Tras el delirio que fue Spider Man 3, ese experimento de Sam Raimi dentro de una saga brillante pero dispareja - una mímesis de la enorme trilogía de Evil Dead-, fue una decisión acertada parar la pelota por un tiempo. La primera entrega había sido buena, la segunda excelente - dentro del Top 5 de películas de super héroes de todos los tiempos- y de la tercera no hay mucho más que decir. La renuncia de Raimi a dirigir la cuarta parte y el que Tobey Maguire y Kirsten Dunst decidiesen acompañarlo en su salida, le dio a los productores la excusa perfecta. Comenzarían nuevamente pero esta vez basándose en The Amazing Spider Man, uno de mis cómics preferidos que me acompañó durante mi adolescencia cuando todavía se los conseguía a un precio módico en todos los kioskos de diario. En el primer filme quedó en claro que el tono iba a ser completamente diferente a todo lo que habíamos visto hasta ese momento. La elección de Andrew Garfield fue perfecta pues daba con el perfil adolescente del nuevo Peter Parker y físicamente era demasiado parecido. También fue muy interesante el que decidiesen centrar la historia en los padres de Peter, un misterio que con Raimi jamás había sido abordado más que superficialmente. Se dejó a Mary Jane Watson de lado y revivió la historia de Gwen Stacy con la brillante Emma Stone en ese rol. Y luego la acción de siempre con el agregado del humor, que le dieron mucho ritmo a un filme que tuvo críticas disparejas. Más allá de algunas resistencias, se pudo dejar atrás lo previo y construir la base para un proyecto que hoy además de su secuela - de la que hablaremos en las siguientes líneas- ya tiene un spin off en proceso y otras sorpresas más.
The Amazing Spider Man 2 vuelve a ser dirigida por Marc Webb y es un redoble de apuesta en todo sentido respecto a la primera entrega. La historia retoma en el lugar donde dejó la antecesora, con Peter (Andrew Garfield) y Gwen (Emma Stone) tratando de llevar adelante una vida en pareja lo más cercana a lo normal. Ella no tiene problemas con que él sea Spider Man, es más hasta parece encantarle. A Peter en cambio lo persigue el fantasma del Capitán Stacy, padre de su enamorada, quien antes de morir le pidió que se aleje de ella para no exponerla a todos los peligros que conlleva "su gran responsabilidad" (je). En los primeros minutos, el héroe atrapa a Aleksei Sytsevich (Paul Giamatti) un mafioso y resabio de la vieja Unión Soviética y que será clave para el futuro de la saga. Tras varios años de ausencia y forzado por la enfermedad terminal de su padre Norman, vuelve a la ciudad Harry Osborne (Dane DaHaan) para tomar posesión de Oscorp. Peter va a su encuentro y en poco tiempo retoman su relación como si no hubiesen estado más de 10 años sin verse. Mientras uno investiga el misterio de la muerte/desaparición de sus padres, el otro descubre que está siendo consumido por el mismo mal que afecta a su padre. La obsesión de Harry por Spider Man comienza a crecer peligrosamente pues considera que la sangre del héroe es lo único que puede salvarlo de su fatal destino. Entra en escena Electro (Jamie Foxx) quien antes de sufrir el accidente que lo convirtió en electricidad pura, era un operario de Oscorp llamado Max Hastings que tenía serios problemas de personalidad y un amor incondicional por Spider Man. Las fijaciones de ambos terminarán confluyendo para conseguir sus objetivos que poseen en común la necesidad de que el arácnido muera.
Como en la primera parte, el villano amenaza desde el titulo con ser el "Gran Malvado" pero se suma a la lista de enemigos marginales que posee Spider Man en los cómics. Tras una introducción muy soberbia y llena de CGI, termina mirando la trama casi de costado. Jamie Foxx realiza una gran labor y aun siendo una fuente casi invencible de corriente eléctrica logra no perder todo el dolor y frustración con las que carga Max Hastings en su vida cotidiana. El odio consume a este perdedor y el destino le presenta la oportunidad de vengarse contra el mundo que lo maltrata y lo ignora. Pero más allá de todo esto, no deja de ser un pobre tipo y eso es un acierto del actor y del guión. Dane DeHaan logra dar en la tecla y trae a la vida a Harry Osborne que deja de ser aquel bon vivant caricaturesco - no por ello malo, aclaro- de James Franco. Su introducción al Green Goblin es breve y muy bien manejada, dejando muchas ganas de verlo en la piel de la némesis de Spider Man por mucho tiempo. Andrew Garfield vuelve a demostrar que es Peter Parker y exagera todo el histrionismo que nos había regalado en el filme pasado. Muy suelto y con muchos chistes marca Spidey, lleva la película sobre su espalda sin problemas. Emma Stone sigue brillando como Gwen Stacy, ahora con protagonismo central en la historia. Su química con Garfield es excelente, algo lógico pues son novios en la "vida real".
