Hay varios nombres que son reconocidos a mundialmente como
los gestores de la llamada “nueva comedia norteamericana”. Algunos de ellos son
Judd Apatow, Paul Rudd, Seth Rogen, Jason Bateman, Jason Sudeikis, Leslie Mann,
Steve Carrell todos brillantes
actores y actrices y además estrellas del firmamento hollywoodense – y también
del circuito Indie en su mayoría-. Creo que es hora de plantar bandera por una
actriz que participó en gran parte de los filmes que están catalogados como
integrantes de esta nueva ola y que nunca ha sido debidamente reconocida. Hablo
de Elizabeth Banks, que en estos
años merced de sus interpretaciones hilarantes y poco equilibradas – para bien-
se ha convertido en la gran figura de un género novedoso y asentado a la vez y que
por esto último siempre corre el peligro de convertirse otra vez en una
repetición de clichés. Ya sea en un clásico como The 40 Year Old Virgin (2005) como esa ninfómana desatada o en un
filme por fuera de la comedia, por ejemplo, en la saga The Hunger Games donde juega muy bien el rol de una estructurada y
sentida asistente de los jóvenes que van a terminar matándose entre sí, Banks
siempre alcanza la nota más alta. Dirigida por Steven Brill, Walk Of Shame
- la nueva película que la tiene como protagonista excluyente como nunca antes-
vendría a ser la coronación definitiva de la Reina. Algo que hace tiempo era
tan merecido como necesario.
La historia comienza con una divertida superposición de fallidos
reales que sufrieron mientras transmitían en vivo conductores y noteros de diversos canales de noticias de los Estados Unidos. Uno de ellos - el único ficticio, claro-, es el de Meghan Miles (Elizabeth Banks) quien tras superar ese incidente que se viralizó en
Youtube hace unos años, ahora se encuentra a punto de obtener un trabajo muy importante en una
gran cadena de noticias. El problema es que mientras espera la respuesta final,
les comunica a sus dos mejores amigas que su pareja de muchos años la ha
dejado. Cuando recibe las malas noticias de parte de su agente, acepta la
invitación de ellas para salir a ahogar sus penas en alcohol. Por mera
casualidad conoce a Gordon (James
Marsden) y termina teniendo sexo con él en su departamento. Un llamado en
la madrugada la sorprende: el trabajo repentinamente es suyo y para cerrar el
contrato solo deberá presentarse en las oficinas del canal a primera hora de la
mañana. Todo marcha sobre ruedas, pero al salir del lugar se encuentra con que
su auto fue remolcado. Sus pertenencias estaban allí, incluido su teléfono algo
para nada bueno ya que bien no sabe en qué punto de Los Ángeles se encuentra en
ese mismo instante. Comenzará, con lo puesto y sin un dólar siquiera, un camino
lleno de obstáculos y situaciones desastrosas para poder alcanzar su gran
sueño.
Walk Of Shame es
por sobre todas las cosas una sucesión interminable de personajes y escenarios grotescos
e hilarantes en iguales cantidades. Banks
se carga con mucho oficio la película sobre sus hombros y sus compañeros hacen un
muy buen trabajo como el complemento ideal. Cada uno de ellos cumple con su rol
a la perfección y termina siendo una pieza importante en un puzzle lleno de
humor y sarcasmo. Los dos policías, los vendedores de crack – se roban la
película, créanme-, el conductor del helicóptero del canal, la empleada de la
mesa de entradas del depósito de autos…Todos logran que la actriz principal
brille sin opacarla ni quedar por encima de ella. James Marsden, Gillian
Jacobs y Sarah Wright son los
nombres más importantes del elenco después de Banks, pero en realidad no son esenciales para la trama. Apenas si
se limitan a los clichés del “héroe desconocido que es buena persona y que
llega justo a tiempo siempre” y al de las dos amigas con los patitos
desalineados que siempre están dispuestas a salir y emborracharse.
Walk Of Shame es un gran producto de la “nueva comedia norteamericana” y refresca un poco el ambiente. Es sano ver algo con la misma calidad y producción que un filme de una eminencia como Judd Apatow sin que sea justamente eso. Apuntando menos al discurso social – solo se filtra una interesante crítica a los medios de comunicación y su vorágine por conseguir un título que venda- y más al humor puro y duro, Walk Of Shame triunfa en su simpleza. A veces no es necesario darle muchas vueltas de tuerca a una película para que sea muy buena. Con un guion directo y sólido y buenas actuaciones es más que suficiente.
Puntaje: 8/10
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