Beattie decidió imaginarse la historia de Frankenstein en clave Underworld. Para sazonarla un poco le agregó una pequeña pizca de Constantine resultando I, Frankenstein en un mero pastiche de estas dos películas, en una burda imitación plagada de CGI y líneas bastante estúpidas. La trama se puede explicar en unas pocas líneas: tras un breve resumen del derrotero del monstruo - narrado por él mismo- tras asesinar a su creador nos adentramos en la típica lucha entre el bien y el mal que definirá el destino de la humanidad, que a su vez no está ni enterada de lo que sucede enfrente de sus ojos a diario (uno no puede considerar el ver a una gárgola peleando con un demonio como un evento cotidiano o normal). En paralelo un - si se quiere- diablo muy malvado (Bill Nighy, que también es el más malo de los malos en Underworld) intenta dar con el diario de Victor Frankenstein para poder utilizar su experimento y revivir a los millones de cuerpos humanos que tiene estoqueados en la parte de abajo de su fortaleza. Una vez que tengan pulso nuevamente podrán ser poseídos por millones de diablos, conquistar el mundo de una vez por todas y cargarse a las gárgolas (los Ángeles) que los vienen manteniendo a raya hace varios siglos. Mientras la lucha se desarrolla, Frankenstein (Aaron Eckhart) debe encontrarse a sí mismo y encontrar a alguien que confíe en él, pues tanto los ángeles como los demonios le realizan jugadas tramposas para utilizarlo a su favor y luego asesinarlo.
I, Frankenstein está plagada de efectos especiales que son bastante malos, aunque gracias al generoso presupuesto del filme nunca quedan por debajo de la media de decencia. Aaron Eckhart es lo más rescatable de un filme para el olvido. Su preparación física es excelente, le pone muy bien el cuerpo a las escenas de acción y cuando es necesario le da humanidad al monstruo. Es el único que no luce forzado de todo el elenco principal, aunque Bill Nighy está - as usual- deliciosamente macabro y canchero. Estos dos buenos actores son lo único que vale la pena de este ensayo fallido. El único acierto de Beattie fue el centrar la historia en el debate interno que tiene Frankenstein entre su lado humano y su lado monstruo. En su incesante búsqueda de identidad y por ende de humanidad, algo que respeta bastante al libro original. El típico dilema de la inmortalidad que es demasiado tentadora desde afuera pero de adquirirla puede convertirse en la peor de las maldiciones. Tal vez la veta del bueno de Stuart esté más del lado de los guiones, porque queda bien claro que detrás de cámaras es un desastre.
I, Frankenstein es un filme que debe ser dejado atrás lo más pronto posible. La modernización del cuento que ejecuta este inexperto director nunca encuentra forma siquiera y termina colgada de las anchas espaldas de Aaron Eckhart que - junto a los ratitos de Bill Nighy, que por mala suerte para nosotros y la película son muy pocos- es la razón por la que no voy a colocar una puntuación aún más baja que la siguiente.
Puntaje: 3/10
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