The Amazing Spider Man 2 es otro muy buen trabajo de Marc Webb aunque de a ratos se apoya demasiado en el CGI dándole al espectador la impresión de estar en un videojuego. El ejemplo más claro de esto es el enfrentamiento en la Quinta Avenida entre Electro y Spider Man, un festival de efectos especiales. El otro gran error que comete el filme es no aprovechar al máximo al amaravilloso Paul Giamatti, pero sus minutos de protagonismo sobre el final explican un poco mejor el porqué de este "olvido". La banda sonora a cargo de Hans Zimmer es - como no podía ser de otra forma- brillante e intensa. Mucha electrónica en una peculiar alianza con la música clásica que sorprende para bien.
La escena detrás de los créditos abre la puerta a varias historias, siendo la de los Sinister Six la primera que se va a explorar. The Amazing Spider Man 2 posee toda la acción y los guiños que los fanáticos die hard del cómic están siempre esperando. Termina siendo una buena combinación de humor, drama y emoción cada uno en su justa proporción. Se cierran varias puertas pero, como ya mencioné, se va a fondo con el tema de los padres de Peter en un movimiento inteligente pues cada cosa develada plantea nuevos interrogantes. Como se puede ver, hay cuerda para rato con esta saga que por el momento se va a tomar un descanso hasta 2016 como mínimo.
Puntaje: 9/10
domingo, 31 de agosto de 2014
sábado, 23 de agosto de 2014
Walk Of Shame
Hay varios nombres que son reconocidos a mundialmente como
los gestores de la llamada “nueva comedia norteamericana”. Algunos de ellos son
Judd Apatow, Paul Rudd, Seth Rogen, Jason Bateman, Jason Sudeikis, Leslie Mann,
Steve Carrell todos brillantes
actores y actrices y además estrellas del firmamento hollywoodense – y también
del circuito Indie en su mayoría-. Creo que es hora de plantar bandera por una
actriz que participó en gran parte de los filmes que están catalogados como
integrantes de esta nueva ola y que nunca ha sido debidamente reconocida. Hablo
de Elizabeth Banks, que en estos
años merced de sus interpretaciones hilarantes y poco equilibradas – para bien-
se ha convertido en la gran figura de un género novedoso y asentado a la vez y que
por esto último siempre corre el peligro de convertirse otra vez en una
repetición de clichés. Ya sea en un clásico como The 40 Year Old Virgin (2005) como esa ninfómana desatada o en un
filme por fuera de la comedia, por ejemplo, en la saga The Hunger Games donde juega muy bien el rol de una estructurada y
sentida asistente de los jóvenes que van a terminar matándose entre sí, Banks
siempre alcanza la nota más alta. Dirigida por Steven Brill, Walk Of Shame
- la nueva película que la tiene como protagonista excluyente como nunca antes-
vendría a ser la coronación definitiva de la Reina. Algo que hace tiempo era
tan merecido como necesario.
La historia comienza con una divertida superposición de fallidos
reales que sufrieron mientras transmitían en vivo conductores y noteros de diversos canales de noticias de los Estados Unidos. Uno de ellos - el único ficticio, claro-, es el de Meghan Miles (Elizabeth Banks) quien tras superar ese incidente que se viralizó en
Youtube hace unos años, ahora se encuentra a punto de obtener un trabajo muy importante en una
gran cadena de noticias. El problema es que mientras espera la respuesta final,
les comunica a sus dos mejores amigas que su pareja de muchos años la ha
dejado. Cuando recibe las malas noticias de parte de su agente, acepta la
invitación de ellas para salir a ahogar sus penas en alcohol. Por mera
casualidad conoce a Gordon (James
Marsden) y termina teniendo sexo con él en su departamento. Un llamado en
la madrugada la sorprende: el trabajo repentinamente es suyo y para cerrar el
contrato solo deberá presentarse en las oficinas del canal a primera hora de la
mañana. Todo marcha sobre ruedas, pero al salir del lugar se encuentra con que
su auto fue remolcado. Sus pertenencias estaban allí, incluido su teléfono algo
para nada bueno ya que bien no sabe en qué punto de Los Ángeles se encuentra en
ese mismo instante. Comenzará, con lo puesto y sin un dólar siquiera, un camino
lleno de obstáculos y situaciones desastrosas para poder alcanzar su gran
sueño.
Walk Of Shame es
por sobre todas las cosas una sucesión interminable de personajes y escenarios grotescos
e hilarantes en iguales cantidades. Banks
se carga con mucho oficio la película sobre sus hombros y sus compañeros hacen un
muy buen trabajo como el complemento ideal. Cada uno de ellos cumple con su rol
a la perfección y termina siendo una pieza importante en un puzzle lleno de
humor y sarcasmo. Los dos policías, los vendedores de crack – se roban la
película, créanme-, el conductor del helicóptero del canal, la empleada de la
mesa de entradas del depósito de autos…Todos logran que la actriz principal
brille sin opacarla ni quedar por encima de ella. James Marsden, Gillian
Jacobs y Sarah Wright son los
nombres más importantes del elenco después de Banks, pero en realidad no son esenciales para la trama. Apenas si
se limitan a los clichés del “héroe desconocido que es buena persona y que
llega justo a tiempo siempre” y al de las dos amigas con los patitos
desalineados que siempre están dispuestas a salir y emborracharse.
