
Si The Purge (2013) había sido una película muy acertada en su concepción pero bastante errada en la ejecución, podemos decir que su secuela titulada The Purge: Anarchy logra darle continuidad a su buena idea de base y mejorarla de manera considerable en lo referido a la trama. A esta prometedora pero insulsa primera parte, también dirigida por James DeMonaco, le faltaba salir de la casa. No alcanzó con tener a Ethan Hawke y a Lena Headey como cabeza de cartel para hacer sobresalir un producto que por no ir más allá de lo situacional dejaba demasiados interrogantes. Tal vez haya sido una movida maestra de los productores y el director - algo que dudo- pero el resultado de ese experimento inicial es una segunda parte que completa bastante satisfactoriamente el camino iniciado un año antes.
El argumento se repite una vez más, aunque hay algunos detalles que exhiben que algo ha cambiado. La activa resistencia de parte de una guerrilla anti sistema y anarquista contra la Purga Anual ha logrado que una gran porción de la población tome conciencia de la atrocidad que este evento significa y de como solamente sirve para que los privilegiados mantengan su dominio sobre aquellos excluidos de todo beneficio y progreso (es decir, los pobres). El gran acierto es tomar varias historias que no poseen ninguna conexión inicial y hacerlas confluir en la calle, mostrando todo lo que no se vio en la entrega previa. Un policía que sale a vengar la muerte de su hijo, una madre y una hija que viven en los suburbios y escapan de un ataque de parte del cobrador de la renta y una pareja de clase media/alta que en pleno regreso a casa, ve como su auto se descompone a tan solo minutos de que comience la Purga. Todos ellos cruzarán sus caminos y deberán sobrevivir en ese infierno de 12 horas que se sucede año a año.
Como espectadores, podemos presenciar en primera persona las atrocidades que se cometen durante esta actividad que según el nuevo gobierno es "sanadora" y "sostiene a la Nación". El funcionamiento del sistema se hace visible y hay varios giros inesperados que muestran hasta que punto el ser humano puede llegar con tal de mantener una posición social - o de simplemente dar rienda suelta a sus fantasías clasistas/racistas de aniquilación de todo el que sea diferente-. El mensaje sigue siendo el mismo: sin que una mayoría acate y lleve a cabo su trabajo durante la Purga, el gobierno jamás se podría sostener en la cúspide de la pirámide. Es interesante ver también como se puede producir una cooperación entre los ricos y los pobres, donde ambos salen beneficiados mientras un grupo de víctimas paga el precio de tan alianza. El sistema necesita de todos, de esto no cabe duda alguna y el filme lo muestra con ese grupo de enmascarados que esperan amenazantes a que la Purga comience ante la horrorizada mirada de la joven pareja que sabe que posiblemente no salgan vivos esta vez.
Las actuaciones son buenas en general, aunque no son descollantes ni mucho menos. Sin grandes estrellas en cartel, sobresale la siempre bienvenida presencia del genial Michael Kenneth Williams como el líder de la revolución que amenaza con destruir los cimientos de un sistema opresivo que se mantiene con la sangre de los más necesitados. Es bueno que no haya ninguna estrella como protagonista principal, pues es lo que le da ritmo a un guión que se muestra superador respecto de su techo a perforar.
The Purge: Anarchy es un filme muchísimo más dinámico y entretenido que el anterior y por ello da pie a una posible trilogía. Hay acción al por mayor y se lleva el choque social y racial al extremo absoluto, mostrando que en sí mismos no son tan distintos el uno del otro. Más allá de algunas obviedades políticas - que no por ello dejan de ser ciertas- el cierre es muy bueno. Las escenas finales son un manual explícito - y detallado- de como funciona el sistema político desde el comienzo de la historia: nos pone buena cara y nos confirma que somos libres, pero en realidad la única libertad que poseemos es la de elegir ser sometidos (lo que ayuda a que este esquema se reproduzca ad eternum). Lamentablemente no estamos tan lejos de un escenario cuasi apocalíptico como el que se plantea aquí, y el que el espectador se preocupe por esto significa que la película ha cumplido con uno de sus más importantes objetivos. Se puede hablar siglos de la famosa hipocresía de Hollywood, que suele criticar ferozmente al sistema del que se nutre sin problema alguno de moral ¿Pero saben qué? A mi me encanta y no hay nada que vaya a cambiar esto. Al fin y al cabo, es tan solo una película y no se puede negar el hecho de que entrega lo esperado.
Puntaje: 7.5/10
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