El capítulo que siempre marca la mitad de temporada de Game Of Thrones suele traer sorpresas, pero "The Door" sin dudas que será recordado como uno de los mejores episodios de toda la saga. Dotado de una intensidad, un dolor y una emotividad dignos de cualquier gran película, esta nueva entrega por parte de George R.R Martin y los guionistas es un golpe al hígado del cual ha sido muy difícil recuperarse.
"The Door" comienza con Sansa recibiendo una carta de parte de Little Finger pidiéndole una reunión para ver como está y para darle información importante. La joven Stark asiste con Brienne para dejar su punto bien en claro y sin dejarlo hablar comienza a interrogarlo. Lo primero que hace es reclamarle por Ramsay, culparlo por haberla casado con el enemigo e introducirla en el peor de los infiernos. A pesar del desprecio que siente por él en ese mismo instante, Sansa se da cuenta que su ex protector sabía poco y nada del monstruo que era Ramsay, cuestión por la que también lo ataca.
Más allá de la disculpa, como le sucede a toda víctima del abuso y de la violación, a Sansa le da lo mismo - y le molesta y duele- que Little Finger haya cometido un error tan profundo e imposible de enmendar. Solo ella sabe que esas marcas las llevará en todo el cuerpo para siempre y sabiendo que ra algo evitable, le reprocha el no haberla protegido, el haber puesto su seguridad por detrás del beneficio político y personal. Antes de despedirse, le dice que no confía nunca más en él y le exige que se muera, porque lo único que hizo fue entregarla de los brazos de unos asesinos a otros monstruos asesinos aún peores.
Antes de irse, Little Finger decide hablar por última vez y le cuenta que su tío ha recuperado Riverrun y que posee un gran y poderoso ejército, que cuando sea necesario acuda a él pues los hombres que tiene su hermano no son suficientes para poder recuperar el Norte más allá de lo que significa el apellido para esa región.
Del otro lado del mundo, Arya continúa con las batallas contra The Waif, perseverando cada día más, sin rendirse y buscando ganarse nuevamente su lugar luego de haber recuperado la vista debido a su sacrificio y humildad. Tras otra sesión más bien dispareja, Jaquen le pide que camine con él y le explica que en realidad ningún noble jamás fue un devoto real del Dios de los Mil Rostros.
Más allá de esto, también la elogia porque sigue superando pruebas a cada paso que da y le comunica que se ha ganado la posibilidad de cumplir un encargo para el dios. Obviamente, el acento está puesto en el hecho de esta es su segunda chance y en el hecho de que no habrá una tercera si es que fracasa en esta misión. Su objetivo es una joven actriz que ha sido reclamada por la deidad, por lo que la más pequeña de los Stark comienza a realizar el trabajo de campo necesario para llevar adelante su trabajo.
Cuando llega a la función diaria en el pueblo, se encuentra con una parodia de la ejecución de su padre y todos los sucesos que le siguieron a ese momento que le cambió su vida. Hablando con Jaquen acerca de como la va a matar, y ante la pregunta de por qué quitarle la vida a quien no parece merecerlo, este le explica que la muerte no elude a quienes son buenos y decentes. Que debe matarla si es que quiere servir al dios pues un sirviente no pregunta sino que ejecuta sin piedad ni remordimiento.
En la cueva, Bran continúa con su entrenamiento y logra visualizar el momento en el que los White Walkers fueron creados. Lo particular del caso es que las criaturas que oficiaron de Victor Frankenstein fueron los Niños del Bosque, quienes hoy son enemigos declarados de los hombres de hielo y que están ayudando a Bran en su camino hacia la sabiduría plena.
Para pasar en limpio el origen de los White Walkers: los Niños del Bosque necesitaban derrotar a los Primeros Hombres, quienes buscaban eliminarlos de la faz de la tierra. Lograron sin dudas su cometido, pero en pos de la propia supervivencia crearon una fuerza anti-natura imposible de controlar que a la larga terminaría siendo la gran amenaza que se cierne sobre la humanidad entera.