Walk Of Shame es un gran producto de la “nueva comedia norteamericana” y refresca un poco el ambiente. Es sano ver algo con la misma calidad y producción que un filme de una eminencia como Judd Apatow sin que sea justamente eso. Apuntando menos al discurso social – solo se filtra una interesante crítica a los medios de comunicación y su vorágine por conseguir un título que venda- y más al humor puro y duro, Walk Of Shame triunfa en su simpleza. A veces no es necesario darle muchas vueltas de tuerca a una película para que sea muy buena. Con un guion directo y sólido y buenas actuaciones es más que suficiente.
Puntaje: 8/10
Captain America: The Winter Soldier
Captain America: The
First Avenger (2011) es una muy buena película que a pesar de no poseer
demasiadas grietas – y eso que uno las busca obsesivamente siempre- no me había
dejado un buen gusto en la boca. Si bien la introducción al universo del
Capitán América estuvo bien realizada, creo que se le dedicó demasiado tiempo a
la parte de “cómo llegó a…” y eso le restó movimiento al filme. La acción llega
solamente sobre el final para encima dejarnos con las ganas y con nuestro
héroe, como bien marca la historia original, congelado esperando a ser
resucitado en los tiempos que corren. Algo de esto se vio en la escena detrás
de los créditos que sirvió como pie para la magnífica The Avengers. Con Captain
America: The Winter Soldier, Marvel como en toda la Fase 2 de su proyecto
se sitúa temporalmente después de la Batalla de Nueva York que estuvo a punto
de destruir el planeta tierra. Anthony
y Joe Russo fueron esta vez los
encargados de dirigir el filme y consiguieron crear lo mejor – junto a Guardians Of The Galaxy- que el popular
emporio de los cómics nos ha ofrecido desde la brillante Iron Man (2008).
El guion retoma desde el punto exacto donde había quedado su
antecesora. Steve Rogers (Chris Evans)
trabaja para un muy cambiado – desde su óptica idealista de hace 70 años-
Ejército de los Estados Unidos en misiones secretas como el Capitán América mientras
intenta ponerse al día con todo lo que perdió en sus años de congelamiento en
el polo. Desde el vamos hay un explosivo rescate a cargo de S.H.I.E.L.D que
entra en un barco para rescatar a los rehenes de un reconocido terrorista. Tras
la accidentada misión, Rogers va a cuestionar a Nick Fury (Samuel L. Jackson) por haber arriesgado la vida de los civiles en
pos de cumplir los múltiples – y ocultos- objetivos de la misión. Se nota
cierto discurso contra el militarismo de los EEUU pos September 11 y a la
imposición del miedo como la única manera de sostener el liderazgo mundial.
Entra en escena Black Widow (Scarlett
Johansson) que tras estar al borde de la muerte en su incursión al barco
comienza a desconfiar de ciertos movimientos en la estructura de mandos. Rogers
se terminará en su ejercicio matutino haciendo amigo de un ex soldado llamado
Sam Wilson (Anthony Mackie) que lo
ayuda mucho a adaptarse al mundo de hoy. Va a ser Nick Fury el que empiece a
notar que en la organización que dirige no es él quien mueve los hilos y
termina emboscado en medio de la calle, apenas sobreviviendo a una brutal y
sangrienta persecución. El Winter Soldier (Sebastian
Stan) es el encargado de dejarlo inicialmente al borde de la muerte y luego
de perseguirlo hasta el departamento de Steve Rogers donde se había escondido.
Fury se metió donde no debía y por ello le pide que no confíe en nadie, pues el
enemigo está adentro. Rogers y Black Widow comienzan a escarbar el pasado para encontrarse
con diversas sorpresas y con una amenaza que parecía extinta pero que en
realidad estaba latente esperando el momento para lanzar su contraofensiva.
Captain America: The
Winter Soldier es una gran película. Posee el tono político bien arriba y
realiza una muy buena conexión/relación con la actualidad. Hay una crítica muy
fuerte a la sociedad de vigilancia absoluta que se impone como modelo global
desde la caída de las Torres Gemelas y no se queda en la simple mención
efectista sino que trata de profundizar dentro de lo posible. El ataque contra
la hipocresía de la política y su doble discurso es bueno pero contrasta con la
idealización de un pasado en el cual las cosas eran bastante parecidas en lo
que refiere a los manejos de los Estados Unidos interna y externamente.
La acción es continua, no da tregua en ningún momento, con
lo que mejora al filme anterior que fallaba sobre todo en esa zona. Cada escena
es más impresionante que la siguiente y el CGI está utilizado razonablemente.
Los cuatro personajes centrales están bien desarrollados y cada uno juega su rol
a la perfección. El Winter Soldier es un elemento más en la trama a pesar de
ser quien le da el título a esta segunda entrega y a pesar de su poco
protagonismo es lo que abre la puerta para lo que se viene. El desarrollo de
este agente del caos tiene una infinidad de posibilidades y sería interesante
que lo pongan como centro la próxima vez.
