jueves, 13 de marzo de 2014

Thor: The Dark World

Thor (2011) fue un muy buen paso dado por Marvel. No solamente porque es mi personaje preferido dentro del Marvel Universe o porque estuviese dirigida por Kenneth Brannagh, uno de los directores más talentosos del mundo - y que sin dudas está dentro de mi lista de los diez mejores de la historia- sino por el hecho de que traer a la pantalla grande una historia como la de Thor no es simple. Y Brannagh con sus habituales elementos shakespeareanos, una preciso manejo de cámaras, una batería impresionante de CGI, mucho humor y buenas actuaciones logró condensar todo eso que uno se encuentra cuando hojea un cómic protagonizado por este Dios Nórdico. Para la segunda parte titulada Thor: The Dark World, el estudio eligió contratar a otro director tal vez asustados por las ambivalentes críticas que Thor cosechó. Mi decepción fue grande pero cuando dijeron que el nuevo director sería Alan Taylor, me quedé un poco más tranquilo. Su trabajo en series que han sido - y muchas de ellas aún lo son- enormes éxitos de audiencia y aclamadas por la crítica mundial como Game Of Thrones, Boardwalk Empire, Mad Men, The Sopranos Nurse Jackie entre otras es una carta de presentación más que positiva. Thor: The Dark World es diametralmente opuesta a su predecesora pero no por ello es mala. Se sube a caballito del fenómeno Loki y sale airosa con su épica, sus escenarios majestuosos y un guión un poco más entretenido que el anterior.


Thor: The Dark World abre con una escena de guerra realmente bien filmada, con una espectacularidad e imagen que se condesan en la entrada épica de Thor (Chris Hemsworth) quien con un solo martillazo soluciona un conflicto que venía complicado. La aparición de su hermano Loki (Tom Hiddleston) es opuesta: caído en desgracia tras los eventos sucedidos en Nueva York, es apresado por su padre y Rey de Asgard - y Dios Supremo, ya que estamos- Odin (Anthony Hopkins). Mientras Thor lucha contra los enemigos de su pueblo con arrogancia y majestuosidad, Loki se dirige a rendir cuentas encadenado y rodeado por guardias. La vida le sonríe al otrora hijo engreído y desterrado por su imprudencia y está a pocos pasos de tomar su lugar legítimo en el trono. El gran problema es que desde que regresó a su hogar no puede dejar de pensar en Jane (Natalie Portman), a quien vigila día y noche a millones de años luz de distancia. El centro de la trama es el "Eter", una sustancia muy poderosa que yace escondida en algún lugar remoto del universo debido al peligro que encarnaría de caer en las manos incorrectas. Un buen día Jane está investigando la convergencia en un viejo galpón y da por accidente con este líquido que se instala en su cuerpo poniendo su vida en peligro, pues no es mucho el tiempo que un humano puede resistir la presencia de este misterioso elemento. A todo esto, la actividad del "Eter" ha despertado de su larga hibernación a Malekith (Christopher Eccleston) y a sus Elfos Oscuros, que deciden atacar Asgard con todo su ejercito y así matar dos pájaros de un tiro. De triunfar, obtendrían su venganza por una derrota que los marcó de por vida y además pondría en manos de su líder aquello que necesita para ser invencible. Mientras la gran ciudad está bajo ataque, Thor ve como su madre es asesinada a sangre fría por Malekith y decide luchar contra este poderoso enemigo. Para ello necesitará la ayuda de Loki, en quien no confía en lo absoluto - su historial respalda esto pues es: haberlo intentado matar varias veces y estar a medio minuto de destruir el mundo- pero es el único que puede acompañarlo para vengar la muerte de su madre.


Thor: The Dark World es una muy buena secuela. Y como tal logra rellenar algunos baches de su antecesora de una manera más bien elegante. La relación entre Thor y Odin está mucho más desarrollada y permite así entender la arrogancia absoluta del joven Dios pues sin dudas que tiene a quien salir. Odin es un Rey guerrero muy valiente pero al mismo tiempo es un ególatra y un gobernante autoritario. Todas las conexiones con el Marvel Universe están realizadas en tiempo y forma siendo The Avengers central para entender la trama y todo lo que se viene en estos próximos años. El trabajo de Alan Taylor es muy bueno y por sobre el festival de CGI hay una gran escena en la que Thor y compañía planean un ataque en la clandestinidad alrededor de una mesa redonda y en paralelo a cada paso vemos las acciones que ellos mismos relatan. En este caso estamos hablando de cine clásico en estado puro, algo que merece ser celebrado y que jamás viene mal. Los efectos especiales demás está decir que son despampanantes. Los diversos mundos y sus respectivas criaturas son creaciones hermosas. La imagen es preciosa y está llena de colores y de cielos que al verlos uno desea que existiesen. El vestuario es impecable y demasiado cool como para ser cierto. La pelea que da cierre a la película es épica - a tono con el producto en general- y está filmada con gran maestría de parte de Taylor.  


Chris Hemsworth y Tom Hiddleston están maravillosos. La rompen y se complementan de una manera perfecta. Parecen hermanos de verdad y su química es ideal. Hemsworth es Thor en persona, no hay nadie más perfecto que él para ocupar este rol. Pero quien se roba - nuevamente- el show con su maldad y su fino humor negro es Hiddleston. Loki no iba a aparecer originalmente, pero la continua presión de los fans desembocaron en la reescritura del guión para incluir al hermano maligno en esta secuela. El desarrollo y la profundidad del personaje es mucho mayor que en sus dos apariciones previas - Thor y The Avengers- y logra ser sensible y macabro al mismo tiempo. Natalie Portman y Kat Dennings componen otra dupla realmente divertida y que posee demasiado humor. Logran arrancar carcajadas en dos papeles que son más bien relajados. Párrafo aparte para Stellan Skarsgard que siguiendo el delirio en el que cayó su personaje en The Avengers gracias a Loki, aquí nos muestra una nueva vuelta de tuerca para el personaje del "científico loco" divirtiendo en cada escena en la que aparece.  


Thor: The Dark World es un filme potente y entretenido que de a ratos supera al que lo antecedió. No posee la profundidad ni la complejidad de este pero es un espectáculo visual digno de ser visto. Los escenarios y las luchas son excelentes y los dos protagonistas principales se sacan chispas y forman uno de los mejores team-ups que se hayan visto. Alan Taylor tenía unos zapatos más bien grandes para llenar y se puede decir que consiguió pasar el examen y con creces. Más que aprobada y ya estamos esperando la tercera parte con los brazos abiertos. 


Puntaje: 8.5/10  

  

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