En estos últimos 5 años, hemos asistido a una explosión en
cuanto a filmes de superhéroes. Marvel y DC Comics se disputaron las audiencias
a nivel mundial con un claro triunfo y aplastante triunfo de los primeros. Por el lado de Marvel nos encontramos con Iron Man
(3 enormes películas), Thor (una buena primera parte y una segunda a punto de
estrenarse), The Incredible Hulk
(fallida pero aun así noble), y el tanque cinematográfico por excelencia: The Avengers la reunión de los personajes más importantes de su universo. DC nos ofreció Green
Lantern (desastrosa por donde se la mire), Batman (una excelente trilogía dirigida por el siempre fastuoso Christopher Nolan que reposicionó a la firma tras quedar al
borde del knock-out en 2008) y Man Of
Steel (la nueva versión de Superman a cargo de Snyder y Nolan a tono con la
oscurísima saga de Batman). Podemos agregar a esta lista al psicótico Ghost Rider que nos entrega el cada vez
más al límite Nicholas Cage. Y ni que
hablar de la excelente y sangrienta Punisher:
War Zone que finalmente fue lo que los fanáticos de este gran personaje esperábamos y merecíamos. Pero estos dos personajes no son superhéroes sino que forman parte de las series más oscuras de Marvel Knights. En fin, tal vez creímos que habíamos visto todo pero en el año 2010 llegó a los cines
una película que a mi parecer es infinitamente superior a todas las que acabo
de enumerar. A propósito del inminente estreno de su secuela este año, vamos a
hablar de Kick-Ass y el cambio
de paradigma que significó en las películas de superhéroes.
Kick-Ass es un
comic escrito por Mark Millar e ilustrado por John Romita Jr. que Marvel publica
bajo el sello Icon Imprint. Se nos cuenta la historia de Dave Lisewzki, un geek
neoyorquino que pasa desapercibido en la escuela y que es un gran fanático de
los comics. Hasta aquí, nada peculiar. Pero cuando sufre un robo en un callejón
mientras regresa a su casa, decide convertirse en un superhéroe para poder ayudar
a la ciudad. Sus intenciones son nobles, pero no posee ningún tipo de superpoder
ni de tecnología que pueda ayudarlo a llevar esta tarea adelante. Más allá de
sus evidentes limitaciones, compra en Ebay un traje de neoprene verde y
comienza a entrenarse físicamente para llevar adelante su tarea. Su recorrido
comienza cuando protege a una persona que está siendo brutalmente golpeada por
otras tres y recibe a cambio una gran cantidad de golpes y puñaladas. Un grupo
de jóvenes que está comiendo en un lugar cercano a los hechos, comienza a
grabarlo mientras lucha a puño limpio contra los tres criminales. Cuando estos
se retiran, le dice a uno de los tantos curiosos que él es Kick-Ass y que está
aquí para ayudar a Nueva York. Cae maltrecho, pero logra esconder el traje desnudándose
y le dice a su padre que él fue la persona asaltada. Tras varias operaciones,
donde le colocan demasiadas placas metálicas en su cuerpo, sale del hospital y
arma una página de MySpace para que la gente pueda contactarse con él. La
entrada en el juego de otros tres superhéroes (Hit-Girl, Big Daddy y Red Mint,
cada uno con distintos planes y motivaciones), que inspirados por él deciden
ayudarlo a combatir el crimen, completa el cuadro. La historia del amor
imposible entre la chica popular y el eterno perdedor se desarrolla de una
manera muy peculiar y posee un giro final muy divertido y bastante original
para lo que es el género de superhéroes. Quedan en evidencia las logradas y
divertidas conexiones con Spider-Man, Batman y hasta con Wolverine. Si bien
esta historia a muchos les puede parecer infantil y aburrida, rozando la
parodia más burda, les puedo afirmar que es todo lo contrario. El nivel de
violencia y de oscuridad que hay en esta pieza literaria es espeluznante. Y no,
no fue una confusión que haya llamado "pieza literaria" a una historieta.
Así como digo que la película es superior a todas las demás del género, me
encuentro en condiciones de afirmar que como comic Kick-Ass se encuentra al mismo nivel que los mejores exponentes de
su especie.
