jueves, 19 de marzo de 2015

Kill The Messenger

Kill The Messenger es otro de esos filmes que nunca llegan a ser estrenados en la Argentina y que en el resto del mundo pasan desapercibidos. No se trata de una cuestión de calidad sino más bien de la poca publicidad que reciben, más allá de a veces, como en este caso particular, contar con una gran figura como cabeza de cartel. Por lo general, la industria de Hollywood es más propensa a llenar de dinero y promoción a filmes bastante más huecos - aunque sin dudas más fantocheros y vendibles- que el que nos compete y que no tocan de lleno temas tan sensibles para la idiosincrasia norteamericana. El director Michael Cuesta decidió adaptar el libro del periodista Gary Webb, Dark Alliance, en el que describe con mucha claridad y toneladas de evidencia como el gobierno de los Estados Unidos - más precisamente el del hijo de puta de Ronald Reagan- introdujo el crack en Los Ángeles directamente desde Panamá para financiar a los Contras en Nicaragua (todo dentro de la operación ilícita Irán-Contras). Con el respaldo de tener a Jeremy Renner como protagonista principal el filme es realmente emotivo, esclarecedor e indignante. Lógicamente ignorado, aquí lo rescatamos y recomendamos con muchas ganas. Quienes vayan a leer lo que sigue, estén notificados de que este análisis-crítica está plagado - y a total conciencia- de spoilers. No es un tema de arruinar la película sino de que la historia de Gary Webb es conocida por lo que no revelar datos sería lo mismo que intentar darle misterio a la trama de Romeo y Julieta.


Kill The Messenger es una crítica bien cruda y sin filtro al rol de la CIA y de la administración de Ronald Reagan en la financiación de los Contras nicaragüenses mediante la venta ilegal de armas a Irán y la importación y distribución de drogas a California que comenzó con la infame "epidemia del crack". No hace falta tener mucha memoria que tanto el Presidente como sus aliados, socios y la mayoría de la población conservadora responsabilizaron a los jóvenes negros y latinos por este tema. Muy pocos filmes se dedicaron de lleno a indagar en una cuestión tan polémica como tapada por la autoridades; una de las manchas más espantosas de la tan mentada "democracia" estadounidense. El principal enfoque está puesto en el caso de Los Ángeles, en la serie de artículos que el valiente periodista de investigación Gary Webb publicó en el pequeño e ignoto San José Mercury News y que le valió su vida personal y profesional. Al denunciar en 1996 el inicio de la operación de venta de droga que tuvo lugar en los 80' - y que terminó por inundar las calles de muerte y represión, en una limpieza étnica monstruosa- Webb se ganó el odio del sistema que lo persiguió hasta silenciarlo por completo. 


El filme nos lleva directo a la vida de Gary Webb (Jeremy Renner) un periodista talentoso pero que no ha logrado obtener demasiado éxito ni visibilidad razonable para trabajar en un medio más grande. Casi por casualidad se topa con un dato que lo lleva a una informante, que a su vez lo pone en la ruta de un caso que promete ser una bomba nuclear para la política nacional. Webb comienza a unir los puntos y se da cuenta que tiene en sus manos algo que lo supera, pero no por ello renuncia sino que decide seguir adelante sin detenerse por un segundo en las posibles consecuencias. La persecución comienza siendo suave, pero a medida que pasan las semanas se intensifica hasta llegar a niveles espeluznantes. Webb descubre una red gigante de narcotráfico que fue impulsada por el gobierno republicano, en una trama digan de la mejor de las novelas de espionaje y contrabando. Cada paso que da lo pone en un peligro mayor y lo posiciona bien dentro de las entrañas de un sistema político y social que se encuentra podrido. 


