lunes, 2 de mayo de 2016

Game Of Thrones: Temporada 6, Episodio 2: "Home"



Después de la masiva circulación de todos los spoilers - práctica deleznable si las hay- en las horas posteriores a la finalización del segundo capítulo de la sexta temporada de Game Of Thrones, es hora de realizar en Super 8 un repaso de lo que nos ha dejado una nueva entrega de este éxito masivo que no parece dispuesto a entregarnos un solo momento para respirar.

Titulado "Home", este capítulo abre con una escena en la que Brandon Stark se encuentra en pleno entrenamiento. En un lugar remoto y congelado, el joven Stark es transportado hacia el pasado, más precisamente a Winterfell en la época donde su padre era apenas un muchacho. Con mucha felicidad averigua que Hodor alguna vez pudo decir algo más que la única palabra que le conocemos en el vocablo y también observar de cerca al gran amor de Ned Stark, algo que para entenderlo tendrán que remontarse a la primera temporada y a la conversación entre el soberano del Norte y su amigo y Rey de los Siete Reinos, Robert Baratheon.

Mientras continúa con su entrenamiento, que lógicamente aburre a quienes lo están acompañando, pues la guerra no está hecha para lucharse dentro de una cueva, en el Muro Sir Davos y los amigos de Jon Snow logran recuperar el Castillo Negro gracias a la indispensable ayuda de los salvajes. El favor que Snow les hizo al salvarlos de una muerte inminente tuvo su recompensa y su cuerpo pudo permanecer lejos de las manos de sus asesinos, todos ellos encerrados en los calabozos.




De inmediato, la acción nos transporta al Desembarco del Rey, donde Cersei y La Montaña comienzan a llevar adelante su venganza. Pero primero, su hijo Tommen le prohíbe asistir al funeral de Myrcella, no porque no desee su presencia sino por las amenazas que ha recibido por parte de la Fe Militante que ya la humilló lo suficiente.

Los conflictos internos del joven Rey quedan expuestos en una conversación con su padre Jaime enfrente del cadáver de su hermana y luego de la aparición del Gorrión Supremo en el templo se va a ver a su madre para pedirle perdón. El cara a cara entre el Gorrión y Jaime no es tan positivo y queda cerca de la tragedia, pero la sombra de un conflicto sangriento entre la Fe Militante y el reino hace que de momento las aguas se mantengan calmas.

Claro que esto no durará mucho, ya que Tommen logra reconciliarse con Cersei y en un profundo abrazo le pide que por favor le enseñe a ser fuerte y a vengarse de todos los que les han hecho daño desde la muerte de su hermano Joffrey. Con La Montaña siempre detrás de la Reina Regente, asesinando a sangre fría hasta a los que se atreven siquiera a burlarse de ella en la ciudad, no es difícil vislumbrar un futuro lleno de muerte para el Desembarco del Rey.




En Mereen, luego de unos tragos y algunos chistes de eunucos, Tyrion les explica a todos que el primer paso hacia la recuperación de las ciudades perdidas en manos de los esclavistas es liberar a los dos dragones encerrados por Daenerys en los calabozos. Ante la incrédula y atemorizada mirada de Lord Varys, se enfrenta cara a cara con ellos como si se tratase de un perro al que buscase conocer. Para nuestra sorpresa, en lugar de ser comido o quemado vivo (o las dos cosas), los libera y ambos se muestran agradecidos por sus acciones.

Estos hechos abren la puerta hacia el ya mencionado rescate de Daenerys, que sigue prisionera en manos de Khal Moro y sin muchas expectativas respecto de su futuro. Con el plan en marcha casi de manera involuntaria, la atención regresa a Braavos donde Arya logra resistir un nuevo ataque de The Waif y ganarse la confianza de Jaquen H'Gar una vez más luego de rechazar los favores ofrecidos por su maestro (comida, techo, ropa y hasta su vista).

