Amelia (Essie Davis) y su particular e inquieto hijo Samuel (Noah Wiseman) los protagonistas de la historia. Ella es una enfermera de geriátrico cuyo marido falleció en un trágico accidente automovilístico cuando iban camino al hospital para el parto que a pesar de las dificultades y riesgos pudo ser llevado adelante. Amelia se encuentra en un mal momento, agobiada por la vida misma y teniendo que cargar sobre sus espaldas todos los problemas psicológicos de Samuel. Él es un muchacho al que la contención maternal no le es suficiente simplemente por el hecho de que su madre no termina de cerrar el capítulo más doloroso de su vida. Las pesadillas lo persiguen constantemente y vive diciendo que en su cuarto se esconden monstruos que buscan dañarlos a los dos. Para repelerlos, inventa una serie bastante ingeniosa de armas que lo único que consiguen es hacer de la casa un caos y, por ende, irritar a Amelia cada día más. Una noche antes de ir a dormir, ambos encuentran un libro rojo en la cómoda de Samuel. Este cuenta la historia de un tal Babadook, una especie de demonio que aterroriza a las personas para quedarse con sus almas. Un material más bien tenebroso, que sobrepasa los límites del buen gusto y lo razonable aún para un adulto y que los deja perturbados a los dos. El terror de Samuel comienza a crecer de manera exponencial, pues afirma haber visto merodeando por la casa a la entidad malvada de la que habla el libro. Amelie no le cree al principio, pero al poco tiempo comienza a sentir que algo anda realmente mal; sus peores pesadillas y sus mayores miedos la acechan, dejándola sin razones para no creer en lo que dice su hijo.
The Babadook posee una historia muy bien desarrollada, que se va revelando en capas y que no aburre a pesar de que se toma su tiempo con cada uno de sus segmentos. No se salta ningún paso y va construyendo una atmósfera general que cuadro a cuadro se convierte en algo verdaderamente terrorífico para sus personajes y para el espectador. Es de esos filmes que consigue asustar en serio y con armas más que nobles, algo que lo coloca por encima de la mayoría de los de su propia especie. La transición de la densidad que genera el conflicto entre la madre y el hijo al terror absoluto que deberán enfrentar juntos, está lograda y además explota muy bien la ambigüedad que plantea desde las escenas iniciales. Hay un punto en el que no queda muy en claro si lo que vemos es producto de la imaginación de Amelia o si en serio es una presencia demoníaca que busca atacarlos. La delgada línea entre la alucinación y la pesadilla está presente durante casi toda la película y se disipa casi sin avisar.
Cruza entre un thriller psicológico-psiquiátrico y el más puro terror Clase B, The Babadook logra que el sub-género de la posesión demoníaca se inserte a la perfección en la trama y que no parezca que se lo utilizó solamente para robar un par de sustos más. Es diferente a Insidious más allá de compartir algunos elementos basales: construye el miedo de forma progresiva, pero no abusa de las subidas estridentes de la banda sonora. El susto repentino con esos agudos altísimos, algo tan característico de James Wan no es lo que reina y si aparece en algún momento lo hace de manera justificada - y no mecánica-.
La estética es impecable y cada escena se encuentra invadida por una oscuridad que petrifica. La definición de la imagen es excelente y el trabajo de cámaras es muy dinámico. El juego de sugestión es maravilloso: como en los filmes de la vieja escuela del terror, al misterioso y maligno Babadook (Tim Purcell) no lo vemos nunca por completo. Siempre aparece entre juegos de sombras y espejos, y solo mediante elementos que se acoplan de inmediato a la escenografía. Essie Davis y Noah Wiseman tiene una química excelente y cumplen con creces sus dificultosos roles. El joven actor es un calco del perturbado Danny Torrance de esa obra maestra llamada The Shining (1980) tanto físicamente como en la manera de interpretar al pequeño Samuel.
The Babadook tiene todos los boletos para ganarse el premio al mejor filme de terror de este años. Es un viaje al pasado en el mejor de los sentidos, a las grandes épocas de un género que, si bien repuntó en este último tiempo, hoy se encuentra una vez más al borde de una dura recaída. Con un guión terrorífico, progresivo e inteligente, una directora y escritora que promete y actores que lograron ponerse en la piel de sus personajes, The Babadook no ha parado de recibir nominaciones en diversos festivales y de cosechar premios sin parar. La nueva sensación dentro del Terror se llama Jennifer Kent y es una distinción muy merecida. Los fanáticos del género y la industria deberán seguir con atención sus próximos pasos, porque no es fácil encontrar semejante talento y audacia en una opera prima. Si quieren dos palabra para definir este filme, aquí tienen: horroríficamente magnífico.
Puntaje: 9/10
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