Robert Luketic supo entregarnos una gran película como Legally Blonde, pero tanto antes como después de su gran éxito no pudo redondear un trabajo al menos razonable. Paranoia está basada en el libro homónimo escrito por Joseph Finder. El producto literario me gustó bastante y el cinematográfico no tanto. Pero atención, porque esto no significa que el filme sea malo. Lo que trato de remarcar es que no logra alcanzar la estatura del libro en el que basa su historia. Cuando vi la lista de actores que protagonizarían la película, me pareció que iba a poder verla dejando de lado que el director hace años que filma un fracaso comercial y crítico tras otro. Quedé satisfecho a medias, más que nada por el trabajo de los actores que levantan un thriller que no tiene ni una pizca de suspenso ni emoción.
Adam Cassidy (Liam Hemsworth) es un joven talentoso que ingresa en una compañía de telefonía móvil llamada Wyatt Corporation. Lo que comenzó como un trabajo promisorio termina siendo uno rutinario y sin posibilidades de ascenso. Él - como miles de talentos cooptados aún antes de terminar la universidad- ve como su carrera se estanca. Al mismo tiempo la situación de salud de su padre es complicada y él no consigue los ingresos suficientes como para cubrir los costos. Con su equipo, decide presentarle al dueño de la empresa Nicholas Wyatt (Gary Oldman) un proyecto que apunta a cambiar la cara de su negocio que se halla en franca decadencia ante el ascenso de su principal competidor Eikon. Esta compañía está dirigida por Jock Goddard (Harrison Ford, tan cool que encandila), su ex socio y mentor, que le ha logrado sacar una considerable ventaja en lo referido al software. Pero el ego y la personalidad arrolladora de Adam lo llevan a un encontronazo con Wyatt que - con desprecio- descarta su proyecto y despide a todo el equipo. Al otro día recibe una visita de un hombre que lo lleva al edificio central nuevamente. Wyatt descubrió que él le había sacado dinero y lo fuerza a infiltrarse en Eikon para conseguir los datos del nuevo celular que preparan que promete ser una revolución en las comunicaciones. Le darán una fachada llena de lujos y dinero pero lo mantendrán vigilado constantemente. Conocerá a Emma Jennings (Amber Heard), un viejo amorío de una noche, que casualmente trabaja en la compañía. Ese será su punto de entrada a una vida que de a poco comienza a gustarle demasiado. Pero deberá pensar antes de dar un nuevo paso adelante, pues nadie es inocente en este juego y alguien siempre está observando. Se ha metido demasiado profundo en algo que no es lo que el cree. Ahora todos sus seres queridos están en peligro, en manos de dos personas dispuestas a hacer lo que sea por destruir al otro.
El filme toca por arriba el tema de la privacidad ¿Cuan protegidos están nuestras datos y actividades personales? La realidad, que se puede comprobar hoy día, es que estamos completamente expuestos a diversos sistemas de vigilancia biotecnológica. La privacidad no existe y eso es lo que nos intenta decir Paranoia. Luketic trata de imprimirle al filme la sensación de persecución constante, algo que brilla por su ausencia. También se filtra una leve crítica al capitalismo como lo conocemos hoy: sin ética y sin respeto, donde solo importa ganar y a cualquier costo. La vuelta de tuerca es muy buena y se la logra reflejar con bastante fidelidad. El joven que comienza como peón en una guerra ajena, termina haciendo ese conflicto algo propio.
Las actuaciones son lo mejor de la película. A contramano de muchos críticos yo vi buena química entre Amber Heard y Liam Hemsworth. Ella cumple muy bien con su papel y convence como una mujer en el medio de dos lealtades. Él logra otro muy buen papel tras la excelente Empire State y demuestra que es uno de los actores con mayor futuro en la industria. Es el Golden Boy del momento, habrá que ver si logra sostenerse o si su estrella tiene vuelo corto. Pero la verdadera conversación comienza cuando entran en escena Gary Oldman y Harrison Ford. Hay que rendirles reverencia a estos dos enormes actores, a estas leyendas vivas del cine. Cada vez que entran en escena, todo lo demás desaparece. Y cuando chocan, se sacan chispas. Logran que el filme entero valga la pena ser visto, más allá de ser mediocre y previsible - a diferencia del libro, que es todo lo contrario-.
Paranoia es una adaptación regular de un muy buen libro que logra ser rescatada por dos muy buenos actores y dos leyendas vivas de Hollywood. No hay mucho más que pedirle a un director que no ha logrado igualar siquiera su great hit (en singular sueña deprimente). El casting paga la entrada de un thriller bastante malo. Si tienen tiempo en sus manos y no hay nada mejor, vayan a verla. Y si no esperen a que salga el DVD solo para ver la contienda entre Ford y Oldman, que están maravillosos como siempre.
Puntaje: 6.5/10
viernes, 27 de diciembre de 2013
Machete Kills
Aún para quienes no son grandes fanáticos
del Grindhouse, es muy difícil discutir el talento del polifacético y
excéntrico director, productor y compositor Robert Rodríguez. El evil twin de
Quentin Tarantino – con quien ha realizado un proyecto doble como homenaje al
viejo cine Clase B del cual ambos son tanto exponentes como fanáticos- ha
logrado estar siempre un paso adelante de nuestra imaginación con sus
realizaciones de las cuales se pueden destacar unas cuantas: From Dusk Till
Dawn, The Faculty, El Mariachi,
Desperado, Once Upon A Time In Mexico, Sin City, Spy Kids, Planet Terror,
Machete y Shorts. Hay pocos filmes de Rodríguez que
puedan ser calificados como “malos”, aunque es verdad que hubo algunos
productos como la saga de Spy Kids que demostraron su veloz agotamiento tras el
éxito de la primera parte y otros como The Adventures Of Sharkboy And Lava Girl
que directamente no parecía ser una película suya. Dejando de lado la parte más
“infantil” (que en realidad no lo es tanto) de su filmografía, en sus
largometrajes siempre tenemos el gusto de encontrarnos con un cruce entre el
viejo y querido Western y el Clase B – con todo su humor negro e irreverencia-
más burdo y sangriento que los estrictos pero ambivalentes cánones de Hollywood
puedan tolerar. Cuando en 2007 junto a su amigo Tarantino decidió el Grindhouse
Double Feature, entre los dos prepararon una serie de trailers falsos siendo
uno de estos el de Machete. Se nos presentaba al actor fetiche de Rodríguez,
Danny Trejo, como un ex Federal baleado por la mafia y dejado morir en un
incendio que volvía por su venganza. Sus armas eran decenas de machetes y armas
de toda clase. Al público le encantó la idea y comenzó a pedir que se
convirtiese realmente en una película. Lo que comenzó como un chiste mutó en un
muy buen filme estrenado en el año 2010 plagado de estrellas como Robert De
Niro, Lindsay Lohan, Jessica Alba, Michelle Rodríguez y hasta Don Johnson
que funcionó de maravillas. La secuela tardó tres años, pero para quien les
escribe esta no fue ninguna decepción. Es más, hasta logró magnificar todo lo
que se había visto en la primera parte y hacerla mucho más divertida.
El filme abre con otro falso trailer tras
la cortina que todos los fanáticos de Tarantino y Rodríguez ya conocemos de
memoria. Es el delirio total y si llega a materializarse sería la culminación
de la locura del director. Machete Kills Again…In Space – un híbrido entre
Machete y Star Wars, con espadas láser incluidas- apunta a ser una de las
cintas más locas y bizarras que se haya visto en estos últimos años. La
historia retoma desde donde había quedado antes y desde el vamos es pura
sangre. Pero nada se compara al momento en el que el protagonista saca el famoso machete
y comienza a matar enemigos (incluido un tipo partido al medio). La Agente Sartana (Jessica
Alba) muere en un operativo en manos de un misterioso hombre enmascarado. Esto
llena de ira y dolor a Machete que decide vengar la muerte de su compañera. En el medio de su cruzada, es secuestrado. Cuando está al borde de su muerte, recibe un llamado del mismísimo Presidente
de los Estados Unidos (un enorme Charlie Sheen, presentado como Carlos Estévez)
que tiene un trabajo para él y The Network, esa red de latinos dirigida por She
(Michelle Rodríguez) con la que había luchado codo a codo poco tiempo atrás.
Ayudado por Miss San Antonio (Amber Heard) y Mendez un revolucionario esquizofrénico (Demian
Bichir) intentará salvar el mundo de las manos de un mesiánico traficante de
armas llamado Voz (Mel Gibson).
Charlie Sheen se roba la película en todas
sus intervenciones. Su entrada es genial y sus escenas tomando tequila en el
Despacho Oval, fumando como una chimenea, puteando cada dos palabras y en la
cama con varias mujeres son hilarantes. Es una muy buena parodia de sí mismo
realizada con mucho talento, humor y sin haber cobrado dos pesos. Danny Trejo
demuestra que está hecho para ser Machete o lo que Robert Rodríguez le ponga
adelante. Su personaje, un spin off inesperado de Spy Kids, es genial y duro como una roca.
Su costado de sex symbol es muy gracioso y sigue sin pestañear a la hora de
cortar en mil pedacitos a cualquiera que se interponga en su camino. Amber
Heard está francamente muy bien en un papel no tan exigente y lo que más
resalta es su química con Trejo. Sofía Vergara brilla como Desdemona, la cruel y sádica madama de
prostíbulo cuyo staff es en realidad un grupo de asesinas implacables vestidas
de cuero y látex. Dos elementos clave: el corpiño ametralladora y la pistola
pélvica, además de la locura y los chillidos insufribles que emite cada vez que se enfrenta a nuestro héroe.