La basura que encuentra allí posee magnitudes inabarcables pero verá como sus chances de develar la verdad al pueblo se hacen cada día más escasas. Todos sus amigos, colegas y editores comienzan a darle la espalda, a pesar de que inicialmente (y sin sentir el rigor de la bota del poder en el cuello) lo apoyan y le publican completa su serie de artículos. El dilema en el que se encuentra Webb no es para nada sencillo: es el de definir si vale la pena arriesgar su vida y la de su familia para lograr que este aberrante y nocivo delito sea de público conocimiento y que sus responsables vayan al banquillo. Un reto al que todo periodista honesto y trabajador se enfrenta en el momento en que el decide ir hacia una colisión frontal contra el poder. 


Las miserias que Kill The Messenger - brillante título, by the way- expone no son solamente políticas. También apunta sus cañones hacia el universo de los medios de comunicación que se dividen entre los que tienen mucha envidia por no haber publicado la historia primero y los que directamente trabajan a sueldo de la CIA tapando toda su mugre sin que se les mueva un pelo. Con el Washington Post a la cabeza, bien lejos de los años de Watergate, todos van contra Webb y tratan de ensuciarlo utilizando cuestiones bien oscuras de su vida privada. Lo posicionan ante los lectores y televidentes como un loco, un delirante que no tiene fuentes y que solo busca fama por lo mal que le fue en su matrimonio. Es tremendo ver como recurren a todas las bajezas que puedan existir para llevarlo al extremo, a la desesperación total que lo haga sentirse solo y despedazado, y que en una de esas tome una decisión terminante. 


La actuación de Jeremy Renner es intensidad pura, en otra deslumbrante labor de un actor que nos tiene acostumbrados al brillo. Sus expresiones son sinceras y pasa por todos los estados de ánimo con máscaras sinceramente dignas de los mejores actores de la historia. Un tour de force que no se detiene por un solo segundo y una lección de como funciona realmente la política en sus niveles más elevados (que paradójicamente, se encuentra situado en las catacumbas más que en los rascacielos). Kill The Messenger es un thriller político muy bien dirigido por Michael Cuesta y que trae una advertencia: la democracia no es más que una fachada que esconde innumerables luchas por el poder que están muy lejos de las necesidades de los pueblos. También es el necesario retrato y homenaje a una persona que luchó con valentía por simplemente hacer su trabajo y difundir una noticia que terminó siendo confirmada a regañadientes pero sin muchas especificaciones.


El cierre es maravilloso, con un discurso brillante de un enojado y emocionado Webb ante todos sus colegas que lo traicionaron pero que a fin de año decidieron premiarlo como el Mejor Periodista para conformarlo y que vuelva a sus irrelevantes artículos previos a todo este escándalo. Sus palabras son un canto a lo que debe ser siempre el periodismo sin importar las presiones que puedan existir. Libertad en estado puro, en un mundo que no suele ser demasiado amigo de las personas que dicen las cosas como son sin preocuparse por complacer a nadie. Costa nos reserva para el final un dato que nos termina por indignar aún más: cuando se admitió que todo lo denunciado por Webb era cierto, a los pocos días todos los canales y diarios lo taparon con el sospechosamente útil escándalo de Monica Lewinsky y Bill Clinton. 


Kill The Messenger es política en estado puro y un retrato de como el periodismo siempre debe colisionar con esta y no agacharse inmundamente. Un recuerdo para un trabajador incansable que tras su temporada de lucha contra el poder, nunca más pudo obtener trabajo en el ambiente. Su misteriosa muerte - dos tiros en la nuca, rápidamente catalogada como suicidio algo que me hace acordar a un caso que los argentinos tenemos bien cerca- no hace más que oscurecer por completo el cuadro y hacer que las lágrimas corran por las mejillas del espectador. Una actuación inolvidable de Jeremy Renner (con destacados roles secundarios de Michael Kenneth Williams, Andy García, Michael SheenOliver Platt y Mary Elizabeth Winstead), una muy buena dirección de Michael Costa y un guión muy bien adaptado que honra a su protagonista. Una combinación ideal que no pueden dejar de ver, más allá del lógico enojo y angustia que les puede llegar a causar. 




Puntaje: 8.5/10 



   

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