sábado, 4 de octubre de 2014

The Expendables 3

Si hay una saga que me gusta al punto de hacerme emocionar cada vez que veo uno de sus filmes, es la de The Expendables. A esta altura del partido, creo que se va a convertir en una sucesión eterna de películas en las que el cartel no va a alcanzar para colocar los nombres de todas las estrellas que las protagonizan. Ya para la segunda parte la cuestión se había tornado complicada para los publicistas, pero para esta tercera entrega fue necesario disponer de carteles al estilo pancarta donde cupiesen las fotos y nombres de todos los actores involucrados. Este gran proyecto que inició Sylvester Stallone ha mutado de un experimento lleno de violencia, disparos, sangre y viejas leyendas del cine de acción a...Exactamente lo mismo pero multiplicado por diez en cada nueva película. A lo que debe sumarse un gran trabajo físico, puro oficio para sostener una trama que suele ser básica - pero no por ello "mala" o "aburrida"- y mucha capacidad en la siempre difícil tarea de reírse de uno mismo.

Todo comienza con un rescate explosivo (cuando no) en un tren. El objetivo es rescatar a Doc (Wesley Snipes), un viejo amigo de Barney (Sylvester Stallone) para así poder sumarlo a una muy complicada misión: darle muerte a un traficante de armas muy poderoso. Hasta allí nada nuevo, pero los problemas comienzan cuando Barney se da cuenta que su blanco es nada más ni nada menos que Stonebanks (Mel Gibson), uno de sus más viejos y sanguinarios enemigos a quien creía muerto. El enfrentamiento es inevitable y nuevamente la tragedia golpea la puerta del equipo: Caesar (Terry Crews) queda malherido y al borde de la muerte. Mientras Drummer (Harrison Ford) - su nuevo superior- los critica por haber desperdiciado una oportunidad única e irrepetible, Barney decide vengar a su compañero. Pero esta vez le comunica a los suyos que The Expendables ya no existen más pues no quiere arrastrar a las personas que más quiere hacia una muerte segura. En su lugar elegirá a un grupo de jóvenes que cumplen con todos los requisitos necesarios para como mínimo dar una buena pelea. Con sus nuevos reclutas, Barney se embarca en la misión más difícil de su vida de la que tiene muchas probabilidades de volver en un ataúd.


El choque generacional está encarado de una manera muy distinta al filme previo, pues aquí se confronta directamente a un grupo de jóvenes sanguinarios y talentosos contra la vieja escuela. Esta oposición oculta dentro de sí una reflexión acerca de como el cine de acción ha evolucionado con el paso del tiempo. Demás está decir que lo hizo para mal, pero The Expendables 3 intenta mostrar que el músculo y la tecnología pueden trabajar juntos en pos de conseguir muy buenos productos. Es la más política de la - hasta el momento- trilogía y a pesar de ser bastante más prolija en el guión (ay, la industria y sus vicios), esa hermosa esencia suya no se pierde por el camino. Creo que ni en 50 secuelas de aquí en más se podría lograr arruinar el espíritu de esta saga, en la que todo gira alrededor del compañerismo, de dar todo por el otro sin cuartel ni intereses de por medio. Que haya un filme dispuesto a sostener esa bandera bien en alto en estos tiempos donde el cine en su mayoría no es más que efectos especiales y fórmulas efectistas, es más que admirable y emotivo.


Las actuaciones de Stallone, Schwarzenegger, Statham, Lundgren y demás del elenco estable son maravillosas. Puras, bien físicas y llenas de humanidad, sabiendo hasta como hacer que hasta los clichés del género no aburran. Ya fue dicho muchas veces, pero vale la pena repetirlo: aquí el cliché no es más que un elemento muy bien colocado dentro del guión pues sirve como una parodia. Los nuevos miembros de The Expendables realizan una buena tarea, que es por sobre todo física aunque se supone que con el correr de los filmes tendrán un poco más de protagonismo. La salida de Bruce Willis, enojado por un par de dólares que no recibiría en su ya muy gordo cheque, no se siente porque en su lugar colocan a uno de los mejores: a Harrison Ford, que no desentona en lo absoluto y da la impresión de haber estado esperando toda su exitosa carrera para jugar este rol. Y ni que hablar de Mel Gibson quien como el nuevo malvado de turno es realmente hilarante y seductor, a tono con el rol que interpretó en la genial- y despreciada por no haber sido comprendida por casi nadie- Machete Kills. Hollywood se pierde mucho renegando a este increíble y políticamente incorrecto actor, y es más bien lógico que Stallone y sus muchachos hayan salido a su rescate para colocarlo como centro de un producto que va contra la corriente hollywoodense. Mención de honor para Antonio Banderas, que se sale de su zona de confort y compone a un asesino muy peculiar y en extremo gracioso exagerando al máximo el estereotipo del latino.


The Expendables 3 no es cine arte, pero no por ello no es cine. Más bien todo lo contrario, ya que reúne todas las cualidades que llevaron a muchas generaciones a enamorarse de la pantalla grande. Posee la, en mi opinión, magnífica cualidad de nunca querer ser otra cosa que una gran película de acción pero con la firma de los clásicos, lo cual la hace realmente buena. No importa si el guión es lo más predecible del universo, ya que lo que el espectador quiere ver cuando paga la entrada en este caso es un recital de trompadas, sangre y mucha adrenalina. En eso y mucho más, Stallone y sus colegas son 100% eficaces y entregan lo esperado. La violencia está redoblada en esta tercera parte y los fanáticos lo agradecemos con mucha fuerza. El traspaso generacional se encuentra muy bien logrado, aunque no se trata de un pase de antorcha sino de abrir la puerta al trabajo conjunto entre los que no se terminan de ir y los que están llegando. Por el bien del cine y por su salvación, que nunca pero nunca se nos vayan estos fenómenos.


Puntaje: 9/10


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