Sabiendo que ya no es una mendiga, que ha logrado regresar al Templo del Dios de las Muchas Caras, la felicidad de Arya está impresa en su rostro aunque es muy evidente que su camino hacia la máxima elevación - el convertirse en una asesina implacable al servicio de su Dios- no va a ser uno de rosas ni mucho menos.




Y en el Norte, Ramsay Bolton decide en unos pocos segundos tomar el toro por las astas. Todos conocíamos el odio del bastardo por su padre, pero el hecho de que su madrastra, Lady Walda, diese luz a un varón termina por desquiciarlo y lo lleva a asesinar brutalmente a Roose Bolton.

Se proclama Lord Bolton y convoca a Walda y a su nuevo hermano sin avisarles que Roose está muerto. En tal vez el segundo acto más esperable del capítulo, Ramsay los encierra con sus sabuesos para que estos los devoren sin ningún tipo de piedad, disfrutando cada segundo de su salvaje y sangrienta mutilación.

Sin lugar a dudas, los planes en el Norte van a tomar un nuevo rumbo bajo la dirección de Ramsay, algo que se puede vislumbrar en la conversación previa al asesinato de su padre, donde le recomendaba atacar el muro y comenzar una guerra para agrandar aún más el ejército y las fronteras de su reino. Conociendo la delicadeza personal y política de Ramsay, no es de esperar que el caos se desate en un lugar que parecía bastante tranquilo y controlado por el puño de hierro de Roose Bolton, quien finalmente pagó la traición cometida a los Stark hace unas temporadas con el peor de los precios.




Siguiendo el recorrido por el mapa, llegamos a las Islas de Hierro, donde un deprimido y gruñón Balon Greyjoy conoce su destino final en manos de su misterioso hermano. Con el inminente regreso de Theon - que se despide de Sansa al verla a salvo con Brianne- y su hija luchando por obtener el Trono de Sal y colocar en el tablero una vez más a su reino, los movimientos políticos comenzarán a sucederse en un lugar donde hasta el momento no había sucedido demasiado, salvo la escena en la que un padre recibe como "regalo" el miembro de su hijo y heredero al trono.



Para asombro de quien les escribe, que esperaba que la tan anticipada resurrección sucediese uno o dos capítulos más adelante, el cierre del capítulo volvió a depararnos un golpe aunque esta vez no fue dirigido al hígado sino al rostro y sirvió para descolocarnos un poco antes de regresar a nuestra posición original.

Sir Davos asiste a la recámara de la Bruja Roja y le pregunta por las personas a las que ella ha visto regresar de la muerte. La depresión y desilusión de Melisandre son absolutas, pero alcanza a decirle que deje a Jon Snow muerto si es que quiere lo mejor para él. Davos no se rinde, le explica que no cree en ningún Dios y le ruega que intente realizar el milagro, ya que fue ella - y no el Dios de la Luz- la que le enseñó que hay mucho más para ver que lo cien por cien racional.

Luego de limpiarlo, cortarle el cabello y realizar una serie de conjuros sobre su cuerpo muerto, Melisandre y el resto de los presentes se retiran decepcionados porque nada ha sucedido. Unos segundos después, Ghost - el único ser que quedó junto al cadáver- se levanta de su cómodo descanso y un plano picado nos muestra la resurrección de Jon Snow para luego dar paso a los créditos finales.




Con menos de una semana por delante para que llegue el tercer capítulo, esta temporada de Game Of Thrones ha comenzado con un ritmo bestial. En las previas, las grandes sorpresas eran reservadas para los episodios finales, por lo que se puede deducir que lo que hemos visto hasta aquí es apenas una porción de lo que nos espera en la línea de llegada.

Las certezas son pocas, pero comienza a asomar la figura de Sir Davos, que antes de la muerte de Stannis Baratheon apenas si tenía un rol más bien subordinado a lo que hiciesen su líder y una Melisandre en su mejor momento. Tal vez estemos presenciando el nacimiento de un nuevo héroe, del gran personaje de la saga, pues es el único que parece entender que es lo que se avecina y colocarlo por encima de todas las rencillas que azotan a Westeros.


Y no se confundan al respecto, pues los muertos están en camino.

















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