La saga de The Hunger Games es de las más interesantes y, si se puede, adultas dentro del género de novelas juveniles. Los tres libros de Suzanne Collins poseen un carácter más bien político y social que supera la media habitual que se resume en chicos andróginos como héroes y jovencitas que terminan siendo heroínas pero básicamente solo por haber corrido detrás de estos muchachos y tropezarse con la tarea de salvar al mundo o a algo/alguien. Twilight y The Mortal Instruments son los dos ejemplos más acabados de esta tendencia y dentro de pocas semanas - como para no cortar con la onda- se estrena Divergent. El primer libro de Collins (The Hunger Games) fue llevado al cine por el director Gary Ross y consiguió críticas más bien disparejas. Si bien el filme es entretenido - más que nada por el brillo de la gran Jennifer Lawrence y algunos de los actores secundarios- el problema reside en que está despojado de la esencia política que recubre a la obra literaria. Claro que se incluye el centro de la problemática, que es político, pero lamentablemente se terminó edulcorando una película que de ser más cruda hubiese sido mucho mejor. No se si iba a atraer a la misma cantidad de espectadores pero como producto artístico habría sido infinitamente mejor. Para la segunda parte (Catching Fire) se contrató a Francis Lawrence para que se coloque detrás de las cámaras. Este director y productor nacido en Viena es conocido por las extremadamente violentas y apocalípticas Constantine (2005) y I Am Legend (2007) además de la oscura Water For Elephants (2011). El dato interesante es que los tres productos - que son muy buenos- son adaptaciones de una novela (gráfica en el caso de Constantine y papel en los otros dos). Según sus antecedentes parecía ser el hombre ideal pues hasta aquí había respetado casi a rajatabla a los textos originales con los que trabajó. Y The Hunger Games: Catching Fire no fue la excepción.
Situada espacio-temporalmente justo después del final de su antecesora, nos encontramos con Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson) siendo perseguidos por los fantasmas de los que murieron en la pasada edición de los Juegos del Hambre en la que en un hecho sin precedentes se consagraron campeones en conjunto. El Presidente Snow (Donald Sutherland) los pasea por todos los Distritos en el "Tour de la Victoria" para exhibir su falsa historia de amor y así calmar a las masas empobrecidas que de a poco comienzan a ver como su conciencia despierta. Toda bomba de humo que lanza Snow no sirve y los disturbios aumentan sin cesar. La distancia centro-periferia se agranda cada vez más y no hay nada que pueda tapar tamaña realidad. En el palacio todos los ricos viven como reyes en su comunidad paralela bajo la tutela del Presidente y en los Distritos las familias,que son explotadas y pisoteadas, luchan por sobrevivir día a día. Katniss se va a convertir en el símbolo de una revolución que avanza a pasos agigantados y es por esto que el poder central decide actuar y destruir su reputación. La opción es eliminar a todos los Victors o contener a la muchacha y convertirla en una de ellos alejándola del pueblo. El plan ideado por el nuevo y ambivalente Game Maker, Plutarch Heavensbee (Phillip Seymour Hoffman) en ese sentido es perfecto. Ante la represión desatada por el gobierno que deriva en un estado de sitio con muerte a todo opositor en el Distrito 12, se lanzan los "Third Quarter Hunger Games" para honrar el 75° aniversario de la victoria del poder sobre los rebeldes. Entre todos los ganadores de las ediciones anteriores se elige a dos por Distrito que son forzados a participar nuevamente en este juego a muerte. Si bien ninguno de ellos respeta a Snow ni lo ve como la autoridad, la realidad es que - y sin importar si todos deciden unirse en contra de esta maniobra- cuando termine el conteo el baño de sangre deberá comenzar.