Vanessa Hudgens interpreta a un personaje similar al de Lindsay Lohan en la
precuela y confirma que no es más una chica Disney. Vuelve a hacer un buen
trabajo y quedan ganas de que su participación sea un poco más larga. Demian
Bichir juega muy bien la esquizofrenia de su personaje, que de a ratos es un
revolucionario de izquierda y por otros es un narcotraficante implacable. La
aparición de Lady Gaga como la asesina a sueldo La Chameleón y de los actores que conforman su disfraz (Antonio
Banderas, Cuba Gooding Junior) no merece más que esta simple mención, aunque el personaje no desentona para nada. Mel
Gibson como un grotesco mercader de la muerte continúa demostrando que la
industria ha cometido un gravísimo error al darle la espalda por sus exabruptos
públicos.
Machete Kills es un filme que resume a la
perfección el Clase B y aún mejor que su antecesor. Está lleno de sangre y
sexo, pero potenciado al infinito. Esto sucede porque trabaja en clave de auto
parodia y uno de los efectos más prominentes es esta exageración del original.
La estética sigue siendo la que nos acostumbra Rodríguez y debo decir que el
efecto – tanto visual como en los cortes que parecen hechos a machetazos, je-
de cinta de dudosa calidad cada día me gusta más. Las menciones continuas a la
cultura popular mexicana le suman un mayor atractivo, al menos para mí que me
encanta todo lo que tenga que ver con ese tema.
Machete Kills no defrauda en ningún momento
y logra renovar exitosamente una historia que no parecía tener mucho más vuelo
que un solo filme. La creatividad del director no parece agotarse nunca y la
idea del espacio sirve como confirmación de esta premisa. Si buscan sangre,
sexo y disparos pero multiplicados en cantidades inauditas, esta es su próxima
parada. Impecable trabajo de Robert Rodríguez que al reírse de su propio
trabajo, y para regocijo de todos nosotros, logra mejorarlo a sobremanera.
Puntaje:
9/10
Assault On Wall Street
Me encontré
con Assault On Wall Street de casualidad. No le presté demasiada atención pero me sorprendió que muchos críticos a los que sigo habitualmente la
hayan puntuado bien. No parecía ser un filme con un gran presupuesto y en principio solo
tenía una cara semi-conocida (Dominic Purcell, sí el grandote de Prison Break) como protagonista. Sin
nada que perder y con un poco de tiempo en mis manos, me senté a ver de qué se
trataba. El experimento de Uwe Boll es previsible pero no por ello deja de ser
entretenido. Veamos las razones que sostienen mi argumento.
La película comienza con
varios noticieros superpuestos de los días en los que Lehman Brothers quebró y
comenzó la enésima crisis de Wall Street en 2008. El director nos muestra hacia
donde apunta su mensaje con la escena inicial: el directorio de una empresa a
punto de quebrar, Lehman claro está, se encuentra reunido y en estado de
emergencia. Los ejecutivos dicen que no importa cuantos clientes lo pierdan
todo, que solamente hay que salvar a la compañía. Los socios y accionistas son
los que merecen la salvación pues los clientes siempre están felices cuando
ganan especulando. Es decir, ahora que perdieron se tienen que joder. Claro que
es mucho más profunda la cuestión, ya que no necesariamente fueron las personas
dueñas del dinero las que apostaron todo en activos tóxicos sino sus brokers. Pero
para las altas esferas de Wall Street, todo es un círculo vicioso en el que
siempre salen ganando ellos a costa de los ciudadanos comunes. Jim (Dominic Purcell) y Rosie (Erin Karpluk) son una
pareja que se encuentra pasando muchas turbulencias económicas debido a los
problemas de salud de ella. Su tumor en el cerebro desapareció pero debe
continuar con su tratamiento pues es muy probable que haya dejado graves
secuelas. Más allá de trabajar a sobreturno en varios trabajos, Jim no logra juntar el dinero
suficiente para pagar un seguro que cubra todo este procedimiento. Es el
símbolo de muchos de los que perdieron su dinero en 2008: buena gente y
honesto, un trabajador que fue embaucado por la persona que manejaba sus
ganancias. Su pensión y ahorros de toda la vida, como los de tantos otros, se
fueron al tacho de basura tras la quiebra de Lehman Brothers. A medida que los
días pasan, todo parece empeorar. Ante un sistema injusto hay dos opciones:
agacharse o tomar el toro por las astas (metáfora más que válida en este caso).
Primero se somete y trata de ir por el buen camino, pero cuando el amor de su
vida se suicida por considerarse la culpable de todo lo que les sucede,
comienza el camino de la venganza.
Purcell está muy bien en un rol
simple donde solo se necesita tener músculos y disparar varias armas. Logra
erigirse convincentemente como un soldado del pueblo, como la voz de todos los
arruinados por la avaricia y la corrupción de Wall Street. Sin duda alguna, a
cualquiera de nosotros se nos pasó por la cabeza hacer lo que Jim hace en la
segunda mitad del filme. Los demás actores acompañan bien - tenemos a Keith David, un secundario famoso a esta altura- y como perlita
tenemos el regreso de Edward Furlong (sí, sí el jovencísimo John Connor en Terminator 2:
Judgement Day) que con varios kilos demás vuelve a la pantalla con una
actuación razonable y simpática. La secuencia de acción final, esencial en este
género, no decepciona y por suerte evita la moralina.
Assault On Wall Street no
es una obra del séptimo arte, pero si un frenético thriller. No hay gran profundidad en el guión ni actuaciones descollantes, pero si una historia bien armada y sólidas interpretaciones. Las
escenas de acción son buenas, pero lamentablemente se amontonan sobre el final. Los diálogos están
bien llevados y la crisis muy bien descripta. Los actores tienen química entre
sí y Furlong resalta sobre todo por el tiempo que llevaba lejos de los flashes y los sets
de filmación. Más allá de hasta haberme parecido un poco larga (le sobra casi
media hora), logró entretenerme bastante. Si eso es lo que cuenta, bienvenida
sea. Échenle una mirada que sirve para pasar el rato y hasta un poco más.
Big Sur
Ahora que con casi dos años de retraso llega a nuestras pantallas On The Road de Walter Salles, podemos especular con que Big Sur – y solo si es que llega a verse por estas pampas- estará disponible para ser exhibida en una sala de cine a fines de 2015. Ojala no sea así, aunque admito que mis expectativas no son muy altas. Como lector de su obra, soy un gran fanático de Jack Kerouac. Lo considero uno de los grandes escritores de la historia y, junto al poeta Allen Ginsberg, la piedra basal de lo que fue la Generación Beat. Sus textos son la voz de una generación que volvía de la guerra y se encontraba con que nada era lo mismo. Que todo había cambiado para siempre. En disconformidad con el sistema, muchos jóvenes decidieron lanzarse a la carretera – real o metafórica- para poder hacer su propio destino y encontrar de una vez por todas la verdadera libertad. Una especie de barajar y dar de nuevo ante un mundo y una sociedad de los que no se sentían parte (ni querían serlo). On The Road fue un éxito imprevisible, una crónica aguda y dolorosa de una Norteamérica que parecía escondida debajo de la alfombra. Pero para este escritor maldito, fue demasiado. Big Sur fue el libro que salió de todo el proceso que Kerouac vivió tras ingresar a la elite de la escritura. Y resultó ser aún más profundo y doloroso que su trabajo previo.
Big Sur funciona como una reflexión existencialista. Kerouac es una persona cansada que no puede entregarse al amor o a ninguna sensación más que el dolor y la soledad. Los fantasmas que siempre lo acecharon finalmente logran dar con él y se le colocan enfrente. Si bien él quiere que todo sea como antes, en aquellos años de oro, no va a tener otra opción que lograr superar sus angustiosos asuntos inconclusos para poder seguir adelante. La adaptación del libro es muy buena, siendo muy fiel al original. Sin dudas que es un texto menos complejo y maratónico que On The Road, pero tiene sus pliegues a la hora de ser trasladado hacia cualquier otro formato.
Las interpretaciones son excelentes y llenan cada una de las escenas. No hay espacio que quede sin ocupar. Jean-Marc Barr como Jack Kerouac y Josh Lucas como Neal Cassidy son quienes resaltan. Kate Bosworth cumple con creces interpretando a la joven y enamorada amante del protagonista. La dirección a cargo de Michael Polish es buena y las imágenes son hermosas. El trabajo de edición del momento en el que Kerouac comienza a delirar es digno de mención. Ahora solo resta que Big Sur llegue a la Argentina, algo que no es tan simple como parece.
Puntaje: 8/10
miércoles, 18 de diciembre de 2013
Haunter
Vicenzo Natali no es alguien de renombre en Hollywood. Su labor ha pasado por debajo de mi radar, y eso que suelo buscar mucho dentro del circuito Indie que es el lugar donde siempre encuentro las mejores películas. Las críticas ambivalentes me hicieron dudar al respecto de si ver o no ver Haunter pero su actriz principal es la excelente Abigail Breslin, que se encuentra en pleno ascenso, lo que me bastó para elegir la opción positiva. El resultado fue que tuve el gusto de ver una película muy interesante y bastante original más allá de poseer un guión predecible desde el momento en el que logramos descifrar la misteriosa situación inicial.
La historia funciona como un loop eterno en el que la adolescente Lisa (Abigail Breslin) vive junto a su familia el mismo día de manera constante. Todos los días se va a dormir y al despertar vive exactamente las mismas situaciones que el día anterior. Esto genera una gran intriga en ella, que además no puede entender por qué su familia no se da cuenta de la situación. Tampoco puede salir de su casa que está rodeada por una espesa niebla y parece estar destinada a una oscuridad eterna. Pero a medida que va avanzando sobre los hechos, comienza a recibir mensajes que parecen provenir desde el más allá. Muy pronto se dará cuenta que lo que ella vive continuamente es el último día de su vida, perdida en manos de un macabro asesino que siempre se encuentra en la búsqueda de nuevas víctimas. Lisa comenzará a contactarse con el lado de los vivos para poder salvar a otra muchacha de sufrir el mismo destino que ella y tantas otras adolescentes en el pasado.
