sábado, 23 de agosto de 2014

Walk Of Shame

Hay varios nombres que son reconocidos a mundialmente como los gestores de la llamada “nueva comedia norteamericana”. Algunos de ellos son Judd Apatow, Paul Rudd, Seth Rogen, Jason Bateman, Jason Sudeikis, Leslie Mann, Steve Carrell todos brillantes actores y actrices y además estrellas del firmamento hollywoodense – y también del circuito Indie en su mayoría-. Creo que es hora de plantar bandera por una actriz que participó en gran parte de los filmes que están catalogados como integrantes de esta nueva ola y que nunca ha sido debidamente reconocida. Hablo de Elizabeth Banks, que en estos años merced de sus interpretaciones hilarantes y poco equilibradas – para bien- se ha convertido en la gran figura de un género novedoso y asentado a la vez y que por esto último siempre corre el peligro de convertirse otra vez en una repetición de clichés. Ya sea en un clásico como The 40 Year Old Virgin (2005) como esa ninfómana desatada o en un filme por fuera de la comedia, por ejemplo, en la saga The Hunger Games donde juega muy bien el rol de una estructurada y sentida asistente de los jóvenes que van a terminar matándose entre sí, Banks siempre alcanza la nota más alta. Dirigida por Steven Brill, Walk Of Shame - la nueva película que la tiene como protagonista excluyente como nunca antes- vendría a ser la coronación definitiva de la Reina. Algo que hace tiempo era tan merecido como necesario.


La historia comienza con una divertida superposición de fallidos reales que sufrieron mientras transmitían en vivo conductores y noteros de diversos canales de noticias de los Estados Unidos. Uno de ellos - el único ficticio, claro-, es el de Meghan Miles (Elizabeth Banks) quien tras superar ese incidente que se viralizó en Youtube hace unos años, ahora se encuentra a punto de obtener un trabajo muy importante en una gran cadena de noticias. El problema es que mientras espera la respuesta final, les comunica a sus dos mejores amigas que su pareja de muchos años la ha dejado. Cuando recibe las malas noticias de parte de su agente, acepta la invitación de ellas para salir a ahogar sus penas en alcohol. Por mera casualidad conoce a Gordon (James Marsden) y termina teniendo sexo con él en su departamento. Un llamado en la madrugada la sorprende: el trabajo repentinamente es suyo y para cerrar el contrato solo deberá presentarse en las oficinas del canal a primera hora de la mañana. Todo marcha sobre ruedas, pero al salir del lugar se encuentra con que su auto fue remolcado. Sus pertenencias estaban allí, incluido su teléfono algo para nada bueno ya que bien no sabe en qué punto de Los Ángeles se encuentra en ese mismo instante. Comenzará, con lo puesto y sin un dólar siquiera, un camino lleno de obstáculos y situaciones desastrosas para poder alcanzar su gran sueño.



Walk Of Shame es por sobre todas las cosas una sucesión interminable de personajes y escenarios grotescos e hilarantes en iguales cantidades. Banks se carga con mucho oficio la película sobre sus hombros y sus compañeros hacen un muy buen trabajo como el complemento ideal. Cada uno de ellos cumple con su rol a la perfección y termina siendo una pieza importante en un puzzle lleno de humor y sarcasmo. Los dos policías, los vendedores de crack – se roban la película, créanme-, el conductor del helicóptero del canal, la empleada de la mesa de entradas del depósito de autos…Todos logran que la actriz principal brille sin opacarla ni quedar por encima de ella. James Marsden, Gillian Jacobs y Sarah Wright son los nombres más importantes del elenco después de Banks, pero en realidad no son esenciales para la trama. Apenas si se limitan a los clichés del “héroe desconocido que es buena persona y que llega justo a tiempo siempre” y al de las dos amigas con los patitos desalineados que siempre están dispuestas a salir y emborracharse.


Walk Of Shame es un gran producto de la “nueva comedia norteamericana” y refresca un poco el ambiente. Es sano ver algo con la misma calidad y producción que un filme de una eminencia como Judd Apatow sin que sea justamente eso. Apuntando menos al discurso social – solo se filtra una interesante crítica a los medios de comunicación y su vorágine por conseguir un título que venda- y más al humor puro y duro, Walk Of Shame triunfa en su simpleza. A veces no es necesario darle muchas vueltas de tuerca a una película para que sea muy buena. Con un guion directo y sólido y buenas actuaciones es más que suficiente.


Puntaje: 8/10

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