Creo que el filme es la mejor adaptación cinematográfica de
un comic que se ha hecho hasta aquí. Supera con creces a Sin City que también había logrado que nos sintiéramos literalmente
dentro del libro. La estructura es la misma: el protagonista narra los sucesos
y nos lleva a través de su historia - hay una hilarante mención a esta
similitud entre ambos filmes- desde el principio. La película es un gran
flashback, que logra mantenernos en vilo en cuanto a la suerte final de nuestro
superhéroe y sus compañeros de lucha. La estética del comic es respetada a la
perfección sin caer en la necesidad de crear un universo cuasi-surreal como en Sin City, algo que sin dudas también se
debe al hecho de que esta historia transcurre en Nueva York y no en una ciudad ficticia.
El filme está dirigido por Matthew Vaughn y protagonizado brillantemente por
Aaron Taylor-Johnson (Daniel Lisewzki o Kick-Ass), Mark Strong (el capo mafia
de la ciudad, Frank D’Amico), Christopher Mintz-Passe (Chris D’Amico o Red
Mint, hijo de Frank D’Amico y antagonista de Kick-Ass), Chloe Grace-Moretz (Mindy
Macready o Hit-Girl, una niña de once años especializada en artes marciales y
el manejo de armas) y Nicholas Cage (Damon Macready o Big Daddy, un ex policía
y el padre de la pequeña Mindy que junto a ella busca venganza contra D’Amico
por haberle arruinado la vida enviándolo a la cárcel con falsas acusaciones provocando el intento de suicidio de su esposa que estaba embarazada de su hija y muere tras dar a luz). Kick-Ass
es una lección de cómo se debe pasar del texto a la pantalla sin ninguna
fisura. Claro que esto no significa que no haya nada para editar, ya que varias
escenas fueron retocadas y rearmadas. Pero los personajes son los mismos tanto
en su esencia como en su apariencia y la violencia no es dejada en un segundo
plano, algo que sin dudas es un gran riesgo a la hora de filmar cualquier
película cuyo eje sea la parodia (si no, vean todas las películas del tipo Its not another love, horror, etc. movie).
El humor está allí, pero a la par de los demás componentes. Progresivamente el
filme va tomando un tono oscuro que tiene su clímax en la escena donde los
sicarios de Frank D’Amico torturan violentamente y por televisión nacional a
Kick-Ass y a Big Daddy, terminando con la dolorosa muerte de este último - sin olvidar la sangrienta masacre que realiza la pequeña Hit-Girl armada con pistolas y cuchillos intentando salvar a su padre-. Como
ya dijimos, la película no le escapa a la sangre y la violencia- que por suerte
para los fanáticos son muy explícitas- presentes en el comic algo que justifica
su “Calificación-R”. El lema de la historia "Shut up. Kick ass" no puede ser más claro.
Cada vez que surge una adaptación, se discute acerca de la
fidelidad o no de esta con respecto del libro original. En este caso, no hay
posibilidad de que ningún purista y/o fanático de la historieta se vea
decepcionado por el resultado final. La venganza, el honor y la problemática
adolescente están perfectamente retratadas y situadas en una Nueva York brillante
pero lúgubre a la vez, que nos muestra su cara más esplendida y sus
profundidades al mismo tiempo. El director cumple con su objetivo de llevar a
la pantalla uno de los comics más originales de los últimos tiempos, con un
excelente guión adaptado y unos actores envidiables por su talento. Nos entrega
una historia que esta disfrazada de parodia, pero que en realidad es la de un superhéroe
mucho más real, más humano y vulnerable que todos los demás - lo cual no deja
de hacerlo importante-. También nos enseña que la oscuridad siempre está presente
en nosotros y que debemos aprender a lidiar con ella si no queremos con nos
consuma. Que nunca el héroe y su alter-ego son personas distintas, sino la misma
y que todo lo que afecte a uno va a afectar al otro. No es casualidad que el
personaje más violento y sádico sea la pequeña Hit-Girl, una genuina mezcla
entre inocencia y violencia causada por un pasado desgarrador.
La película y el comic nos dejan la sensación de que todos
nosotros podemos ser Kick-Ass, pero que ser un superhéroe no es una tarea
simple ni mucho menos. Pero vemos que la posibilidad, con todos sus peligros y
consecuencias, no está ni remotamente lejos. Es tal cual como dice el protagonista
al final del filme: “Dicen que sin poderes no hay grandes responsabilidades.
Excepto, que eso no es verdad”.
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