La dirección es muy buena y los diferentes mundos se entrecruzan de una manera impecable. El juego de planos temporales es un lujo y vemos siempre el filme desde los ojos de su protagonista. No hay lugar para la confusión y eso que los escenarios y las épocas se mezclan en todo momento. Hay algún que otro susto, pero no es el objetivo central de Haunter el asustar de manera frenética. El guión, como ya explique, es más bien predecible - combina elementos de The Others y The Amityville Horror- pero no por eso deja de ser eficaz. Una atmósfera densa como la niebla que circunda la casa y oscura hacen que sea una película que sostiene la tensión de principio a fin.
Abigail Breslin vuelve a entregarnos una muy buena actuación y confirma que el crédito que se le ha dado no es en vano. Stephen McHattie demuestra que nació para hacer personajes tenebrosos, como su recordada actuación en la más que perturbadora y magnífica Pontypool. No hay mucho más que decir de Haunter, una muy buena película que sorpresivamente no tuvo mucha prensa ni fue muy elogiada por la crítica internacional. La recomiendo para algo más que pasar el rato. Si les gustan los filmes de fantasmas y misterio, Haunter debería ser su próxima elección.
Puntaje: 8/10
La historia funciona como un loop eterno en el que la adolescente Lisa (Abigail Breslin) vive junto a su familia el mismo día de manera constante. Todos los días se va a dormir y al despertar vive exactamente las mismas situaciones que el día anterior. Esto genera una gran intriga en ella, que además no puede entender por qué su familia no se da cuenta de la situación. Tampoco puede salir de su casa que está rodeada por una espesa niebla y parece estar destinada a una oscuridad eterna. Pero a medida que va avanzando sobre los hechos, comienza a recibir mensajes que parecen provenir desde el más allá. Muy pronto se dará cuenta que lo que ella vive continuamente es el último día de su vida, perdida en manos de un macabro asesino que siempre se encuentra en la búsqueda de nuevas víctimas. Lisa comenzará a contactarse con el lado de los vivos para poder salvar a otra muchacha de sufrir el mismo destino que ella y tantas otras adolescentes en el pasado.
La dirección es muy buena y los diferentes mundos se entrecruzan de una manera impecable. El juego de planos temporales es un lujo y vemos siempre el filme desde los ojos de su protagonista. No hay lugar para la confusión y eso que los escenarios y las épocas se mezclan en todo momento. Hay algún que otro susto, pero no es el objetivo central de Haunter el asustar de manera frenética. El guión, como ya explique, es más bien predecible - combina elementos de The Others y The Amityville Horror- pero no por eso deja de ser eficaz. Una atmósfera densa como la niebla que circunda la casa y oscura hacen que sea una película que sostiene la tensión de principio a fin.
Abigail Breslin vuelve a entregarnos una muy buena actuación y confirma que el crédito que se le ha dado no es en vano. Stephen McHattie demuestra que nació para hacer personajes tenebrosos, como su recordada actuación en la más que perturbadora y magnífica Pontypool. No hay mucho más que decir de Haunter, una muy buena película que sorpresivamente no tuvo mucha prensa ni fue muy elogiada por la crítica internacional. La recomiendo para algo más que pasar el rato. Si les gustan los filmes de fantasmas y misterio, Haunter debería ser su próxima elección.
Puntaje: 8/10
The Last Days On Mars

Situada en un futuro no tan lejano, la primera misión tripulada a Marte se encuentra allí recolectando especímenes y monitoreando los índices del planeta rojo. La conquista no esta materializada, pero los avances logrados han acercado a la humanidad un paso más cerca de Marte. Vincent Campbell (Liev Schreiber) es uno de los líderes del equipo, que está transcurriendo sus últimos días antes de partir de regreso a la tierra. Cuando uno de sus compañeros encuentra una bacteria que está viva, decide quedarse con todo el crédito. Para ello va al mismo lugar donde encontró el primer ejemplar para así poder recolectar más de estos. Pero un profundo y oscuro cráter se abre debajo suyo haciéndolo desaparecer sin dejar rastro. El resto del equipo queda devastado y va a ser la búsqueda empecinada de su compañero la que los lleve a a enfrentarse con una fuerza misteriosa y maligna que los acecha e irá atacándolos uno por uno. La misión deja de ser el principal objetivo, que pasa a ser sobrevivir y llegar a la nave que los va a depositar nuevamente en el planeta tierra.
Como se puede apreciar, no estamos ante una historia novedosa sino más bien ante un collage de Alien - varias escenas son un calco-, Prometheus, Apollo 18 y The Thing. La idea de que en el espacio nadie te escucha y una amenaza o epidemia que va creciendo y acorralando a los humanos no es original. Pero si está bien llevada adelante, como en este caso, puede generar una atmósfera densa y sombría que no deje lugar alguno para la esperanza. Los pocos que sobreviven de a poco se van dando cuenta que están solos, que no tienen a nadie que los pueda salvar más que ellos mismos y que tampoco pueden correr hacia ningún lugar. Lo que sobresale en The Last Days On Mars es el planteo de que más allá del ente que no quiere dejarlos regresar vivos a la tierra, el verdadero centro del conflicto es el grupo de seres humanos que hace meses conviven en una aparente armonía y trabajando en equipo. Pero es sabido que ante una situación de crisis todas las miserias humanas quedan expuestas siendo este el momento en el que uno se da cuenta que el mayor peligro puede ser la persona que está al lado suyo. El manejo de esta cuestión es impecable y logra sumarle unos puntos ya que si bien no es algo que no hayamos visto, no hay dudas de que es algo muy complicado de lograr.
La trama está muy bien llevada adelante por Liev Schreiber que cubre todos los baches de los demás actores demostrando su talento y su flexibilidad. Me sorprendió ver semejante estrella en un filme que no está a su altura ya desde el cartel publicitario pero - y para el beneficio del filme- su performance es muy buena tal como nos tiene acostumbrados hace un largo rato. Otro punto favorable es que la sub-trama romántica no es pegajosa ni termina siendo clave con lo que el desarrollo de la historia gana en agilidad. Como ya se mencionó, la atmósfera está bien construida y sostenida. La tensión y la desesperación son constantes y logran contagiar al espectador. Demás está decir que la imagen es impactante, requisito fundamental para este tipo de largometrajes.
The Last Days On Mars es una razonable película de ciencia ficción. Más allá de que su argumento es una mezcla entre varios de los más grandes exponentes del género, a uno nunca le dan ganas de dejar de verla. Si quieren pasar el rato y ver como un grupo de personas lucha por sobrevivir en un laberinto que no parece tener salida, les recomiendo que la miren. Y si no, tan solo denle una oportunidad por ser un poco más interesante que el plomazo de Prometheus.
Puntaje: 5/10
sábado, 30 de noviembre de 2013
The Way Way Back
No se si lo dije alguna vez aquí, pero Adventureland (2009) - esa comedia dramática ochentosa llena de encanto, buena música, mejores actuaciones y mucha tristeza- es una de mis películas preferidas. Detrás de ella vinieron varias otras que intentaban imitarla siguiendo sus reglas básicas ¿Vieron en Scream cuando se explica como todas las cintas de terror tienen un patrón que es seguido a rajatabla casi siempre? Bueno, eso pero con el drama adolescente de verano. La mayoría de ellas es normal, nada del otro mundo, pero este año hubo una que logró terminar con esa tendencia. Hasta puedo decir - y sin ponerme colorado- que en algunos puntos The Way Way Back logró superar a Adventureland, más allá de que en el overall nunca voy a dejar de pensar que esta última sigue siendo la película perfecta.
Duncan (Liam James) es un joven que está ingresando en la adolescencia. Es un muchacho introvertido y por ende completamente antisocial. Su madre Pam (Toni Colette) está pasando una crisis de mediana edad que ha resultado en su relación con Trent (Steve Carrell), un pedante e insufrible ser humano que martiriza constantemente a Trent ante la mirada pasiva de su madre (la escena que abre el filme es más que suficiente para que veamos lo hijo de puta que es el tipo este). Los tres y su nueva hemanastra se van de vacaciones a la costa y aquí comienza una estadía que cambiará para siempre la dura y gris vida de Duncan. Son recibidos por la vecina de Trent, Betty (Allison Janey) y sus dos hijos Sussana (AnnaSophia Robb) y Peter (River Alexander). Tras varias situaciones donde es humillado completamente hasta por su propia madre, decide irse a merodear al parque acuático local. Conoce a uno de los encargados del lugar, Owen (Sam Rockwell) un niño eterno de casi 40 años que decide colocarlo bajo su ala. Así es como encuentra un lugar en el que es valorado por lo que es y donde nadie lo presiona ni lo maltrata. De aquí en más, The Way Way Back se divide en dos partes coexistentes.
El primer escenario del filme es la relación entre Pam y Trent - y todas las subsiguientes-, marcada por la necesidad imperiosa de ella de estar con alguien aún por sobre el que este maltrate a su hijo todo el tiempo. Los dos pertenecen a clases sociales diferentes, siendo Trent quien posee el dinero y el poder, algo que se evidencia en la incomodidad que se respira en todo momento. Pam se obsesiona con cuidar su nuevo status social y personal y por mantener la falsa ilusión de que puede ser parte nuevamente de una familia, al punto de no ver lo evidente. Trent nunca esconde quien verdaderamente es, pero es ella la que no logra darse cuenta de esto durante casi toda la película. Sussana va a darse cuenta de esta situación y de a poco se acercará a Duncan para tratar de conocerlo y ayudarlo. Sabe todo lo que los une - su historia personal y familiar es similar- pero choca con un muro de timidez y soledad cada vez que intenta comunicarse con él. Su relación avanzará gradual y dolorosamente para terminar de una manera positiva y alegre. Todo lo contrario sucederá con la de los dos adultos que de la imagen perfecta del comienzo pasan a la auto-destrucción total de su vínculo desde el momento en el que Pam abre los ojos y escuchar todo lo que su hijo le trataba de decirle acerca de su padrastro. El dolor está presente en iguales cantidades en ambos casos, pero la línea de llegada es completamente inversa en cada uno de ellos.