En las Islas de Hierro, ante todos sus guerreros, Yara reclama con el apoyo de su hermano el Trono de Sal. Su discurso es convincente, pero nadie quiere que una mujer sea la Reina, apuntando todos a Theon - completamente recuperado luego de todo lo que pasó- pero este se alinea detrás de su hermana sin dudarlo por un segundo. Con firmeza la alaba y la proclama la Reina legítima, dejándole el trono en bandeja con un muy buen discurso.
Pero Euron, su tío y asesino del Rey, aparece para pedir por el trono y rivaliza con sus sobrinos. Ella ni se inmuta con su presencia y promete que va a ejecutar al hombre que mató a su padre, crimen que Euron admite y justifica en el hecho de que el viejo estaba hundiendo las Islas de Hierro desde que apoyó la rodilla en el suelo hace décadas.
Para sorpresa de Yara y Theon, todos los presentes acuerdan con ello y le dan la palabra a Euron para que se postule. Con el simple hecho de prometer la construcción de la famosa Gran Flota de Hierro y su posterior entrega a Daenerys Targaryen para que juntos conquisten el mundo, alcanza y sobra para ganar el trono. Es ungido como Rey en una larga y particular ceremonia a pesar de la resistencia de Yara y Theon, quienes lo más velozmente posible y con un grupo de fieles escapan ante un inminente destino de muerte, robándose los mejores barcos de la isla en busca de tierras donde puedan llevar adelante sus planes.
En Vaes Dothrak, Daenerys Targaryen mira a su gigante Khalasar y les agradece a Jorah y a Daario por salvar su vida y posibilitar su retorno a Mereen. Melancólica y bondadosa, le dice a Jorah que no lo puede mandar lejos, pero éste da un paso atrás y le muestra como la infección ha avanzado hasta casi tomarle todo el brazo.
Con todo el dolor en el cuerpo, Daenerys explica que no va a permitir que llegue hasta el final, que no le tiene que pedir perdón y que lo único que quiso siempre fue servirle. Tras la confesión de amor que todos esperábamos - y que llega con un timing lamentable, como Jorah en casi toda la saga-, el viejo guerrero se despide de ella. En una respuesta a lo dicho por Jorah, Daenerys le ordena que encuentre la cura, que la siga sirviendo y que se cure, que lo necesita a su lado cuando conquiste los Siete Reinos porque si no fuese así, nada tendría sentido.
En Mereen, Tyrion y Varys discuten con Gusano Gris y Misandei acerca de los relatos que tanto de los Hijos de la Arpía como Daenerys buscan instalar para poder dominar la región. A pesar de la charla habitual, el plan de Tyrion es claro pues convoca a otra Bruja Roja, a una devota más del Señor de la Luz, que entiende cual es su misión: lograr que se venere y obedezca a Daenerys tanto en presencia como en su ausencia, para nunca perder el control de la ciudad.
Con unas palabras acerca del destino, logra convencerlos de que el camino que marca el Dios de la Luz podría ser el correcto. Tal cual Lady Melisandre, pero con un poco más de ambigüedad y maldad, infundiendo miedo y atracción al mismo tiempo, este nuevo personaje los convence, impidiendo que la dejen afuera de lo que ella y su dios consideran será el inicio de una nueva era.
En un nuevo acto de "hago lo que quiero porque me siento muy poderoso (pero no lo soy)", Bran siente curiosidad después de lo que vio al inicio del capítulo y decide adentrarse en la oscuridad sin su tutor para poder explorar sin límites lo desconocido. Para su mala fortuna, toca el árbol al final del camino y al instante se encuentra en un mundo cubierto de nieve y rodeado por el ejército de zombies que lo observan sin hacer nada, como si no estuviese allí.
