martes, 4 de marzo de 2014

Grudge Match

Este filme protagonizado por Robert De Niro y Sylvester Stallone fue demolido por la crítica internacional y la nacional en mayoría de casos. Muy pocos críticos lograron captar la esencia de una película que más que nada es una entretenida auto-parodia en la que ambos actores repiten sus roles en los clásicos Raging Bull y Rocky respectivamente. Lo que pareció haber molestado a los "calificados" profesionales que viven de analizar películas es que Stallone y De Niro la pasan a lo grande. Se divierten y se ríen de ellos mismos sin ningún tapujo pero no por ello el resultado final es tonto o de mala calidad. Grudge Match nunca se toma en serio a sí misma y es una estupidez supina que como espectadores hagamos lo mismo. Estas dos leyendas del cine nos invitan a pasar un buen rato y a recordar viejas épocas. Y a decir verdad, yo me entretuve en demasía. Mucho más de lo que esperaba.

En una cosa coincido con los que más la atacaron: la historia es más bien un cliché en sí misma. Pero eso por sí solo no significa nada. Henry "Razor" Sharp (Stallone) y Billy "The Kid" McDonnen (De Niro) fueron en su momento los dos mejores boxeadores del mundo. Tuvieron dos enfrentamientos que hicieron historia en los que cada uno se llevó una victoria. Sorpresivamente tras la segunda pelea, "Razor" se retiró del boxeo tras vencer categóricamente a su eterno rival. Por una cuestión personal decide alejarse de los primeros planos y regresa a su pueblo natal a trabajar en una fábrica de hierro. McDonnen queda con la sangre en el ojo y más allá de tener éxito en su vida personal tras su retiro - es dueño de un restaurant exitoso- se pasa 30 años esperando su tan ansiada revancha. En paralelo aparece Dante Slate Jr. (Kevin Hart) un representante de medio pelo que intenta convencer a ambos ex pugilistas que graben sus movimientos para un video juego. Tras mucho insistir a Sharp, logra convencerlo pero este le dice que solo bajo la condición de que en ningún momento se cruzará con McDonnen. Pero el choque se da y en condiciones realmente particulares. Verlos a los dos actores pelear enfundados en enteritos verdes apretados (hasta la cabeza, como si fuesen aliens), con los sensores de movimiento incrustados y unos guantes gigantes es hilarante. Uno de los técnicos presentes graba la ridícula pelea en su celular y la sube a Youtube donde logra millones de views en menos de un día. La curiosidad comienza a crecer y 30 años después el reencuentro sobre el ring pasa a ser una realidad. Esta revancha histórica en un principio no capta la atención de nadie pues los dos se encuentran sin ningún entrenamiento y hace tiempo que pasaron los 60 años de edad. Su trabajo va a ser lograr que vuelvan a creer en ellos y al mismo tiempo despejar todos los fantasmas que nunca dejaron de acecharlos.


Como se puede ver, el guión es más bien simple y está lleno de auto-referencias. Remite sobre todo a Rocky antes que a Raging Bull pero el personaje de De Niro tiene el alma de su enorme Jake LaMotta. Los comentarios acerca de la edad no faltan pero en este caso - a diferencia de en Last Vegas, por ejemplo- funcionan a la perfección. Demás está decir que el choque estelar es más bien épico, a tono con lo que ambos personajes representan. La edición es muy buena y tiene el mismo estilo que las increíbles y deliciosamente surrealistas peleas de todas las Rocky.


Robert De Niro y Sylvester Stallone se divierten a lo grande y se los ve relajados y comprometidos a la vez. La dupla que conforman es muy graciosa y se sacan chispas cada vez que están frente a frente. Físicamente la preparación de Stallone siempre fue maravillosa y aquí lo vuelve a probar. De Niro era quien tenía la tarea más complicada en este rubro y aprueba con creces. Bajó varios kilos y logró un muy buen peso y musculatura para no desentonar en lo absoluto. Kim Bassinger con su Sally (la ex mujer de Sharp) le suma al filme un poco más de ese mojo de los 80' y nos prueba que aún está viva (yo no había visto nada suyo en mucho tiempo). Kevin Hart le inyecta al filme su delirio habitual y arranca muchas carcajadas. Su personaje es un busca vida muy simpático que se encuentra con esa oportunidad que tanto estaba buscando y hará todo lo posible para que las cosas salgan a la perfección. John Bernthal interpreta a B.J, el fruto de la relación extra matrimonial de Sally con McDonnen, y hace que la parte más emocional de Grudge Match no sea un cliché aún más profundo que el que ya es. Alan Arkin en la piel de Louis "Lightning" Conlon es otro de los pilares del filme y está realmente divertido. Su personaje es un Mickey versión siglo XXI y a decir verdad honra a aquel entrañable y duro entrenador.


Grudge Match está hecha solamente con el propósito de hacer reír a los espectadores. Es una película ideal para pasarla bien y ver a dos grandes nombres (uno del cine en general y otro del cine de acción) burlarse de sí mismos. Y no es solo eso, pues tanto Stallone como De Niro rinden homenaje a sus personajes y al de su compañero. Me hubiese encantado que la mayoría de los críticos que fue a ver Grudge Match la hubiese podido entender para así poder reír sin reservas ni prejuicios. Pero bueno, nada se puede esperar de quienes vieron en un filme como American Hustle una obra maestra. Mi recomendación es que vean Grudge Match pero sin pretender encontrarse con una obra técnica y compleja del séptimo arte. No se van a arrepentir.


Puntaje: 8/10
   

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