lunes, 16 de marzo de 2015

Jupiter Ascending

Los hermanos Wachowsky son dos directores de cine tan gigantes como el universo mismo. Poseen un talento, un conocimiento técnico y una audacia que los coloca varios pasos por delante de sus competidores dentro del género y en un muy respetable y prestigioso lugar dentro de la siempre dura y arcaica industria hollywoodense. Andy y Lana cosecharon hace no demasiado tiempo una gran cantidad de elogios por esa obra maestra titulada Matrix (1999). Además de lanzar al estrellato definitivamente a Keanu Reeves, crearon un mundo donde todo lo que vemos no es más que una pantalla que sirve para cooptarnos y lograr que aceptemos nuestra esclavitud con una sonrisa. No es necesario introducirnos demasiado en la trama del ya legendario filme - algo que todos conocemos de memoria- pero si es bueno recordar que esta apuesta de los Wachowsky cambió al cine para siempre. Las dos películas que completaron la trilogía, Matrix Reloaded (2003) y Matrix Revolutions (2003), no fueron tan bien acogidas y recibieron dardos al por mayor. Algunos acertados, por ejemplo la crítica a los ya excesivos efectos especiales y vueltas de tuerca que desvirtuaron el alma del producto, y otros bastante inexplicables, como aquel que decía que se habían quedado sin más ideas luego de la primera y que las secuelas eran solo un juego de marketing para ganar millones.


Claro que la injusticia no se iba a terminar allí: sus dos siguientes filmes fueron despedazados por una crítica que jamás logró entenderlos. Tanto Meteoro (2008) - una de las mejores adaptaciones, sino la mejor, del manga al cine que se han hecho en toda la historia- y Cloud Atlas (2012) - una adaptación muy noble e intensa de un libro original imposible de llevar a la pantalla grande- fueron dos productos que se ajustaron al mote de "revolucionarios" que no pocos, entre los que me cuento, le han adjudicado a esta poderoso power duo de directores. Era de esperar que su nuevo experimento Jupiter Ascending, un muy buen filme de acción y ciencia ficción que rinde homenaje - y a la vez le da el impulso definitivo- al género, fuese como mínimo recibido con escepticismo. Pero debo decir que a pesar de todo me sorprendió el nivel de ensañamiento con los Wachowsky, por lo que es hora de enfocar la mira en Jupiter Ascending y explicar porqué sus detractores están - como de costumbre- muy equivocados.


Lo primero que notamos en Jupiter Ascending es que el casting de Cloud Atlas se repite en su mayoría para cubrir personajes secundarios y/o de importancia con apariciones esporádicas. Para quienes estén familiarizados con el cine de los Wachowsky no habrá nada extraño: mucha ciencia ficción clásica y acción al por mayor, sin casi ni un segundo para poder tomarse un respiro. La trama es bastante fácil de entender y de seguir: Jupiter Jones (Mila Kunis) es una joven ruso-americana que vive de limpiar los baños de familias con dinero y lujo al por mayor. Pasa sus días encerrada en una cotidianidad que la deprime y la hace creer que nunca en la vida tendrá una oportunidad para ser verdaderamente feliz. Su padre, un astrónomo de renombre, vio como su madre moría en manos de una pandilla mientras transitaba los días finales de su embarazo. Nacida a la luz de las estrellas, a Jupiter le auguraron un futuro sensacional del que ella todavía no tiene ni noticias. Justo en el momento menos esperado, aparece en su vida Caine Wise (Channing Tatum), un licántropo genéticamente modificado para ser una máquina de guerra letal. Al mismo tiempo que este ex soldado hoy devenido en mercenario le explica a nuestra protagonista que está en un grave peligro, un grupo de cazadores de recompensa intenta dar con ella para asesinarla. A medida que pasan los días, Jupiter se dará cuenta que en sus genes se esconde un secreto que podría cambiar para siempre el equilibrio del universo. Su huida de la tierra en los brazos de Caine desata un conflicto de intereses entre tres macabros hermanos que hace cientos de años juegan con los planetas como si fuesen fichas en un casino. Una nueva cosecha está a punto de suceder y la persona capaz de salvar a la tierra del peor de los destinos es una muchacha cuyo mayor conflicto hasta hace unos días era una pelea por dinero en la mesa familiar.


Los Wachowsky vuelven a entregar un muy entretenido show de efectos especiales y de coreografías intensas que no termina hasta el cuadro final. La velocidad y la inteligencia con la que se desarrolla la historia son excelentes y lo único que se puede hacer desde la butaca es entregarse al disfrute sin prejuicios ni pretensiones de cine francés. Un detalle interesante que muchos críticos han dejado pasar es la inserción de la trama dentro del Realismo Mágico más puro: el paso de lo "real" a lo "irreal" se da en cuestión de minutos, con la protagonista principal aceptando sin chistar lo que tranquilamente podría considerar un delirio místico. Jupiter se lanza a lo desconocido sin jamás perder la conexión con la tierra, con su ciudad, y lo hace con la mayor de las convicciones.  


El guión es fácil de seguir y es por sobre todas las cosas una declaración política, algo que es muy común en los filmes de Andy y Lana. Rosca pura entre tres personajes que ven al universo como una especie de banco personal y que van por la gema más preciada de todas. También es una advertencia acerca de lo pequeños que somos como especie y a nivel planetario y no puede faltar el mensaje ecologista acerca de las terribles consecuencias que traerá la destrucción de nuestros recursos naturales. Se incluye como bonus track un ataque muy noble contra una generación que no para de consumir y que de a poco se empieza a cerrar sobre sí misma sin pensar en los grandes males que azotan a la humanidad - de los cuales, en parte, todos somos culpables-.


Las actuaciones son todas muy buenas y sobresale la de Mila Kunis, que vuelve a probar ser la "Reina de lo Cool" cuando de comedia se trata. Además muestra una faceta hasta aquí desconocida en ella: la de heroína de acción, bancándose todas las escenas sin ningún problema. Channing Tatum es el partenaire perfecto y suma otro triunfo a una carrera que se encuentra en pleno ascenso y sin techo visible. En la piel de un hombre lobo rebelde, lleva el mensaje de la lucha de clases al seno del filme con bastante más seriedad y encanto de lo que cualquiera podría imaginarse. La química entre Kunis y Tatum es demasiado buena para bien y la pareja que arman derrocha simpatía por todos lados.


La dirección de los hermanos Wachowsky es frenética y muy creativa superando, as usual, los límites de la pantalla. Agregan otro muy buen producto a su filmografía que, como todos los demás pos Matrix, ha sido despedazado por no ser muy complejo. Tal vez aquella revolución que iniciaron en 1999 se haya convertido en la peor de sus maldiciones, pero por suerte para los que tenemos buen gusto a este dúo de creadores de mundos y personajes no parece importarle demasiado lo que dicen los de afuera. Si la pueden ir a ver o conseguir en DVD, les recomiendo que no se pierdan Jupiter Ascending. Dos horas y siete minutos de entretenimiento - y del bueno- garantizadas.



Puntaje: 8.5/10

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