
Lo interesante de 22 Jump Street es que de entrada se propone como una parodia de su antecesora, que también era una parodia de las vieja serie a la que tomaba como base. El recurso de "Previously..." está muy bien utilizado y nos encontramos con los adorables y ahora policías sensación Jenko (Channing Tatum) y Schmidt (Jonah Hill) que deben infiltrarse en la universidad para conseguir desarticular - sí, otra vez- una red de tráfico de una droga nueva y muy peligrosa. La apertura es explosiva, con una operación encubierta que es tan fallida como hilarante en su desarrollo. No faltan las rápidas y breves menciones a las segundas partes y los guiños a filmes recientes en los que los dos actores principales fueron los protagonistas (el más claro es el de White House Down). Tampoco la metralla de chistes racistas que son particularmente divertidos. La mesa queda servida para todo lo que sigue: el centro dirigido por el Capitán Dickinson (Ice Cube) ahora se mudó a la iglesia de enfrente, que no es coreana sino vietnamita. Todo ha cambiado, el presupuesto aumentó considerablemente y vemos un lugar moderno lleno de pantallas LED y todo tipo de tecnología en contraste con la miseria en la que estaban sumidos antes de que estos dos policías destinados al fracaso diesen con el arresto de sus vidas.
La primera parte es un calco de 21 Jump Street con alguna que otra leve modificación. El delirio se puede notar ya en las primeras secuencias dentro del establecimiento educativo, ya que la mayoría de los estudiantes que los rodean y se relacionan con ellos parecen haberse dado cuenta que son mucho más viejos de lo que dicen sus identidades falsas. El chiste es que no les importa demasiado ni tampoco les parece extraño. El escenario que plantea es irracional desde todo punto de vista y es justamente por eso que el filme es genial. Poder moverse como pez en el agua en una trama que debiera parecer forzada y demasiado agarrada de los pelos - pero que no lo será en ningún tramo- no es para nada simple, pero tanto Ice Cube, Tatum y Hill parecen conocer sus personajes y el rol que cada uno debe jugar más que a la perfección. Su recorrido por las diversas clases, una más desopilante que la otra, es un ejemplo claro de esto. La "sesión" de lectura libre de poesía a la que concurre Schmidt es una hermosa locura llena de referencias narcotizadas a la cultura pop y no hay un solo momento en el que algo parezca o suene fuera de los marcos convencionales dentro de los que el largometraje se desarrolla. La estructura es la de una comedia policíaca clásica, pero ya en la superficie aflora una anarquía cuidadosamente ejecutada que se escapa cuando quiere de sus ataduras de género para luego regresar, casi como un péndulo.
Tras varios días de fiesta y casi ninguna pista, van a visitar a la cárcel a Eric (Dave Franco) y al entrenador Walters (Rob Riggle) - en una de las apariciones breves más graciosas que se pueden encontrar en estos días- y consiguen ponerse en el camino correcto. Sus caminos volverán a bifurcarse y esta vez el decepcionado y abandonado será Schmidt, que verá como su gran amigo de la vida comienza a llevarse muy bien con Zook (Wyatt Russell) un torpe pero simpático y talentoso aspirante a jugador profesional de fútbol americano que lo hará recordar sus grandes años de preparatoria. El caso quedará de nuevo en riesgo y lo único que podrá destrabarlo será la manera en que Jenko y Schmidt logren resolver el status de su relación personal y profesional, algo que suena ridículo pero que funciona muy bien.
22 Jump Street es el Lado B de su predecesora, y explora mucho más a fondo las analogías varias que se habían abierto anteriormente. La primera es la de una pareja que elige o que termina en una unión abierta y la segunda es la del despecho que uno de sus integrantes puede sufrir al ver que aunque haya sentimientos que todavía lo unan con el otro, este quiera elegir otro camino. Las parejas Schmidt-Maya y Jenko-Zook están muy bien jugadas y ante la crisis total que sufre la dupla encubierta, el guionista sale por encima del laberinto con una escena de terapia de parejas que es para alquilar balcones y llorar a carcajadas por varias horas.
Los chistes referidos a la edad, al sexo, a la homosexualidad, a las drogas y al cliché que es el universitario medio norteamericano - ese de los colleges privados que se la pasa de fiesta mientras paga para que le regalen un título o aquel que intenta conseguir una beca deportiva- son hilarantes y nunca cansan más allá de caer como una avalancha sobre el espectador. Todo lo que desde el discurso fílmico nos retrotrae a 21 Jump Street, sirve para conectar algunos puntos clave y para darle dinámica a la historia. El cierre es a pura risa y explosión, como debe ser acorde a lo que se promete desde la primera escena. La puerta queda abierta a mil secuelas más, el cielo es el límite para este proyecto que hoy se ha ganado a todo el mundo. El actor que aparece tras los créditos realiza con su presencia el chiste final; pero por lo bien que está ejecutado, no queda más que pensar en una muy esperada participación suya en la tercera parte.
22 Jump Street es uno de los filmes del año y de la década. Uno de esos que no pueden dejar de ver aunque odien profundamente a la nueva comedia norteamericana y todas sus ramificaciones. Jonah Hill y Channing Tatum poseen una química espléndida que solo se ha visto en muy pocos dúos a los largo de la historia del cine. Tanto juntos como por separado consiguen dar siempre en la tecla, pero es el momento en el que comparten la escena en el que se puede apreciar su máximo brillo. La nota final la da otra vez Ice Cube, que se muestra muy cómodo en este papel que sigue ostentando el título de "Gran Gema del Filme". El (¿Ex?) cantante de Hip-Hop potencia todo lo que hizo en la primera parte y tiene varias participaciones de antología dentro de una historia que lo involucra ahora directamente en el lugar de la investigación. Se puede hablar horas de 22 Jump Street, pero el secreto es que la vean por su cuenta y saquen sus propias conclusiones. Aunque en esta ocasión, les juro que hasta a los más engranados les va a costar remar contra la corriente.
Puntaje: 10+/10
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