El parque acuático es el otro escenario de The Way Way Back y - como en Adventureland- es el más importante. Owen terminará siendo la figura paterna que tanto necesitaba el chico y le mostrará la otra cara de un verano que parecía para el olvido. El parque pasa a ser su único hogar - está allí todo el día y a escondidas- y el staff su nueva familia. La idea de un santuario personal es muy clara y funciona de la misma manera que en Adventureland. El verano está representado en esta atracción turística que cierra sus puertas durante el invierno. Es un pequeño bocado de cielo para Duncan en el que se encontrará a si mismo como persona y logrará afrontar sus grandes miedos e incertidumbres.
Las actuaciones son muy buenas y cada uno de los personajes posee una característica que lo hace sobresalir. La mayoría de ellos son muy queribles y simpáticos - en especial el Peter de River Alexander, que posee un ojo de vidrio y una madre que lo vuelve loco- pero hay dos que se llevan todas las palmas. Sam Rockwell sigue demostrando que es un enorme actor y que no hay género que le pueda rehuir. Logra un tono que mezcla la pura comedia con el drama, llegando a emocionar en muchas escenas - la del cierre hace llorar hasta a una piedra-. Steve Carrell es la otra gran confirmación del filme, pues queda en claro que no es solo un comediante. Compone un personaje oscuro y contradictorio que no tiene una sola intervención divertida en toda la historia. Como espectador dan ganas de pegarle desde el comienzo y al final esas ganas están intactas, demostrándose así que su trabajo es excelente. La única actuación que no me gustó fue la de Toni Colette, pero esta cuestión es puramente subjetiva ya que nunca fui fanático del estilo de esta actriz a la que veo como poco talentosa y muy forzada.
The Way Way Back es un digno producto de Adventureland que se despega de esta en dos cuestiones: el centro de todo no es lo romántico y no posee un final, digamos, esperable. Si bien ambas cintas son excelentes y comparten una serie de elementos - y varias escenas que son directamente un choreo a Adventureland, como la del 4 de Julio y los fuegos artificiales-, las relaciones que rodean a los protagonistas principales están más profundizadas en la película que aquí nos compete (algo que no era necesario en la historia filmada por Greg Mottola, pero que vale la pena marcar como diferencia). Al final, lo que desde el comienzo se nos vende como una historia romántica, termina siendo la de un chico que se descubre a sí mismo. Que se da cuenta que si bien el mundo no es perfecto, siempre se puede encontrar una solución aún en los lugares en los que uno jamás creyó posible. La identificación con el personaje principal está asegurada en la mayoría de los casos. Como bien reza el póster promocional: "We've all been there". Las escenas finales son hermosas y redondean una película que supera la media generada pos-Adventureland y que por ser algo diferente a esta llega a volar alto. Pero no sé, más allá de esto, yo todavía me quedo con la complejidad, la adultez y la música del filme de Mottola. Y sobre todo con James Brennan y Em Lewin, que siguen siendo una de mis parejas preferidas en la historia del cine.
Puntaje: 9/10
lunes, 25 de noviembre de 2013
Lovelace
Linda Lovelace fue una actriz mediocre que se hizo famosa por protagonizar Deepthroat, uno de los más grandes éxitos de la industria pornográfica. Fue una mujer abusada laboral y físicamente por su marido que durante el tiempo que estuvo en la cima del mundo controló cada aspecto de su vida. Hay varios libros y documentales acerca de esta mujer que no era para nada linda pero que marcó una época. Lovelace, una razonable biopic, no agrega muchas cosas a lo que todos sabemos aunque es una interesante manera de adentrarse en lo que era el negocio de la pornografía en los años y en lo que fueron esos turbulentos momentos de fama para Linda Lovelace.
El filme se centra en la relación de Linda (Amanda Seyfried) con su marido Chuck (Peter Sarsgaard) que comienza siendo un cuento de hadas para terminar convirtiéndose en la peor de las pesadillas. Al poco tiempo de haberse casado, él no duda ni un segundo a la hora de entregarla a la industria del cine pornográfico para poder hacerse millonario a costa de su trabajo. Los productores no ven nada maravilloso en la joven al principio, cuando Chuck les muestra lo que ella puede hacer (de aquí el nombre de la tan famosa película) estos no lo piensan dos veces y la contratan para realizar un super producción que terminaría cambiando la manera en que la audiencia - por lo general bastante asqueada y prejuiciosa al respecto- de ver este tipo de películas. Desde aquí en más, la trama pasa a ser un verdadero drama en el que Linda debe luchar para sobrevivir a su esposo y también a los lineamientos tradicionales y represivos de esa época (vean la escena en la que discute con su madre, una impecable e irreconocible Sharon Stone, acerca de los golpes que le propina Chuck). En medio de todo esto, consigue una fama tan grande que termina por asfixiarla y por la que se planteará dejar todo atrás y comenzar de nuevo. El camino a la liberación de todas sus ataduras fue más que tortuoso y en esto es en lo que Lovelace es efectivo.
Las actuaciones son lo mejor de la película. Amanda Seyfried hace un muy buen trabajo, más allá de no ser para nada parecida - para bien, claro- a Linda Lovelace, y logra componer un personaje muy creíble que posee todo su sufrimiento a flor de piel pero que no logra que nadie la ayude. Sin desnudos ni escenas subidas de tono, logra imprimirle muy buen ritmo y sentimiento a la historia. Peter Sarsgaard cumple con creces en su interpretación de un hombre que si bien ama a su mujer, la única manera que conoce de relacionarse con ella es mediante la explotación y el abuso. Su Chuck es de a ratos un verdadero monstruo pero en el fondo es solamente un pobre desgraciado, un fracasado que canaliza todas sus frustraciones golpeando a Linda. Robert Patrick y Sharon Stone brillan en su rol de los padres de Linda, que sin dudas la aman y están orgullosos de ella (en especial él) pero que no logran vencer el sentido común de ese momento histórico. Adam Brody como Harry Reems (su partenaire en Deepthroat) y James Franco como un joven Hugh Hefner completan un muy buen elenco que no falla en ningún momento.
Si bien la estética setentosa es impecable, Lovelace peca principalmente por su superficialidad. El cierre es más bien abrupto y la segunda parte del filme parece filmada en Fast Forward. Da la sensación de que Rob Epstein y Jeffrey Friedman solo quisieron presentar los conflictos, desarrollarlos lo suficiente como para conformar a la audiencia y luego cobrar el cheque. No es una mala película, pero podría haber sido un poco mejor sin duda alguna.
Puntaje: 5.5/10
El filme se centra en la relación de Linda (Amanda Seyfried) con su marido Chuck (Peter Sarsgaard) que comienza siendo un cuento de hadas para terminar convirtiéndose en la peor de las pesadillas. Al poco tiempo de haberse casado, él no duda ni un segundo a la hora de entregarla a la industria del cine pornográfico para poder hacerse millonario a costa de su trabajo. Los productores no ven nada maravilloso en la joven al principio, cuando Chuck les muestra lo que ella puede hacer (de aquí el nombre de la tan famosa película) estos no lo piensan dos veces y la contratan para realizar un super producción que terminaría cambiando la manera en que la audiencia - por lo general bastante asqueada y prejuiciosa al respecto- de ver este tipo de películas. Desde aquí en más, la trama pasa a ser un verdadero drama en el que Linda debe luchar para sobrevivir a su esposo y también a los lineamientos tradicionales y represivos de esa época (vean la escena en la que discute con su madre, una impecable e irreconocible Sharon Stone, acerca de los golpes que le propina Chuck). En medio de todo esto, consigue una fama tan grande que termina por asfixiarla y por la que se planteará dejar todo atrás y comenzar de nuevo. El camino a la liberación de todas sus ataduras fue más que tortuoso y en esto es en lo que Lovelace es efectivo.
Las actuaciones son lo mejor de la película. Amanda Seyfried hace un muy buen trabajo, más allá de no ser para nada parecida - para bien, claro- a Linda Lovelace, y logra componer un personaje muy creíble que posee todo su sufrimiento a flor de piel pero que no logra que nadie la ayude. Sin desnudos ni escenas subidas de tono, logra imprimirle muy buen ritmo y sentimiento a la historia. Peter Sarsgaard cumple con creces en su interpretación de un hombre que si bien ama a su mujer, la única manera que conoce de relacionarse con ella es mediante la explotación y el abuso. Su Chuck es de a ratos un verdadero monstruo pero en el fondo es solamente un pobre desgraciado, un fracasado que canaliza todas sus frustraciones golpeando a Linda. Robert Patrick y Sharon Stone brillan en su rol de los padres de Linda, que sin dudas la aman y están orgullosos de ella (en especial él) pero que no logran vencer el sentido común de ese momento histórico. Adam Brody como Harry Reems (su partenaire en Deepthroat) y James Franco como un joven Hugh Hefner completan un muy buen elenco que no falla en ningún momento.
Si bien la estética setentosa es impecable, Lovelace peca principalmente por su superficialidad. El cierre es más bien abrupto y la segunda parte del filme parece filmada en Fast Forward. Da la sensación de que Rob Epstein y Jeffrey Friedman solo quisieron presentar los conflictos, desarrollarlos lo suficiente como para conformar a la audiencia y luego cobrar el cheque. No es una mala película, pero podría haber sido un poco mejor sin duda alguna.
