jueves, 25 de julio de 2013

On The Road

El año pasado, Walter Salles aceptó el desafío de realizar la versión cinematográfica de "On The Road" el famoso libro de Jack Kerouac que marcó a fuego y definió a la Generación Beat. La tarea no era exactamente fácil, pero tanto el director brasileño como los protagonistas estuvieron a la altura de las circunstancias. El resultado fue On The Road, una versión casi perfecta del relato de Kerouac que logra retratar la angustia y los dilemas de una sociedad que estaba en plena ebullición tras la Segunda Guerra Mundial.


El narrador del filme es Sal Paradise (Sam Riley) que es el alter ego de Kerouac. Es un aspirante a novelista que vive en Nueva York y se encuentra atrapado en una vida que no considera propia. Se siente encadenado a una realidad que considera asfixiante y que no le permite desarrollar sus habilidades. Tras la muerte de su padre, decide emprender un viaje junto a su amigo y aspirante a poeta Carlo Marx (Tom Sturridge) para encontrar a un tal Dean Moriarty (Garrett Hedlund) del que han escuchado hablar mucho. Cuando logran dar con él, Sal queda completamente impactado por esta figura libre y carismática que sin preludios le mostrará un lado de la vida que hasta allí le era desconocido. Esa misma noche, conoce a Marylou (Kristen Stewart) que es la amante de Dean y de quien se enamora instantáneamente. De a poco, Carlo comienza a quedar fuera del esquema y todo pasa a girar alrededor de este potente y dinámico trío de amigos. Juntos, los tres deciden liberarse de todo tipo de atadura que tengan y salir a recorrer en país para poder descubrirse a sí mismos. Para poder encontrar las respuestas a todos sus miedos y dudas y ser libres de una vez por todas. El camino estará repleto de drogas, alcohol, fiestas, desencuentros, sexo, amistad...Pero lo que le da sentido a la historia es esta idea de poder encontrarse a uno mismo, de salir de los moldes de la sociedad - de alienarse, dejando de pertenecer a ella- y caminar constantemente por la cornisa siempre con el riesgo de caer en aquello que no conocemos. El eco de una generación que buscaba cambiar el mundo resuena en los espíritus libres de Dean, Sal y Marylou que deciden emprender un camino sin retorno asegurado donde, cada uno a su manera, intentará encontrar aquello que andan buscando. Todo lo que vivirán durante este intenso y desgarrador viaje va a marcar sus vidas para siempre y les dejara en claro - y aunque sea mediante el dolor más profundo- cual es el camino que deben seguir. Es la misma idea de la reinvención presente en esa gran escena de Náufrago donde el personaje de Tom Hanks se encuentra ante una encrucijada y por primera vez no sabe hacia donde ir. Esto no es algo malo, más bien todo lo contrario: es el momento en el que se da cuenta de que finalmente es libre.


Garrett Hedlund realiza una interpretación perfecta. Su Dean Moriarty es maravilloso y posee la esencia del personaje original. Toda la libertad y el dolor de Dean se condensan en la gran escena final donde se despide en las calles de Nueva York de su amigo Sal - ahora casado, con mucho éxito y dinero- tras haber quedado completamente relegado de la sociedad. Sam Riley nos entrega un sensible Sal Paradise, que tras encontrar en Dean todo lo que buscaba emprende su propio camino sin mirar atrás y sin importarle la suerte de sus amigos. Pero la gema de la película es la Marylou de Kristen Stewart. La actríz finalmente logra despegarse de la rigidez e inexpresividad de Bella Swan y retorna a la madurez, nostalgia y angustia que habíamos visto en su Em Lewin (Adventureland) que había sido su mejor papel hasta aquí. Con su soltura y desfachatez logra cautivar al espectador desde el inicio del filme y, a medida que su personaje se va desarrollando, comienza a salir a la luz el talento que esta joven actriz posee. Tal vez Hedlund y Stewart, entregándose a fondo sin temerle a nada, terminan haciendo más pequeño el papel de Riley pero le imprimen a On The Road un dinamismo y carisma que la hacen una película memorable.


La anarquía y la libertad están presentes en un filme que es igual de caótico y explícito que la obra maestra que lo inspiró y que le dio voz a una generación. El retrato de la sociedad es perfecto: las tensiones de la pos-guerra aún estaban vigentes para 1947 - año donde comienza el viaje, que termina en 1950- y todos parecían atados. Se necesitaba que alguien diese un paso al frente y gritase bien fuerte, descargando toda la angustia y el dolor que estaban escondidos en lo profundo del alma. Eso fue lo que logró Jack Kerouac con su libro y esta película no solo lo representa a la perfección sino que también lo explica de una forma bastante concreta. Si bien es una efectiva road-movie, no posee ese ritmo frenético del libro siendo esta la mayor diferencia entre ambos y tal vez el más grave error de esta adaptación. Visualmente el filme es impactante y nos trae un dejo de nostalgia. Desde la primera escena nos sentimos inmersos en esa época así como identificados con los personajes principales y con los que van surgiendo a lo largo de la historia (atención con un duro y sombrío Viggo Mortensen representando a la leyenda William S. Burroughs). Los paisajes son impactantes y la mayoría de las escenas sobrepasa los límites desde cualquier punto que se las analice - sensibles y puritanos, abstenerse-. Creo que On The Road es un filme que se puede disfrutar mucho aún sin ser fanático del libro. El purismo - hablo ahora a los fanáticos- debe ser descartado desde el vamos. Lo único que les pido es que tengan la mente abierta y que se sienten a disfrutar de dos horas y media de cine de muy buena calidad.

Puntaje: 9/10

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