Las actuaciones son excelentes de parte de Johansson, Mackie, Evans, Jackson y Stan. Por primera vez Nick Fury posee mucha incidencia en la trama
y eso agiganta el trabajo del siempre hilarante y sólido Samuel L. Jackson que sigue mostrando lo ácido de su personaje pero
también puede explorar nuevos horizontes bajo ese icónico parche. Cualquiera de
los 5 puede tranquilamente llevar adelante una película propia, tienen la
espalda suficiente, y eso es garantía de confianza para el estudio que sabe
que, aun en un rol marginal, siempre lo van a hacer muy bien en cualquiera de
sus productos. Se destaca también el gran Robert Redford, que en la piel de el típico político hijo de puta, hace su debut en el universo del cómic llevado al cine.
Captain America: The
Winter Soldier es un gigante paso al frente de Marvel. Es mucho más política y oscura que The Avengers y busca salirse un poco del esquema “chiste-pelea-algo
de drama-explosión-posible muerte que genera más drama-está todo bien-chiste-escena
misteriosa” habitual en los filmes de héroes y superhéroes de esta factoría –
aclaro que esto no es algo que los hace malos en sí, ojo-. Si hay algo que
Marvel sabe hacer, además de dejar puertas abiertas al mismo tiempo que cierra
las necesarias, es renovarse y sorprender aun sin cambiar demasiado el esquema.
Puntaje: 9/10
The Monuments Men
George Clooney es
uno de los mejores actores que he visto en mi vida. Lo puedo afirmar y defender
con argumentos y sin ningún problema ante quien sea que critique mi opinión.
Ahora, una cosa es ser un gran actor y otra que ese mismo talento, elegancia y
ductilidad se trasladen al otro lado de la cámara. Sus tres filmes previos como
director resultaron disparejos entre sí, con un pico alto en la maravillosa e
intrigante Good Night And Good Luck
(2005), una baja notable en la particular Leatherheads (2008) y una mejoría importante en la más reciente The Ides Of March (2011). Con The Monuments Men y bajo la premisa de
una historia real – y esta vez es en serio, no un mero truco publicitario- se
embarca en un proyecto que es el mejor ejemplo del dicho que marca que no
siempre una gran idea da los mejores resultados. Como en todas las áreas
profesionales, el éxito depende de la ejecución de los planes y en este caso
lamento decir que Clooney no consiguió
dar en la tecla.
La historia es noble pero más bien simple, una pequeña
página en la historia que intenta capturar lo épico de la tarea llevada a cabo
por un grupo de curadores de arte que en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial
se introdujeron vía Ejército de los Estados Unidos en Europa para recuperar
cientos de obras de arte robadas por los Nazis. A muchos podrá emocionarlos y a
otros – la gran mayoría- aburrirlos. Yo me cuento dentro del segundo grupo, que
según lo dicho por los principales críticos de los EEUU y del mundo al parecer
es más nutrido que el primero. La dinámica de The Monuments Men es demasiado similar a Ocean’s Eleven que – tanto la original como su remake y secuelas-
es una película muy divertida sin dudas pero siempre y cuando sus protagonistas
no sean soldados en el medio de una guerra. La combinación inicial entre humor
y solemnidad es una que no funciona y que el director insiste con hacer extensiva
al resto de la película. Lógicamente lo solemne y lo patriótico – y muy barato-
terminan sobrepasando al humor que llega en pocas cantidades y muchas veces sin
causar gracia. El nosotros los buenos y ellos los malos es tan grotesco que
termina logrando lo que la película en sí misma no puede: hacer reír a
carcajadas.
Sorprende que a pesar de estar plagado de enormes actores
como Bill Murray, Matt Damon, John Goodman, Cate Blanchett,
Jean Dujardin y el mismo George Clooney, este largometraje sea en exceso lento y den ganas
de dejar de verlo cuando solo pasaron los primeros 25 minutos. La trama se
desarrolla de una manera demasiado pesada y de prometer el cielo al comienzo
pasa a ser el recorrido de un grupo de amigos por varios pueblitos europeos
destruidos por la guerra con algún que otro tiro de por medio y unas lágrimas
por una muerte. De tan esquemática y aburrida que resulta, The Monuments Men pasa casi desapercibida. Con su pomposidad y auto
celebración desperdicia una muy buena historia y a varios actores que pueden
ser catalogados dentro de los mejores 100 de la historia del cine como mínimo.
De los intérpretes no se puede decir que estén realmente
mal, pues el guion es el verdadero problema. Pero todos menos la gran dupla que
conforman Bill Murray y Bob Balaban – y John Goodman, como siempre sobresaliendo en todas las escenas aún
desde un lugar marginal- se muestran sin sangre, sin corazón, sin alma. La
época está bien recreada sin duda alguna desde lo estético, la escenografía y
el vestuario. La dirección de George
Clooney es igual de desalmada que su actuación sin chispa ni inteligencia.
The Monuments Men
es un pésimo pastiche de Ocean’s Eleven y Band Of Brothers que salió realmente mal
(¿O alguien esperaba que semejante Frankenstein saliese bien?). Los grandes
nombres son un activo que siempre sirve para atraer al espectador, pero luego
el trabajo debe ser bueno para que al finalizar la función estos salgan conformes.
El veredicto final es lógico: una verdadera y penosa pérdida de tiempo.