Puntaje: 5.5/10
viernes, 22 de noviembre de 2013
The Iceman
Este año ya tuvimos por nuestras pantallas The Frozen Ground, un buen filme que nos contaba la historia de un oscuro y macabro asesino de mujeres en Alaska. No soy un gran fanático de este tipo de biopics porque - más allá de siempre tratar temas que me interesan mucho, como la mente y las motivaciones de los asesinos más terribles de la historia- tienden a repetirse en sus argumentos y en la manera de ser filmadas. La historia de Richard Kuklinski me era desconocida hasta que escuché hablar de The Iceman. Busqué sus datos en Internet y me encontré con uno de los más feroces asesinos a sangre fría que Estados Unidos supo conocer. Durante muchos años, esta persona trabajó como sicario para la mafia y cometió cientos de matanzas. Decidí darle una oportunidad a la película y si bien mantiene varias similitudes con el primer filme que mencioné, las actuaciones son mucho mejores y posee mucho más ritmo y acción que este.
Richard Kuklinski (el gran Michael Shannon) es un empleado de la mafia. Trabaja revelando películas porno para ellos y lleva una vida austera pero tranquila. Un día su jefe Roy Demeo (Ray Liotta) lo convoca a una reunión en la que le propone trabajar como asesino a sueldo para él. El negocio del porno no estaba pasando un buen momento e iba a ser dejado de lado por la mafia, entonces a Richard no le queda otra que aceptar. Al poco tiempo conoce a quien será su mujer y madre de sus dos hijas, Deborah Pellicotti (Winona Ryder) y mientras avanza su relación también lo hace su gusto por matar personas. Ejecuta las órdenes recibidas con una efectividad y frialdad absolutas, por lo que - y junto a su particular modo de deshacerse de los cadáveres- se gana el apodo que da nombre al filme. Todo el mundo comienza a hablar de él, pero nadie sabe realmente quien es. El dinero comienza a rebasar sus bolsillos y junto a su familia comienza a vivir una vida llena de comodidades en un barrio de lujo. Nadie más que él y sus jefes saben cual es su verdadera profesión, hasta que las vidas que venía llevando en paralelo comienzan a tocarse peligrosamente. Tras un problema con otro grupo local, Demeo deja sin trabajo a Kuklinski. En su desesperación por no poder seguir matando personas y sostener el nivel de vida que lleva adelante, se asocia con Robert "Mr.Freezy" Pronge (Chris Evans) para continuar trabajando de manera encubierta. Lo cabos comienzan a quedar sueltos y el cerco se va cerrando sobre Richard que ve como, gracias a la paranoia que lo consume, el balance entre su vida criminal y su vida personal es destruido por completo.
La elección del personaje es interesante. Es bueno remarcar que no estamos ante la historia de un psicópata - como se insinúa en todas las publicidades y comentarios- sino la de un mercenario. Kuklinski era un hombre común, el típico average joe, que un día descubrió que tenía mucho talento para matar. Además, era una actividad que le reportaba un muy buen ingreso. El tema del gusto por asesinar no tiene que ver con el placer o la diversión que el siente sino con el hecho de que los sentimientos son algo ajeno para él. A excepción de su familia, todas las demás vidas son desechables. No hay moral ni ética en alguien que es un burócrata perfecto: un hombre gris que ejecuta sus tareas sin cuestionarlas y sin conocer claramente el por qué de sus asesinatos - más allá de cobrar una deuda, por ejemplo-. Michael Shannon vuelve a probar que los villanos son lo suyo y se despacha con un Kuklinski perfecto. Su cara de sufrimiento y la pasión que le imprime a sus performances logran llenar la pantalla. Winona Ryder se lleva todos los aplausos con su composición de una esposa que ama a su marido y que no tiene la más remota idea de que es lo que sostiene su vida de ensueño. Ray Liotta, y ya lo he dicho varias veces, repite el mismo rol de siempre (o policía corrupto o jefe de la mafia) y por ende aburre mucho. Chris Evans no está mal, pero su elección para interpretar a Pronge es una de esas que te deja pensando si verdaderamente fue o no la decisión correcta.
La atmósfera es muy oscura y nos remite a la Alaska de The Frozen Ground. La luz está ausente en casi todo momento y cuando es de día, las nubes grises cubren el cielo. Ariel Vromen, en su primer filme grande, no decepciona y realiza un trabajo correcto - pero no osado- con buenos enfoques y una historia bien contada. The Iceman mezcla muy bien el drama autobiográfico con el thriller criminal y consigue salir bastante bien parada con algunas escenas que son memorables. La recomiendo para pasar el rato, pero no la miren un día gris o lluvioso porque los va a deprimir mucho.
Puntaje: 6.5/10
Richard Kuklinski (el gran Michael Shannon) es un empleado de la mafia. Trabaja revelando películas porno para ellos y lleva una vida austera pero tranquila. Un día su jefe Roy Demeo (Ray Liotta) lo convoca a una reunión en la que le propone trabajar como asesino a sueldo para él. El negocio del porno no estaba pasando un buen momento e iba a ser dejado de lado por la mafia, entonces a Richard no le queda otra que aceptar. Al poco tiempo conoce a quien será su mujer y madre de sus dos hijas, Deborah Pellicotti (Winona Ryder) y mientras avanza su relación también lo hace su gusto por matar personas. Ejecuta las órdenes recibidas con una efectividad y frialdad absolutas, por lo que - y junto a su particular modo de deshacerse de los cadáveres- se gana el apodo que da nombre al filme. Todo el mundo comienza a hablar de él, pero nadie sabe realmente quien es. El dinero comienza a rebasar sus bolsillos y junto a su familia comienza a vivir una vida llena de comodidades en un barrio de lujo. Nadie más que él y sus jefes saben cual es su verdadera profesión, hasta que las vidas que venía llevando en paralelo comienzan a tocarse peligrosamente. Tras un problema con otro grupo local, Demeo deja sin trabajo a Kuklinski. En su desesperación por no poder seguir matando personas y sostener el nivel de vida que lleva adelante, se asocia con Robert "Mr.Freezy" Pronge (Chris Evans) para continuar trabajando de manera encubierta. Lo cabos comienzan a quedar sueltos y el cerco se va cerrando sobre Richard que ve como, gracias a la paranoia que lo consume, el balance entre su vida criminal y su vida personal es destruido por completo.
La elección del personaje es interesante. Es bueno remarcar que no estamos ante la historia de un psicópata - como se insinúa en todas las publicidades y comentarios- sino la de un mercenario. Kuklinski era un hombre común, el típico average joe, que un día descubrió que tenía mucho talento para matar. Además, era una actividad que le reportaba un muy buen ingreso. El tema del gusto por asesinar no tiene que ver con el placer o la diversión que el siente sino con el hecho de que los sentimientos son algo ajeno para él. A excepción de su familia, todas las demás vidas son desechables. No hay moral ni ética en alguien que es un burócrata perfecto: un hombre gris que ejecuta sus tareas sin cuestionarlas y sin conocer claramente el por qué de sus asesinatos - más allá de cobrar una deuda, por ejemplo-. Michael Shannon vuelve a probar que los villanos son lo suyo y se despacha con un Kuklinski perfecto. Su cara de sufrimiento y la pasión que le imprime a sus performances logran llenar la pantalla. Winona Ryder se lleva todos los aplausos con su composición de una esposa que ama a su marido y que no tiene la más remota idea de que es lo que sostiene su vida de ensueño. Ray Liotta, y ya lo he dicho varias veces, repite el mismo rol de siempre (o policía corrupto o jefe de la mafia) y por ende aburre mucho. Chris Evans no está mal, pero su elección para interpretar a Pronge es una de esas que te deja pensando si verdaderamente fue o no la decisión correcta.
La atmósfera es muy oscura y nos remite a la Alaska de The Frozen Ground. La luz está ausente en casi todo momento y cuando es de día, las nubes grises cubren el cielo. Ariel Vromen, en su primer filme grande, no decepciona y realiza un trabajo correcto - pero no osado- con buenos enfoques y una historia bien contada. The Iceman mezcla muy bien el drama autobiográfico con el thriller criminal y consigue salir bastante bien parada con algunas escenas que son memorables. La recomiendo para pasar el rato, pero no la miren un día gris o lluvioso porque los va a deprimir mucho.
Puntaje: 6.5/10
jueves, 21 de noviembre de 2013
Elysium
El sudafricano Neill Blonkamp es uno de los directores que más me ha entusiasmado en estos últimos años. Saltó a la fama con su corto Alive In Joburg, donde mostraba un encuentro cercano del tercer tipo en medio de Sudáfrica. Peter Jackson encontró el video y se contactó con el joven director para ir juntos a Hollywood que los recibió con los brazos más que abiertos. El corto funcionó como una previa de lo que sería su debut en la pantalla grande: District 9. Este filme nos situaba en la capital del continente africano, en la que una nave espacial estaba varada hace varias décadas. Los extraterrestres - una especie de cucarachas humanoides- no tuvieron otra opción que mezclarse entre los seres humanos, generando un segundo apartheid. De un lado vivían los hombres y del otro, en los establecimientos precarios de las afueras de la ciudad, habitaban estos insectos. Este trasfondo sirve para contar la historia de un agente del gobierno llamado Wikus Van Der Mewe (el gran Sharlto Copley) que es el encargado de liderar los traslados de la población alienígena hacia un campo de refugiados mucho más pequeño y miserable - y agrego que la más grande corporación de armas del mundo es la que lleva adelante esta limpieza bajo contrato gubernamental-. En el transcurso, el protagonista se infecta con un líquido que encuentra en la casa de uno de estos bichos y comienza a convertirse en uno de ellos. Comienza así junto a uno de los especímenes que tanto solía despreciar una carrera para llegar al laboratorio central y conseguir lo necesario para poder reiniciar la nave nodriza (y así poder curarse, volver a ser humano). Pero en paralelo tanto el gobierno como los traficantes de armas buscan hacerse de sus servicios para poder maniobrar las armas extraterrestres, que solo pueden ser operadas por estos. El mensaje político y social es muy claro, la historia es muy entretenida, las dosis de acción son de un muy alto nivel de ejecución y la dirección de Blonkamp es más que impecable. Su segundo largometraje es Elysium y debo decir que estuvo a la altura de mis expectativas más allá de no ser tan redonda como District 9.