Primero voy a remarcar que la nueva Arena es hermosa. Un festival de colores y paisajes hermosos e impactantes. Segundo que la relación Peeta-Katniss es central y es llevada adelante de una manera seria sin nunca caer en lo fácil (es decir, lo cursi). La química entre ambos actores es más que óptima y esto permite que la conexión sea real. En tercer lugar voy a felicitar al director y al guionista por haberle dado al filme toda la dimensión política del libro. El mensaje anti-sistema y en favor de la democracia real es claro y está presente en cada una de las escenas. Una adaptación perfecta que por ello es 100% política. La idea de que una revolución comienza con tan solo una pequeña chispa es lo que le da cuerpo a la película. Un cuarto elemento a destacar es que al haber tomado por completo el espíritu de la historia original, vemos como todos los personajes como por ejemplo el presentador del talk show (el brillante Stanley Tucci) y la empleada asignada por el gobierno para preparar a los dos protagonistas antes de los juegos (Elizabeth Banks quien cubierta de pintura y vestidos estrambóticos y llenos de colores brillantes) dejan de lado la farsa y se muestran muy humanos. Ni ellos - que viven de la cruel maquinaria que son los Juegos sin aparente culpa- toleran lo que se está haciendo y se los ve realmente preocupados por la suerte de los jóvenes Victors al punto de hacer todo lo posible por ayudarlos. Si bien es algo que está pautado en el libro, no deja de ser una imagen del quiebre con su predecesora que parecía mucho más forzada y artificial.
Jennifer Lawrence además de ser una gran actriz y ya hoy día una estrella consagrada con todo el mundo por delante, también es Katniss Everdeen. Ha logrado captar a la perfección la esencia de esta compleja heroína y la ha trasladado de manera maravillosa a la pantalla grande. Me queda la sensación de que en esta segunda parte Lawrence ya estaba más cómoda con el rol y por ello tiene una mayor profundidad. Josh Hutcherson le agrega varias expresiones faciales más a su Peeta Mellark y juega muy bien la parte romántica con su co-protagonista. Woody Harrelson y Lenny Kravitz vuelven a brillar nuevamente en sus roles secundarios y por suerte los dos tienen una cuota mayor de pantalla con lo que el disfrute está más que asegurado.
Párrafo apartey mención especial para alguien que falleció hace muy poco y que por suerte podremos ver en una de las dos partes que restan para completar esta saga. Hablo de el mejor actor de su generación y uno de los - en mi humilde opinión- 5 grandes de la historia del cine: Phillip Seymour Hoffman. Su presencia como el misterioso Plutarch Heavensbee es un lujo para The Hunger Games: Catching Fire y cada escena en la que está presente es absolutamente suya. Como nos acostumbró a lo largo de su carrera, ya sea en roles secundarios o principales, cada vez que aparece frente a nosotros la sala entera queda a sus pies. La historia se frena y todo comienza a girar alrededor de su personaje. En el final se vislumbra el rol clave que este tiene para la historia y es realmente una lástima que Seymour Hoffman no haya podido completar este papel al cual apenas le faltaban unas 7 escenas. Su Plutarch Heavensbee es ambíguo y complejo con muchas facetas que se contradicen entre sí. Recuerdo haber visto la película hace unas semanas y anotar esto en la libreta de apuntes. Cuando falleció además de la profunda tristeza que sentí también me quede contento porque supe que este comentario de su actuación aquí no estaba generado por su muerte (el famoso: "todos hablan de él cuando muere") sino por otra clase de actuación que no es entregada por esta leyenda.
The Hunger Games: Catching Fire es una muy buena y entretenida película que logra una intensidad y una seriedad que su antecesora no poseía. Con un ritmo frenético el director Francis Lawrence le devuelve su gen político y logra que la historia de amor entre Katniss y Peeta se convierta en un cliché de esos que ya nos tienen hartos. Las actuaciones son todas muy buenas aunque solamente Lawrence, Kravitz, Harrelson y Seymour Hoffman se llevan las palmas por sus fenomenales y sentidas interpretaciones. El CGI es impecable y hay momentos en los que la paleta de colores que se ven en pantalla es demasiado linda como para ser cierta. La apuesta funcionó ya que el alto grado de política que se le sumó al filme no espantó a los fanáticos, más bien todo lo contrario. El lavado de cara le vino bien a esta saga que ya tiene anunciadas Mockingjay: Part 1 y Part 2, sus dos películas finales (en esto son todas iguales, no hay caso) y que promete terminar con aún más épica que la de los libros de Collins.
Puntaje: 8.5/10
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