Puntaje: 3/10
That Awkward Moment
That Awkward Moment
es un filme interesante que sería uno más del montón si sus protagonistas
fuesen mujeres. Pero como en lugar de ser un grupo de amigas, es uno de amigos
el que protagoniza esta película, podemos considerarla una bocanada de aire
fresco dentro de la comedia romántica. En su opera prima, Tom Gormican decidió encarar la ruptura amorosa desde un punto de
vista diferente. Si bien sus tres protagonistas masculinos poseen casi todos
los clichés del género, cada uno de ellos es aprovechado para ser presentado en
tono de parodia. Las críticas fueron disparejas y la recaudación fue razonable
si se la compara con el dinero invertido en su realización. Aunque considerando
que 4 de los mejores actores jóvenes de este momento son sus protagonistas, el
resultado final puede ser visto no como un fracaso estrepitoso pero sí como
apenas discreto.
Jason (Zac Efron),
Mikey (Michael B. Jordan) y Daniel (Miles Teller) son tres amigos de toda
la vida que se encuentran en la puerta de los 30 años. Cuando menos lo espera,
Mikey es abandonado por su esposa Vera (Jessica
Lucas) que considera que se casaron demasiado jóvenes y que gracias a ello
su vida se ha hecho una rutina insoportable. Sus dos compañeros deciden apoyarlo
y hacen un pacto que consiste en no iniciar ninguna relación mientras su
sufriente amigo se mantuviese soltero. El problema es que mientras ellos
comienzan a enamorarse de dos nuevas y recientes conquistas (interpretadas por Imogen Poots y Mackenzie Davis) a espaldas de su amigo, este cae en una depresión
profunda. A medida que sus relaciones avancen, todo amenaza con llegar al punto
de no retorno que arruine su amistad para siempre.
Queda claro que lo que tenemos aquí es un filme que funciona
a puro “Bro-Mance” y que si sale bien parado es por el talento y la gran
química entre sus tres protagonistas principales. Efron, Jordan y Teller se encuentran en su mejor
momento profesional y logran ser igual de eficaces en la seriedad y en lo
humorístico. Imogen Poots, Mackenzie Davis y Jessica Lucas son las tres contrapartes perfectas para los tres
hombres y con su actitud dominante ante ellos logran dar vuelta por completo el
paradigma habitual que reina dentro de este género cinematográfico.
That Awkward Moment
es a mi parecer el título perfecto para la película. El amor no es algo
planificado, algo que se pueda conseguir siguiendo una absurda lista de
consejos y objetivos sino que siempre surge de forma inesperada y su desarrollo
termina siendo imposible de explicar. Con su mejor amigo sufriendo por el
desamor, a Jason y Daniel el amor “les toca la puerta” para terminar
venciéndolos más allá de su resistencia orgullosa inicial. La cantidad de
conflictos que se desencadenan a partir de esto son bastante previsibles pero
no por ello hacen del filme algo aburrido o lleno de azúcar. El humor y el
drama están bien dosificados a lo largo y ancho del guión, formando un círculo
que cierra muy bien.
Pero donde más acierta That
Awkward Moment es en proponer una situación poco habitual. Va en una
dirección extraña dentro del género, siendo el ejemplo más claro de este “rumbo
clásico” la serie y las películas de Sex
And The City que pueden parecer feministas pero son todo lo contrario. Gormican derriba con buenas intenciones
el mito del macho irresistible y del conquistador desenfrenado por el que todas
las mujeres mueren. Lo toma, lo presenta y luego lo refriega por el piso
haciéndolo viajar en la montaña rusa del amor y sus múltiples sensaciones.
Termina entrando perfecto en la palma de la mujer con la que se involucra y
bailando a su ritmo a todo momento.
El final es aceptable pues no se queda con el happily ever after. El guion es dinámico
y muy gracioso (hillarious, dirían en
los Estados Unidos) y además nos lleva de paseo por cada rincón del siempre
hermoso Soho de Nueva York. No creí que me fuese a gustar tanto That Awkward Moment, pero más allá de
sus clichés y su previsibilidad en varios tramos, es una muy buena comedia
romántica que marca el camino para renovar un género igual con menos ideas y
creatividad que el de terror con cámara en mano. Y eso ya es mucho decir.
Puntaje: 7.5/10
viernes, 22 de agosto de 2014
A Million Ways To Die In The West

La trama es muy sencilla, un relato de Western clásico: estamos ante la historia de un granjero
cobarde llamado Albert (Seth Mc Farlane)
que está en pareja con la joven Louise (Amanda
Seyfried). Ella lo abandona cuando él decide no confrontar a uno de los
pobladores en un duelo a muerte. Sus razones son como mínimo comprensibles y se
basan en su odio al Far West. Considera que todo el mundo muere por las razones
más inverosímiles, algo que se comprueba en una sucesión ridícula de
fallecimientos presentados al espectador. Mientras Albert trata de digerir su
reciente separación, llega al pueblo un bandido muy peligroso llamado Clinch (Liam Neeson) con sus socios y su mujer
Anna (Charlize Theron). Un día ella
conoce a Albert y decide entrenarlo para un duelo a muerte con el nuevo novio
de su ex mujer. Lo que en realidad busca es un contendiente que termine de una
vez por todas con su abusivo esposo, pero de a poco los dos se van a ir
enamorando el uno del otro.