La estética - ese mundo desolado y sucio donde viven los marginados enfrentado al lujo y el bienestar de los ricos- y el manejo frenético y preciso (algo muy complicado de lograr) de Blonkamp siguen siendo la gran estrella de sus películas. Veamos de que se trata Elysium: en el año 2154 existen dos mundos y dos tipos de personas. Por un lado está el planeta tierra, destruido y tóxico que es habitado por los sectores sociales más pobres. Por el otro tenemos el planeta Elysium - dirigido con mano de hierro por Delacourt (Jodie Foster)-, que en realidad es una gran plataforma espacial en la que viven cientos de privilegiados que por poseer millones de dólares pueden acceder al privilegio de vivir una vida ideal, sin pobreza ni enfermedades (poseen unas cápsulas para todos los ciudadanos que con un escaneo te curan de cualquier enfermedad). La imagen no puede ser más clara: abajo, en el barro y la suciedad, los pobres y arriba, en el lujo, los millonarios. Se suma el control estricto y represivo de la población urbana mediante robots que siguen todos los movimientos de las personas para evitar focos de insurrección. A lo máximo que pueden aspirar los habitantes de la tierra es a vivir una corta y penosa vida en la que se enfermarán mientras trabajan en condiciones de esclavitud o a morir derribados por las armas anti-aéreas de Elysium cuando intentan ingresar ilegalmente a ese mundo soñado para poder curarse. Max (Matt Damon) es un obrero que lucha a diario con su pasado delictivo, tratando de concentrarse en el trabajo para mantenerse lejos de las malas influencias. La empresa en la que trabaja es dirigida por John Carlyle (William Fitchner) un ciudadano de Elysium que de vez en cuando baja para revisar la situación del negocio. En un día normal, Max le explica a su jefe que una cabina de radiación está trabada. Este lo extorsiona con la posible pérdida del trabajo y lo obliga a solucionar el problema manualmente. El resultado es obvio: el obrero queda atrapado y recibe un baño mortal de radiación. Un robot le indica que le quedan 5 días de vida y le lanza unos painkillers que le harán más ameno el trámite. Frey (Alice Braga) es una ex novia de la infancia de Max y tiene a su hija extremadamente enferma. Más allá de trabajar duramente como enfermera en el hospital local, le es imposible conseguir que su pequeña sea trasladada a Elysium para ser curada. Y aquí está el meollo principal de la película: Max y sus viejos compañeros del crimen le roban a Carlyle un disco rígido con todos los datos de la plataforma espacial (un golpe de estado interno dirigido por Delacourt estaba en marcha y el empresario era parte central de este). Acto seguido, a Max le adhieren al cuerpo una estructura metálica que lo convierte en un arma de guerra para que pueda asaltar Elysium y terminar con tanta injusticia. Max quiere aprovechar sus últimos días para salvar millones de vidas, en especial la de la hija de su viejo amor.
El guión es muy bueno y los choreos son muy claritos: Wall-E, Avatar, la misma Disrict 9 (aunque podemos dejarla afuera si ustedes quieren), Robocop, toda película que incluya a la vigilancia biotecnológica como tema central (I Robot, Minority Report, The Island...). El único problema es al mismo tiempo su mayor virtud: se presta a todo tipo de interpretaciones, que van desde la más política hasta la puramente romántica. Yo creo que amaga con la crítica política y luego termina derivado hacia la historia de amor con lo que el atractivo se reduce un poco. Las actuaciones son muy buenas, destacándose Matt Damon en un rol 100% físico (su transformación corporal es impresionante) y Sharlto Copley que esta vez interpreta a Kruger un agente de campo renegado de Elysium que se encarga de realizar todos los trabajos sucios de los más privilegiados. El antagonismo entre ambos personajes le imprime a Elysium un grado muy alto de violencia y crueldad. La sangre vuela por todas partes - igual que en District 9- así que los que posean estómagos sensibles por favor absténganse. La tierra y ese gran country espacial que es Elysium están construidos de una manera perfecta por el director así como los robots que repiten el estilo de los de su opera prima (entre sucios y modernos).
Elysium es una muy efectiva película de acción dirigida por Neill Blonkamp quien a mi parecer es uno de los grandes directores de este tiempo. La acción rellena por completo la pantalla y el mensaje político - aunque edulcorado- es potente y claro. No llega a ser la gema que es el filme que lo antecede, pero sin lugar a dudas posee todos sus genes.
Puntaje: 8.5/10
La estética - ese mundo desolado y sucio donde viven los marginados enfrentado al lujo y el bienestar de los ricos- y el manejo frenético y preciso (algo muy complicado de lograr) de Blonkamp siguen siendo la gran estrella de sus películas. Veamos de que se trata Elysium: en el año 2154 existen dos mundos y dos tipos de personas. Por un lado está el planeta tierra, destruido y tóxico que es habitado por los sectores sociales más pobres. Por el otro tenemos el planeta Elysium - dirigido con mano de hierro por Delacourt (Jodie Foster)-, que en realidad es una gran plataforma espacial en la que viven cientos de privilegiados que por poseer millones de dólares pueden acceder al privilegio de vivir una vida ideal, sin pobreza ni enfermedades (poseen unas cápsulas para todos los ciudadanos que con un escaneo te curan de cualquier enfermedad). La imagen no puede ser más clara: abajo, en el barro y la suciedad, los pobres y arriba, en el lujo, los millonarios. Se suma el control estricto y represivo de la población urbana mediante robots que siguen todos los movimientos de las personas para evitar focos de insurrección. A lo máximo que pueden aspirar los habitantes de la tierra es a vivir una corta y penosa vida en la que se enfermarán mientras trabajan en condiciones de esclavitud o a morir derribados por las armas anti-aéreas de Elysium cuando intentan ingresar ilegalmente a ese mundo soñado para poder curarse. Max (Matt Damon) es un obrero que lucha a diario con su pasado delictivo, tratando de concentrarse en el trabajo para mantenerse lejos de las malas influencias. La empresa en la que trabaja es dirigida por John Carlyle (William Fitchner) un ciudadano de Elysium que de vez en cuando baja para revisar la situación del negocio. En un día normal, Max le explica a su jefe que una cabina de radiación está trabada. Este lo extorsiona con la posible pérdida del trabajo y lo obliga a solucionar el problema manualmente. El resultado es obvio: el obrero queda atrapado y recibe un baño mortal de radiación. Un robot le indica que le quedan 5 días de vida y le lanza unos painkillers que le harán más ameno el trámite. Frey (Alice Braga) es una ex novia de la infancia de Max y tiene a su hija extremadamente enferma. Más allá de trabajar duramente como enfermera en el hospital local, le es imposible conseguir que su pequeña sea trasladada a Elysium para ser curada. Y aquí está el meollo principal de la película: Max y sus viejos compañeros del crimen le roban a Carlyle un disco rígido con todos los datos de la plataforma espacial (un golpe de estado interno dirigido por Delacourt estaba en marcha y el empresario era parte central de este). Acto seguido, a Max le adhieren al cuerpo una estructura metálica que lo convierte en un arma de guerra para que pueda asaltar Elysium y terminar con tanta injusticia. Max quiere aprovechar sus últimos días para salvar millones de vidas, en especial la de la hija de su viejo amor.
El guión es muy bueno y los choreos son muy claritos: Wall-E, Avatar, la misma Disrict 9 (aunque podemos dejarla afuera si ustedes quieren), Robocop, toda película que incluya a la vigilancia biotecnológica como tema central (I Robot, Minority Report, The Island...). El único problema es al mismo tiempo su mayor virtud: se presta a todo tipo de interpretaciones, que van desde la más política hasta la puramente romántica. Yo creo que amaga con la crítica política y luego termina derivado hacia la historia de amor con lo que el atractivo se reduce un poco. Las actuaciones son muy buenas, destacándose Matt Damon en un rol 100% físico (su transformación corporal es impresionante) y Sharlto Copley que esta vez interpreta a Kruger un agente de campo renegado de Elysium que se encarga de realizar todos los trabajos sucios de los más privilegiados. El antagonismo entre ambos personajes le imprime a Elysium un grado muy alto de violencia y crueldad. La sangre vuela por todas partes - igual que en District 9- así que los que posean estómagos sensibles por favor absténganse. La tierra y ese gran country espacial que es Elysium están construidos de una manera perfecta por el director así como los robots que repiten el estilo de los de su opera prima (entre sucios y modernos).
Elysium es una muy efectiva película de acción dirigida por Neill Blonkamp quien a mi parecer es uno de los grandes directores de este tiempo. La acción rellena por completo la pantalla y el mensaje político - aunque edulcorado- es potente y claro. No llega a ser la gema que es el filme que lo antecede, pero sin lugar a dudas posee todos sus genes.
