 70' es una época que fascina a David O. Russell y él mismo se ha encargado de decirlo en todas las entrevistas que le han hecho. Tal vez sea por eso que la recreación que lleva adelante es impecable, en especial en lo que respecta al vestuario. Este es hermoso, siendo el femenino aquel que sobresale ya que mezcla lo clásico, lo lujoso y lo osado sin jamás llegar a ser vulgar. El guión está basado en una conocida operación llevada a cabo por el FBI a fines de los años 70' para poner tras las rejas a una serie de políticos corruptos, entre los que había un Alcalde y varios congresistas de renombre. Irving Rosenfeld (Christian Bale) es un estafador de poca monta que un buen día conoce a Sydney Prosser (Amy Adams) en la fiesta de un amigo suyo. Al poco tiempo se hacen amantes y él logra convencerla de trabajar junto a él estafando a todas las personas que se presten a ello. Ella inventa una falsa identidad y se presenta como una Lady británica que posee contactos con los bancos e inversores más importantes de su país. De a poco estos dos busca vida comienzan a ver como su negocio pasa de ser discreto a muy exitoso - hola The Wolf Of Wall Street ¿Que tal?- reportándoles mensualmente grandes cantidades de dinero. Queda claro que la base de sus ganancias es ilegal - pues venden acciones bancarias que no poseen- y al poco tiempo se encuentran en el radar del FBI. Este es el momento en el que entra en el juego un alocado e impulsivo Agente del FBI llamado Richie DiMaso (Bradley Cooper) que - a cambio de no ir a la cárcel- les propone ser parte de un elaborado plan para hacer que Carmine Polito (Jeremy Renner), el Alcalde de Nueva Jersey, muerda el anzuelo y acepte un millonario soborno de parte de un Jeque inexistente para lograr atraparlo "con las manos en la masa". Se adentran en un ambiente donde tendrán que vérselas con la mafia y con empresarios realmente poderosos para poder llegar a su objetivo. El operativo es más bien complicado y no está exento de riesgos. Pero el intrincado juego entre sexual y romántico que se da entre los tres personajes y la potente entrada a este juego de Rosaline Rosenfeld (Jennifer Lawrence) - la mujer de Irving, madre de su hijo- van a ser los factores que lo coloquen al borde del fracaso.
La historia es razonable y más allá de no ser impresionante y/o novedosa, tiene todos los ingredientes para interesar al espectador. El problema es que la cocción es defectuosa y por ello el resultado final no logra ni divertir, ni entretener ni sorprender. La conclusión es que estamos parados frente a un filme demasiado largo que antes de haber superado su primera hora de duración, se convierte en un tedio insoportable cuyas escenas nos remiten a varios filmes que ya hemos visto hace tiempo. Hilemos un poco más fino para dejar este punto bien en claro: American Hustle es un pastiche Boogie Nights (lo que fue el despegue estelar de Paul Thomas Anderson), The Departed, Casino y Goodfellas (tres grandes filmes de Martin Scorsese, el maestro de este género). El caso que hace de fondo de la trama es el MacGuffin que el director utiliza para desarrollar en un plano principal las relaciones enfermizas entre los cuatro protagonistas, algo que también hizo en Silver Linings Playbook aunque con mayor efectividad en aquella cinta. En American Hustle el director apuesta por un sentimentalismo berreta que a esta altura de las cosas solo es utilizado como cliché en filmes parodicos o que directamente son muy malos. Es innecesario decir - pero se aclara por la dudas- que todo está muy forzado, es demasiado artificial y que por estas dos cosas no logra convencer en ningún momento.
Los guiños para la Academia están todos presentes y son tantos que lastiman los ojos. Hagamos un veloz repaso: un Christian Bale deformado, con una panza tamaño ballena y un peluquín ridículo; la escena en la que Jennifer Lawrence canta a viva voz "Live And Let Die" en su casa; el calculado destape de Amy Adams; el cameo no acreditado de Robert De Niro - que es lo mejor de la película sin dudas- en la piel de un mafioso muy poderoso y sanguinario. Ustedes dirán que esto es algo irrelevante pero aunque parezca mentira son detalles que los "prestigiosos" miembros del jurado de los premios Oscar toman en consideración para decidir quien gana y quien se va a casa con el mote de "gran perdedor".
Las actuaciones son un tema aparte. En general están bien, pero me atrevo a discrepar con la mayoría de los críticos que vieron trabajos deslumbrantes y muy divertidos. Christian Bale es un gran actor, uno de mis preferidos ya que no le teme a ningún papel, pero que aquí se encuentra atrapado por un rol que es muy chato y nada fuera de lo común. El cambio físico está sin dudas logrado pero su performance no es para nada descollante - ni mucho menos siquiera- con lo que es evidente que no estoy de acuerdo con su presencia en la terna para Mejor Actor Principal. Bradley Cooper está demasiado forzado y muy por debajo de su reconocido talento. Se empecina en exhibir de manera casi pornográfica la locura de su excéntrico DiMaso y se olvida de actuar, con lo que todo en él - hasta las partes donde debería ser gracioso, que es su zona de comfort- está fuera de lugar. Amy Adams viene ganando un premio tras otro por su interpretación y a su favor tengo que decir que incursiona sin miedo en un tipo de personaje del que no es habitué. En los papeles su Sydney Prosser es el más completo e interesante de todos los personajes, pero la de Adams no es una de esas actuaciones que encandila - y que hace ganar un Oscar- sino más bien una que bordea muy peligrosamente lo insulso. Jennifer Lawrence redondea un muy buen trabajo pero tiene- y en una pésima decisión de O. Russell- un rol demasiado secundario que le reserva muy pocos minutos en pantalla. La presencia de su personaje es muy importante para el desarrollo de la historia, pero al ser tan marginal nos deja pensando en el porqué de sus esporádicas intervenciones ya que cada una de estas corrige el bajo vuelo de American Hustle. Por último llegamos a Jeremy Renner, otro de los grandes intérpretes de su generación que aquí también se encuentra con un registro muy distinto a los que nos tiene acostumbrados pero que sale con la frente muy en alto. Una nominación para Mejor Actor Secundario hubiese sido más que merecida y correcta.
Con American Hustle, David O. Russell no nos muestra nada que no hayamos visto ya de la mano del gran Martin Scorsese a quien imita de manera descarada y - como si con esto no fuese suficiente- de una manera digna de un amateur recién salido de la escuela de cine. La trama, además de no poseer ni sorpresa ni movimiento, está llena de huecos y de incoherencias que sumadas a la poca profundidad de las actuaciones - solo se salvan Jennifer Lawrence y Jeremy Renner- dan como resultado un producto por sobre todo mediocre que no es ni por asomo ese trabajo brillante del que todos hablan. Entonces ¿Para que gastar nuestro preciado tiempo en ver American Hustle? Mejor miremos los filmes originales de Scorsese y no esta copia de muy dudosa calidad que nos llega de la mano de un director que, a fin de cuentas, no es gran cosa.
Puntaje: 5/10
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