Desde el vamos, el creador de Family Guy se despacha con su batería habitual de chistes llenos de
sarcasmo, sexualidad, religión, escatología, racismo, los referidos a todo tipo
de enfermedad y los infaltables: los de época. También están sus típicos
personajes extraños y muy graciosos que le dan un poco de aire a la trama. El
mejor ejemplo son la pareja del zapatero y la prostituta, un dúo brillante que
es lo mejor de la película. El cruce entre el pasado y el presente está bien manejado y
la química entre McFarlane y Theron es fenomenal. Si bien los gags y
los cameos son efectivos al comienzo, su uso exagerado termina siendo contraproducente
ya que le quita el ritmo a una historia que decae tras la primera media hora.
Al estar estructurado como una sucesión de situaciones graciosas – con un
mínimo enlace entre sí- el interés de quien está observando se encuentra en
peligro. El homenaje y burla - al mismo tiempo- al Western es correcto más que
nada en el manejo de los planos y la edición final.
Liam Neeson, Amanda Seyfried y Charlize Theron están bien pero demasiado chatos. Se nota que
buscaron subirse a la “Ola Pos-Ted” y trabajar en lo que sea con McFarlane. La nula profundidad de sus
interpretaciones es compensada por el histrionismo del director que, a pesar de
no conocer todavía el límite justo en este formato, se roba el show con su
carisma. Aunque gracioso, lamentablemente no alcanza para hacer de A Million Ways To Die In The West un
filme siquiera potable.
A Million Ways To Die
In The West apunta al homenaje burlón a un género legendario como el
Western y elige el camino correcto para lograrlo: la no idealización del
pasado. Pero se queda solamente en eso, en la idea de base. Esto porque, si
bien gracioso, no puede evitar caer en el lugar común y terminar siendo una
repetición mecánica de chistes. Y algunos de ellos de muy dudoso gusto, aún
para alguien como Seth McFarlane. Le
sobran como mínimo 30 minutos y bien podría haber sido un capítulo de Family Guy. Segundo paso no tan bueno
para alguien que hoy por hoy es uno de los centros gravitacionales de
Hollywood. Lo que sigue – al parecer es Ted
2- tendrá que ser mucho mejor sin lugar a dudas si el deseo es volver a
cautivar y divertir a los espectadores.
Puntaje: 4.5/10
viernes, 8 de agosto de 2014
Guardians Of The Galaxy
Ayer fui a ver Guardians Of The Galaxy tras haberme pasado
una semana leyendo muchas críticas – la mayoría- positivas y otras tantas que
no fueron tan benevolentes con este nuevo filme de la factoría Marvel. Debo
confesar que nunca fui un gran lector del cómic y que mi conocimiento acerca de
estos personajes y sus aventuras por el espacio es bastante chato. Con el
anuncio del inminente estreno y el comienzo de la lluvia de trailers y spots
televisivos, decidí conocer un poco más acerca de este equipo disparejo – y muy
particular- de renegados que viaja por el universo protegiéndolo contra
cualquier malvado que amenace con destruirlo. Me encontré con grandes dosis de
humor, amistad, aventuras y nostalgia ochentosa, cuatro cosas que me encantan,
por lo que la lectura me resultó realmente entretenida. También hay acción por
doquier y todo tipo de cruces con el vasto universo de Marvel, algo que nunca
puede faltar.
Me sorprendió que algunos críticos de aquí y allá a los que
admiro mucho se hayan puesto – con distintos argumentos- en contra de la
película. Hubo uno de estas pampas que dijo que le parecía un desastre, que sus
personajes eran patéticos y que ir a verla es ser un esclavo del “nuevo
paradigma” cinematográfico que estaría marcado por los geeks (de los cuales me
siento parte y con mucha honra) que asisten año a año a la maravillosa y masiva
Comic-Con de San Diego, California. Si bien es verdad que las historietas han dejado
de ser el centro de la ya legendaria convención, no se puede dejar de resaltar
la importancia que ha cobrado para la industria del cine. No es un detalle
menor que los estudios se peleen literalmente por conseguir un panel para
presentar sus nuevas películas, series o renovadas temporadas. Todos los
grandes actores suelen hacerse un hueco en su apretada agenda y se desplazan
hasta allí para promocionar esos productos que tanto aman quienes abarrotan los
halls del enorme edificio donde está montado el evento. Otro de
los ataques se basaba en la idea de que el guion era demasiado intrincado, sin
una historia coherente y solo apta para fanáticos hardcore del cómic y de todo
lo que involucre a Marvel. Lo más gracioso que leí fue a en el muy buen sitio
web Village Voice – lo recomiendo y mucho- donde una de sus críticas estrella
despedazó a Guardians Of The Galaxy sobre la premisa de que era uno de esos
filmes que trataban de ser hilarantes a todo momento y que por ello se tornaba
más bien pedante y aburrido. Claro que del otro lado del mostrador, como se
encarga de explicar muy bien en una nota otro de los críticos del mismo sitio,
también hay un exagerado nivel de intolerancia. Fanatismo le llamo yo o también
podría ser denominado “estupidez”. Nunca faltan los dogmáticos capaces de aplaudir
a rabiar cualquier cosa que venga de Marvel, aunque sea la imagen de uno de sus
personajes haciendo caca. Mientras esté el logo rojo y blanco allí, dirán que
es una maravilla y harán de ella un nuevo récord de taquilla. La idea de la
“dictadura de los geeks” apunta para este lado y si bien algo de verdad hay en
esta teoría, hay que saber entender la lógica del negocio. Los ejecutivos de
Disney y Marvel saben qué desde el estreno de la brillante Iron Man (2008) son
los nuevos reyes de este negocio. Hay un ejército cada vez más grande de
personas que esperan ansiosas cualquier rumor, imagen, trailer, comentario,
etc. al respecto del nuevo producto que llegará a los cines. No importa si la
fecha de estreno es dentro de 4, 10 o 20 años porque ellos saben que la mayoría
de los fans van a estar comiéndose las uñas por todo el tiempo que sea
necesario y hablando sin cesar de cualquier novedad que llegue por más
irrelevante o idiota que sea.