Caminando entre ellos, se enfrenta cara a cara con la muerte y también con los cuatro jinetes que lo observan y convierten el viaje en realidad. En un giro inesperado y dramático, el Rey de la Noche se percata de su presencia y lo toma del brazo, pudiendo escapar Bran al ras de la cuchilla de la muerte. Ni lerdo ni perezoso el maestro le avisa que se debe retirar porque ahora que está marcado, porque el rey lo puede y lo va a venir a buscar para asesinarlo.
Los tiempos se aceleran y el alumno debe convertirse en el maestro, sin importar si está listo o no para llevar sobre sus espaldas un peso tan grande.
En Castle Black, Jon, Davos, Sansa, Brienne y la Bruja Roja planifican el ataque contra Invernalia. Más allá de los deseos de Sansa de que el apellido Stark una a todo el Norte contra los Bolton, Davos le da una lección acerca de la naturaleza humana, de como siempre la seguridad estará por encima de los títulos, los apellidos y los ideales.
La figura del tío de Sansa y Jon, el legendario Pez Negro, surge como una posible solución a todos sus problemas. La princesa de Invernalia le pide a su ya amiga Brienne que vaya a él y le exija toda la ayuda que merecen. En una conversación posterior en privado con ella, donde surge Tormund inevitablemente despertando las únicas risas del capítulo, su leal protectora le pregunta por qué le mintió a su hermano acerca del encuentro con Little Finger, más allá de que la respuesta es demasiado obvia.
Pero todo lo sucedido hasta aquí no es lo verdaderamente relevante dentro de "The Door". Los minutos finales del episodio contienen tal vez las escenas más fuertes y dolorosas que se hayan visto hasta el momento. En la cueva donde Bran y los suyos se esconden, los muertos llegan con toda su potencia hasta la puerta. Claro que en ese mismo momento el Stark inválido se encuentra en medio de su aprendizaje acelerado por lo que no puede percatarse de lo que pasa a su alrededor.
Sin más espera, el ataque comienza, con los Niños del Bosque listos para morir defendiendo la entrada a pura sangre y fuego. Tras despertarse a medias, Bran ve como su maestro - y como Summer, sumando otro nombre más a la lista de Lobos tristemente caídos- muere en manos de los Jinetes y su ejército, mientras escapa con la ayuda de todos casi de milagro en una escena sin duda alguna apocalíptica y de las más terroríficas que se han visto en toda la serie, con los muertos avanzando por las paredes circulares de la cueva, personificando la entrada al averno.
Con segundos por delante, mientras Meera arrastra a Bran hacia la tormenta de nieve, llega la obra maestra. Hablamos de un gran momento televisivo-cinematográfico, plagado de tensión y emoción, en el que Hodor conecta con su pasado - con Wilys, con el niño que hablaba normalmente- mientras sostiene la puerta con todo el peso de su cuerpo para evitar que los muertos atrapen a sus amigos. El grito de Meera es desgarrador "Hold the door" ("Sostiene la puerta") y se repite de forma desesperada mientras en el pasado, Wilys cae al piso y comienza a gritar esas tres palabras. Nuevamente en el presente- futuro, aguantando la estructura mientras es desgarrado vivo, dando su vida por Bran, podemos por fin entender la razón por la que lo único que puede decir es "Hodor".
Tal como lo indica la paradoja del tiempo - una que se puede ver y entender muy bien en los comics y el filme "X-Men: Days of Future Past"- en ese mismo momento, pasado, presente y futuro se conectan para formar una gran unidad, afectar al personaje al punto de marcarlo de por vida y, a la vez, lograr el mejor cierre que Game Of Thrones tuvo desde su comienzo hace cinco años. El autor y los guionistas lograron algo que solo se consigue en el más alto nivel: atrapar al espectador, involucrarlo al máximo en lo emocional y lo físico y luego lanzarlo al piso para destruirlo por completo.
Será difícil encontrar una vara más alta de aquí en adelante, pero hay una cuestión que ya es demasiado clara y que habrá que tener en consideración hasta el cierre de esta notable temporada...
Ya no hay confusiones al respecto, definitivamente los muertos están en camino.