Puntaje: 8.5/10
lunes, 4 de noviembre de 2013
The Heat
Siempre fui un gran fanático de Starsky & Hutch. La serie me sigue divirtiendo mucho y la remake a cargo de Todd Phillips con Owen Wilson, Ben Stiller y Vince Vaughn me hace reír a carcajadas hasta el día de hoy. La última compra que realice en un Blockbuster fue justamente una copia en DVD de esta película que encontré en la sección de usados y que sigue adornando mi batea de películas. Esta historia de dos policías que son completamente opuestos por donde se los mire - uno responsable, el otro un irresponsable total; uno serio, el otro un desfachatado sin ningún tipo de complejos- pero que terminan siendo un gran equipo ha sido explotada interminables veces por todos los filmes que conocemos bajo el género de "buddy movie". The Heat, más allá de funcionar y ser muy divertida, no está a salvo de esto lo cual es algo lógico si se quiere.
El guión es más que predecible, no hay nada del desarrollo del filme que pueda sorprendernos. La Agente del FBI Sarah Ashburn (Sandra Bullock) es una profesional con un carácter muy complicado. Ninguno de sus colegas quiere trabajar con ella y tanto en la vida laboral como personal parece destinada a estar sola. Shannon Mullins (Melissa McCarthy) es una Oficial de Policía de Boston que no tiene nada en común con Ashburn. Es sucia, violenta y prepotente es decir un mix de todos los estereotipos del policía callejero. Sus caminos se van a cruzar cuando un testigo que Mullins detiene está involucrado en algo mucho más grande. Desde aquí en adelante, ambas mujeres de la ley deberán trabajar juntas para poder resolver este difícil e intrincado caso en el que pueden llegar a atrapar a uno de los capo mafia más peligroso del país.
La dirección de Paul Feig (Bridesmaids, I Am David y varios episodios de las mejores series de TV del momento) es óptima y logra que Bullock y McCarthy se complementen de una manera casi ideal ¿Por qué "casi"? Porque McCarthy se come la película con su talento y su histrionismo, demostrando que además de ser una excelente humorista también es una muy buena actriz. Digámoslo sin restricción alguna: The Heat funciona de principio a fin gracias a ella. Del otro lado, Bullock compone un rol que es una mezcla entre Miss Congeniality y The Proposal logrando acompañar de una manera correcta al huracán que es su colega. Cuando entran en sintonía y se ponen a trabajar juntas, aparece lo mejor de la película.
The Heat es una adaptación femenina de Starsky & Hutch pero con un humor mucho más grotesco y que no tiene ningún tipo de limite. Los gags son efectivos y la mayoría de las escenas logra arrancar una carcajada. La acción está bien filmada y actuada y corre a borbotones casi desde el comienzo de la película. Las actuaciones son muy buenas y las dos protagonistas se logran complementar para entregar un muy buen espectáculo. No se si The Heat es un gran filme o "el filme del año" como he leído en algunas críticas, pero lo que puedo decir es que logra entretener y en grandes cantidades. Si les gustan el humor y Melissa McCarthy y además tienen ganas de pasar un buen rato esta "buddy movie" es un plan más que perfecto.
Puntaje: 7/10
viernes, 25 de octubre de 2013
Pacific Rim
Hablemos de Guillermo Del Toro y de sus geniales creaciones. Un filme del de Jalisco, Guadalajara puede no gustarte pero es imposible que no quedes sorprendido como mínimo con las criaturas que salen de su mente. Para poner en evidencia esta afirmación están varios muy buenos filmes que lo tuvieron como director y escritor como: Mimic, en la que su construcción de la cucaracha mutante que tomaba la forma de las personas que mataba hasta hoy me sigue produciendo escalofríos; Blade II, donde le devolvió alma al cazador de vampiros mitad humano mitad monstruo y consiguió enfrentarlo con bichos tan feos como logrados; Hellboy y Hellboy II: The Golden Army binomio de filmes en los que traspasó a la perfección el comic a la pantalla grande y nos entregó varios personajes y monstruos memorables por lo geniales e hilarantes; Pan's Labyrinth una de las películas más duras y hermosas que tuve el gusto de ver y donde le deben prestar atención a todas las criaturas fantásticas que aparecen en la historia; y por último debemos mencionar tal vez a su mejor película The Devil's Backbone aunque en este caso no se trata de un filme tan centrado en las criaturas que tanto fascinan a Del Toro, pero que recomiendo con mucho entusiasmo. El director mexicano es un digno aprendiz de H.P Lovecraft, de quien ha sacado gran parte de su inspiración para construir sus productos, y cada vez que estrena una película ya todos sabemos que el deleite está asegurado desde el vamos. Y Pacific Rim no podría ser descripta de mejor manera: puro entretenimiento, una orgía visual que te deja encandilado y pidiendo por una sino por dos, tres o cuatro secuelas.
La historia es más bien simplona y alcanza para llenar de acción el fin del mundo. En un determinado momento histórico comenzaron a emerger del mar unas bestias extraterrestres que comenzaron a aterrorizar y atacar al ser humano. Se les coloca el nombre de "Kaijus" y para enfrentarlas las diferentes naciones crearon los "Jaegers", unos gigantescos robots que son piloteados por dos soldados conectados neurológicamente, por lo que deben ser 100% compatibles para poder llevar adelante la tarea (ergo, siempre colocan a hermanos, padres e hijos para realizar esta tarea). Al comienzo, la victoria es total y los Jaegers y sus tripulantes se tornan celebridades adoradas por todo el mundo. Son auténticas estrellas a lo Hollywood - con juguetes y tarjetas coleccionables incluidos- y todo parece estar más que controlado. Pero tras un período de relativa paz, los "Kaijus" comienzan a aparecer masivamente y conociendo todos los puntos débiles de los "Jaegers" a los que empiezan a vencer tanto en inteligencia como en cantidad. Tras perder a su hermano en un enfrentamiento feroz con una de estas bestias, Raleigh Becket (Charlie Hunnam) logra llegar con su robot a Alaska para caer desplomado. Es rescatado por dos personas que pasaban por allí y se refugia en una obra de construcción de un gran muro de contención para frenar a los "Kaijus". El programa de los "Jaegers" es dejado de lado por esta promesa de una pared que detendrá a esta bestias en apariencia invencibles. Entonces el Coronel Stacker Pentecost (Idris Elba) ordena a su gente llevarse todos los robots que queden para instalar la resistencia clandestina contra los invasores. Para la lucha final, va en busca de Raleigh para poder encontrar la fuente submarina de donde salen estos monstruos y poner punto final a la destrucción de la especie humana. Se subirá a un viejo "Jaeger" con Mako Mori (Rinko Kikuchi), la protegida de Pentecost y se constituirán como la última esperanza.
Los personajes son más que previsibles y no poseen ninguna profundidad. Por ende se puede decir que las actuaciones son buenas y que en lo físico aprueban el examen con creces. La diversión la ponen el gran Charlie Day como un científico especializado en "Kaijus" y Burn Gorman que es su mucho más tímido y calculador compañero de laboratorio. Ron Pearlman aparece en la mitad de la película para robársela con su estilo que siempre oscila entre el tipo duro y el loco lindo. Se puede agregar que la química entre los personajes de Hunnam y Mori está bastante bien lograda pues de entrada no parece haber nada que los pueda llegar a conectar y poner arriba de un "Jaeger" y ellos parecen encontrarlo (aunque con esfuerzo y una relación que apenas si roza lo romántico).
Lo visual es simplemente glorioso. No solo las partes en las que pelean las criaturas gigantes sino en toda la película. Aquí hay algo que la conecta con Avatar - que no me gustó para nada, excepto en lo visual que me impactó- y es el muy buen uso del CGI y del digital para filmar cada una de las escenas. Verla en Blu-Ray le hace mucha justicia y resalta esta cualidad aún más que si solo la vieron en el cine, por lo que recomiendo una segunda mirada. Si bien hasta aquí Pacific Rim parece ser un típico blockbuster con mucha acción y un final feliz, es bueno aclarar que la tristeza y la sangre no están para nada ausentes a lo largo de la cinta y que se hacen presentes en el épico final.
Pacific Rim es una película magistralmente dirigida por Guillermo Del Toro que entrega pura acción y un nuevo paquete de creaciones inolvidables. Agrego que el tradicionalismo Oriental y el Manga están mezclados de una manera más que óptima. Se le puede criticar el guión por ser zonzo y superficial, pero si ven la película se van a dar cuenta que este es lo de menos (hasta el de Independence Day o el de Godzilla parecen más serios y elaborados). También se puede decir que la idea central y los personajes son un gran choreo a Transformers y Godzilla, algo que es más que evidente pero que no arruina la premisa de la película. Lo que yo voy a recomendar es no quejarse tanto y sentarse a disfrutar sin ningún tipo de prejuicios, tanto de los "Kaijus" y los "Jaegers" como de las hermosas imágenes que el director nos regala. Del Toro ya avisó que está trabajando en la segunda parte más allá de no tener el okey del estudio. Esto tiene que ser festejado y el proyecto aprobado, porque hay pocos cineastas con la creatividad y el talento de este gordito encantador y con cara de buen tipo que filme a filme nos sigue sorprendiendo.