Por todo esto es que hay que poner paños fríos y tratar de
analizar cada nuevo filme o serie televisiva desde una perspectiva lo más
objetiva posible. De nada sirve ponerse de un extremo o del otro pues en lo
único que se termina es en la negación absoluta de la realidad. Cada espectador
está en su derecho de decir que la película le encantó o le pareció una
soberana tontería, no se trata de perseguir como si fuésemos la KGB a quienes
aman/odian a Marvel. Cada quien posee su opinión y muy seguramente todas las
posturas poseen una justificación válida. Personalmente creo que Guardians Of
The Galaxy es uno de los mejores filmes de Marvel, peleando codo a codo con
Iron Man y The Avengers. Puede sonar como una locura lo que estoy afirmando,
pero creo que considerando la totalidad de los elementos conjugados en la
película debe haber muchísimas personas que piensan lo mismo o al menos algo
parecido.
La historia comienza con un golpe muy duro. A fines de los
80’, vemos como un joven Peter Quill se encuentra en el hospital donde su madre
agoniza tras una larga lucha contra el cáncer. En sus últimos momentos de vida,
le entrega un regalo y una carta con el pedido de que lo abra cuando ella ya no
esté. El niño se quiebra y su madre le pide que le tome la mano, algo a lo que
él se niega. Segundos más tarde ella fallece y esos segundos dubitativos serán
una sombra que lo persiga por el resto de su vida. Sale corriendo del centro
médico y rompe en un llanto desconsolado en el medio de la noche. Una nave
espacial lo abduce y un rápido flashforward nos lleva a una galaxia remota situada
años luz de la tierra. Peter (Chris Pratt) ya tiene ya 26 años y es un cazador de
recompensas que se hace llamar Star-Lord. Recorre todo el universo en búsqueda
de objetos que puedan tener valor para venderlos al mejor postor. En una escena
tan impactante como cool, llega a un planeta que esconde un objeto muy poderoso
llamado "La Orbe". Una vez que logra tenerlo en sus manos, un grupo de soldados de
Ronan (Lee Pace) el tiránico y poderoso líder de los Kree que es llamado “El
Acusador” por su trabajo de ir por la galaxia acusando y castigando a quienes
crea culpables (de lo que sea). Tras escapar de una situación más bien
complicada, Quill se convierte en un blanco móvil que será perseguido por un
variopinto de personajes que quieren hacerse de la Orbe por diversas razones.
Entra así en escena Thanos (Josh Brolin), el amo del universo - el más poderoso de todos- y quien está en las sombras en esta persecución y que ya había aparecido tras los créditos de
The Avengers. Su obsesión son las Infinity Stones y utilizará a Ronan para
conseguir su objetivo. Sus dos hijas, la biológica Nebula (Karen Gillan) y la
adoptiva Gamora (Zoe Saldana) se alistarán – también con razones y objetivos
muy diferentes- para poner sus manos sobre "La Orbe". Ambas fueron transformadas
por su padre en máquinas de matar y cedidas a Ronan para que pueda terminar con
su misión. A todo esto aparecen Rocket Racoon (la genial voz de Bradley Cooper),
una criatura manipulada genéticamente con apariencia de mapache, y Groot (brillante
vocalización de Vin Diesel), un simpático y brutal árbol (cualquier similitud
con los Ents de The Lord Of The Rings no es casualidad) que forman un muy
bizarro equipo caza recompensas. El cuadro lo completan Drax (Dave Bautista)
apodado “El Destructor”, un extraterrestre muy fuerte cuyo único objetivo en la
vida es vengar la muerte de su familia en manos de Ronan y Thanos. Los destinos
e historias de todos ellos confluirán y el resto lo tendrán que ver ustedes en el cine – y si
es posible en 3D, algo que hace de la experiencia algo maravilloso-.
A James Gunn lo conocía por las interesantes pero incompletas
Slither (2006) y Super (2010) además de un fragmento en la escandalosamente
ridícula Proyect 43 (2013). Lo que me había quedado era su gusto por el cine
clase B y a decir verdad esto se confirma con creces en Guardians Of The Galaxy. Su
trabajo es muy bueno detrás de cámaras y también como guionista pues no es
fácil lograr armar una introducción tan compacta y completa que sirva de pie a
una saga que como mínimo va a tener dos filmes más. Todos los personajes e
hilos argumentales son presentados, cada uno en la forma justa según su
relevancia para esta primera parte. Lo que vendrá, vendrá en unos años (al
final se anuncia muy originalmente que habrá una secuela) pero este trabajo es
un muy bien realizado por Gunn.
Las actuaciones son realmente buenas y todos los personajes
poseen su atractivo particular. Chris Pratt realizó un cambio físico impactante
para el filme y su Peter Quill responde a la perfección al perfil del cómic.
Nostálgico y mujeriego, anclado en el pasado y por ende un desorden total, de a
poco pasará de ser un renegado al que solo le importa su propio ombligo a estar
dispuesto a dar su vida por la galaxia. Zoe Saldana se pinta de verde como
Gamora, hija bastarda de Thanos – y también “su preferida”- que pasó de ver
como este asesinaba a sus padres a ser una perfecta máquina de matar a su
servicio. Su trabajo es bueno porque logra ser convincente tanto en la dureza
sin emociones ni sentimientos como en su posterior humanización. El luchador
Dave Bautista se pone en la piel del brutal e hilarante Drax, que posee como
característica principal el ser realmente torpe. Más allá de su gran habilidad
para luchar, es muy gracioso que no entienda ninguna metáfora “humana” y que
las tome todas de forma literal (lo mismo hace Gamora). Es un personaje
complejo pues en su tosquedad y poca inteligencia también hay alguien
destruido por una tragedia personal. Su corazón es tan grande como sus músculos
y no tardará en acoplarse al equipo. Groot y Rocket Racoon son un espectáculo aparte.
Las voces de Vin Diesel y Bradley Cooper le ponen cuerpo a lo que en realidad
no está allí pues es puro CGI. Compañeros fieles y cascarrabias, que se
complementan a la perfección, con un alma mucho más grande que sus
cuerpos y un grado de humanidad impactante. Diesel logra transmitir
innumerables estados de ánimo con ruidos y la única frase que Groot puede
decir: “I AM GROOT”. El resto de los intérpretes - John C. Reily, Michael Rooker y Glenn Close se visten de los secundarios perfectos- acompaña muy bien a los cinco
protagonistas principales y no hay que dejar pasar la primera gran aparición de
Thanos en el cine. Josh Brolin desde la voz y los gestos da en el centro y nos
deja con ganas de ver más de este intrigante malvado, algo que sin dudas va a suceder en
las próximas entregas.
Guardians Of The Galaxy tanto en el cómic como en esta
primera versión cinematográfica, es el resultado de una combinación perfecta de
amistad, humor, nostalgia, acción, muchas aventuras y un espíritu amateur que enamora. El paso del
papel a la pantalla grande es óptimo y eso se debe sobre todo a que el director
respetó a rajatabla el clase B de la historia original. Las
referencias a los 80’ son demasiadas - todas brillantes- y van desde los Krolls hasta Footloose. El
soundtrack es una maravilla, la selección perfecta de grandes éxitos de aquellos años
que te lleva de la emoción al baile en pocos segundos. Guardians Of The Galaxy
es la mejor película que ha hecho Marvel hasta el momento y sorprende que este
momento haya llegado con un producto más bien marginal dentro de su universo y
que es conocido solo por los más fanáticos. Las razones de estos elogios están todas a la vista:
el filme es un viaje inolvidable, una montaña rusa llena de diversión y peligro
en iguales cantidades que abarca a todo el público. Es sin lugar a dudas el
producto más parejo de todos los presentados hasta el momento, el que cierra magistralmente por todos lados. No hay nadie que
no vaya a reír y llorar a lo loco si se sienta a mirar esta gran película. El exceso de chistes tontos y la
historia complicada y llena de personajes y universos que nadie conoce del que hablaban los que fueron más duros con el filme jamás se dieron una vuelta por la sala de cine. El crítico de nuestras pampas que mencioné al comienzo de
este texto dijo que si esto – refiriéndose al largometraje- era el cine del
futuro, él no quería formar parte de semejante engaño y subestimación del
espectador. Bueno lo que yo desde mi lugar les puedo decir es que hacía mucho
tiempo que una película no me generaba tanta felicidad como esta. Al salir de
la sala de cine, regresé a mi casa bailando al son de “I Want You Back” de los
Jackson 5 – y lo sigo haciendo en este momento-. El cine no es solamente
conceptualismo puro, cine arte a cagarse, algo que también me encanta pero que - como todo- si llega en
grandes dosis termina aburriendo. Hay una línea en la que Quill le explica a
Gamora que Kevin Bacon en Footloose es un héroe porque “llega a un pueblo donde
todos tenían un palo metido en el culo” y les enseña que bailando la vida es
mejor. No vendría mal una persona que les explique esto a nuestros “palo en el
culo” nativos y a los del extranjero también. Disfruten muchachos y más si lo
que tienen enfrente es realmente excelente.
Que quede en claro mi postura: si Guardians Of The Galaxy es realmente lo que se
viene para cine, entonces que cuenten conmigo.
Puntaje: 10/10
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