Puntaje: 8/10
La historia es más bien simplona y alcanza para llenar de acción el fin del mundo. En un determinado momento histórico comenzaron a emerger del mar unas bestias extraterrestres que comenzaron a aterrorizar y atacar al ser humano. Se les coloca el nombre de "Kaijus" y para enfrentarlas las diferentes naciones crearon los "Jaegers", unos gigantescos robots que son piloteados por dos soldados conectados neurológicamente, por lo que deben ser 100% compatibles para poder llevar adelante la tarea (ergo, siempre colocan a hermanos, padres e hijos para realizar esta tarea). Al comienzo, la victoria es total y los Jaegers y sus tripulantes se tornan celebridades adoradas por todo el mundo. Son auténticas estrellas a lo Hollywood - con juguetes y tarjetas coleccionables incluidos- y todo parece estar más que controlado. Pero tras un período de relativa paz, los "Kaijus" comienzan a aparecer masivamente y conociendo todos los puntos débiles de los "Jaegers" a los que empiezan a vencer tanto en inteligencia como en cantidad. Tras perder a su hermano en un enfrentamiento feroz con una de estas bestias, Raleigh Becket (Charlie Hunnam) logra llegar con su robot a Alaska para caer desplomado. Es rescatado por dos personas que pasaban por allí y se refugia en una obra de construcción de un gran muro de contención para frenar a los "Kaijus". El programa de los "Jaegers" es dejado de lado por esta promesa de una pared que detendrá a esta bestias en apariencia invencibles. Entonces el Coronel Stacker Pentecost (Idris Elba) ordena a su gente llevarse todos los robots que queden para instalar la resistencia clandestina contra los invasores. Para la lucha final, va en busca de Raleigh para poder encontrar la fuente submarina de donde salen estos monstruos y poner punto final a la destrucción de la especie humana. Se subirá a un viejo "Jaeger" con Mako Mori (Rinko Kikuchi), la protegida de Pentecost y se constituirán como la última esperanza.
Los personajes son más que previsibles y no poseen ninguna profundidad. Por ende se puede decir que las actuaciones son buenas y que en lo físico aprueban el examen con creces. La diversión la ponen el gran Charlie Day como un científico especializado en "Kaijus" y Burn Gorman que es su mucho más tímido y calculador compañero de laboratorio. Ron Pearlman aparece en la mitad de la película para robársela con su estilo que siempre oscila entre el tipo duro y el loco lindo. Se puede agregar que la química entre los personajes de Hunnam y Mori está bastante bien lograda pues de entrada no parece haber nada que los pueda llegar a conectar y poner arriba de un "Jaeger" y ellos parecen encontrarlo (aunque con esfuerzo y una relación que apenas si roza lo romántico).
Lo visual es simplemente glorioso. No solo las partes en las que pelean las criaturas gigantes sino en toda la película. Aquí hay algo que la conecta con Avatar - que no me gustó para nada, excepto en lo visual que me impactó- y es el muy buen uso del CGI y del digital para filmar cada una de las escenas. Verla en Blu-Ray le hace mucha justicia y resalta esta cualidad aún más que si solo la vieron en el cine, por lo que recomiendo una segunda mirada. Si bien hasta aquí Pacific Rim parece ser un típico blockbuster con mucha acción y un final feliz, es bueno aclarar que la tristeza y la sangre no están para nada ausentes a lo largo de la cinta y que se hacen presentes en el épico final.
Pacific Rim es una película magistralmente dirigida por Guillermo Del Toro que entrega pura acción y un nuevo paquete de creaciones inolvidables. Agrego que el tradicionalismo Oriental y el Manga están mezclados de una manera más que óptima. Se le puede criticar el guión por ser zonzo y superficial, pero si ven la película se van a dar cuenta que este es lo de menos (hasta el de Independence Day o el de Godzilla parecen más serios y elaborados). También se puede decir que la idea central y los personajes son un gran choreo a Transformers y Godzilla, algo que es más que evidente pero que no arruina la premisa de la película. Lo que yo voy a recomendar es no quejarse tanto y sentarse a disfrutar sin ningún tipo de prejuicios, tanto de los "Kaijus" y los "Jaegers" como de las hermosas imágenes que el director nos regala. Del Toro ya avisó que está trabajando en la segunda parte más allá de no tener el okey del estudio. Esto tiene que ser festejado y el proyecto aprobado, porque hay pocos cineastas con la creatividad y el talento de este gordito encantador y con cara de buen tipo que filme a filme nos sigue sorprendiendo.
Puntaje: 8/10
viernes, 18 de octubre de 2013
The Bling Ring
Pésimamente traducida como Adoro a la Fama llegó a nuestros pagos lo nuevo de Sofia Coppola. Primero quiero dejar en claro que quien les escribe es un gran fanático de la filmografía de la hija del legendario Francis Ford Coppola. Desde The Virgin Suicides, creo que ella ha logrado combinar a la perfección dos elementos que hacen de sus filmes una experiencia diferente. A saber: la intensidad visual y emocional y la complejidad de las relaciones humanas, centrada más que nada en uno de los grandes temores de nuestra especie: la soledad, o la mera posibilidad de encontrarse sumido en esta. Cuando me enteré que iba a estar a cargo de llevar a la pantalla grande la historia del grupo denominado por la prensa como "The Bling Ring" - unos chicos ricos de Los Ángeles que entre su aburrimiento y sus ansias de pertenecer al mundo de las celebrities que admiran terminan robando las mansiones de varios nombre importantes del ambiente- pensé que la elección no podía haber sido mejor. Y tras ver The Bling Ring me pone muy contento el haber confirmado que no estaba equivocado en lo absoluto.
La historia esta basada en hechos reales, pero principalmente en el artículo que se publicó en Vanity Fair donde se detallaban los sucesos y se agregaban unas entrevistas a los acusados por los robos. El comienzo es a toda potencia, con la música a pleno y la estética bien trash y pop - que como sabrán, son exactamente lo mismo pues no hay nada más trash que el pop-. Lo que nos introduce a la película es un mash up de imágenes y videos de las celebridades más reconocidas de Hollywood con las imágenes de los protagonistas, articulando esa lejanía y cercanía que existe gracias a los medios de comunicación. Esa falsa idea de que uno está cerca de un actor o actriz porque sabe todo acerca de su vida privada y lo ve constantemente en la televisión. El grotesco planteado es total: lo que impulsa a estos jóvenes llenos de privilegios y comodidades no es el dinero - ver la escena de la reventa de los Rolex de Orlando Bloom- sino la idea de tener fama. Pero no cualquier fama sino aquella que tienen sus estrellas predilectas, lo cual se traduce en la loca idea de ingresar a sus enormes residencias y llevarse su ropa y sus joyas para ser exactamente lo mismo que ellos. Lo que comienza como un juego bastante inocente termina desembocando en un espiral de descontrol que a medida que desciende se hace imposible de detener. Esta es la famosa generación perdida de la que tanto se ha hablado a lo largo de estos años. La ausencia de los padres es notoria y en muchos de ellos no queda claro si en lugar de una ignorancia dolorosa hacia la vida de sus hijos no hay algo que es mucho peor aún: un impulso consciente a que hagan lo que quieran sin jamás conocer un límite paterno.
El tema de las redes sociales está muy bien tocado por Coppola, ya que la Policía pudo llegar a los jóvenes gracias a las imágenes que ellos subían a Facebook. Había una exposición sin ningún tipo de preocupación de sus cuerpos usando los bienes que le habían robado a las estrellitas más codiciadas de la industria del entretenimiento. Su inocencia e inexperiencia queda probada en que jamás se preocuparon por cubrir sus huellas o sus rostros frente a las cámaras de seguridad. Todo fue tomado como un juego, pero la realidad les demuestra que no es nada que se le parezca a un mero divertimento. La exposición en sí misma no es una casualidad: es parte de la patología de estos chicos que solo quieren tomar el lugar de los famosos yendo a las mismas fiestas que ellos y usando su misma ropa en su sentido más literal. Hay un deseo iracundo de pertenecer a un mundo que sienten cercano y lejano al mismo tiempo, como esas imágenes del comienzo nos mostraban muy claramente.
En estos últimos días leí un comentario acerca de The Bling Ring que la emparentaba con la genial y extrema Spring Breakers por el hecho de que compartían la esencia trash (cosa que es cierta pues Coppola y Korine son directores que siempre explotaron esta veta tan controvertida) y por ser retrato de una generación sin ningún rumbo más que el de poder llegar a la fama y al dinero sin ningún esfuerzo (como muchos/as de los personajes a los que tienen como modelo de vida). Coincido en esto y le sumo la línea difusa entre fiesta, delito y decadencia que está trazada en ambos filmes. Pero el paralelismo que yo propongo es otro: creo que The Bling Ring tiene su par en The Social Network, esa petit obra maestra de David Fincher. En aquél muy buen filme está la génesis de lo que vemos en este grupo de jóvenes, allí está la obsesión por conectarse, por mostrarse, por pertenecer que tan bien utiliza Sofia Coppola aquí. La famosa "Generación Facebook" tiene su binomio de películas que lo define en estas dos piezas artísticas - porque no son meras cintas, son puro arte-.
La dirección de Sofia Coppola es impecable, demás está decir esto con todo lo que he escrito acerca de ella en esta nota. Las actuaciones son muy buenas en general, pero Emma Watson es quien se lleva todos los aplausos. Abandona para siempre a Hermione Granger para convertirse en Nicki, una adolescente con varios demonios internos, sin ningún tipo de atadura y con una personalidad avasallante. Claire Julien, Taissa Farmiga (una estrella en ascenso, no se la pierdan en American Horror Story: Coven), Georgia Rock, Katie Chang e Israel Broussard - quien compone el segundo personaje más complejo, con una indefinición sexual muy bien interpretada- acompañan muy bien el aura de Watson para hacer que la historia quede moldeada como un cuadrado perfecto. Leslie Mann - vieron que no solo actuaba con su marido tras las cámaras- vuelve a demostrar por qué es una excelente actriz y comediante: su Laurie, la madre de Nicki, es hilarante y todo lo que un padre no debe ser con sus hijos.
The Bling Ring es un filme que retrata una época y una generación - y no hablo solamente de los jóvenes, ojo- y por ende es un producto rare (peculiar, poco común). Imposible dejarlo pasar, más si les gusta el trabajo de Sofia Coppola. Y si no, háganme caso y denle una oportunidad que ella sí que no los va a defraudar.
Puntaje: 9/10
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