No hay nada que me guste y me apasione más que un buen debate político. No hablo de los tediosos monólogos enfrentados que suelen realizar los candidatos presidenciales o legislativos, sino de esas discusiones en cualquier lugar que pueden durar horas. Algo de eso generó el nuevo filme de Clint Eastwood y no es malo que por un rato se haya puesto lo político por encima de lo cinematográfico. Liberales de izquierda como Michael Moore destrozaron a American Sniper, diciendo que era una asquerosa propaganda fascista y muchos del otro lado la usaron para decir que la política de guerra de Barack Obama había sido mucho peor e inhumana que la del brutal George W. Bush Jr. Si es para poner el granito de arena en este debate, digamos que American Sniper no es ni una cosa ni la otra. Clint Eastwood es un Republicano de la vieja escuela, ninguna novedad - como olvidar su ataque de histeria con la silla vacía en la convención de hace 2 años-, pero ha sabido filmar obras con fuertes mensajes en contra de la guerra como las brillantes Flags Of Our Fathers (2006) y Letters From Iwo Jima (2006). No debemos dejar de lado que en American Sniper, hay un enaltecimiento del héroe americano por excelencia de esta década: el francotirador Chris Kyle, un sureño pura cepa, bien Red Neck, que se pasó matando enemigos sin parar durante los 9 tours que estuvo en Irak. Dicen que mató a 160 milicianos enemigos, y que podrían ser varios más si se cuenta a los que no se anotaron. Él lo consideraba hacer el bien y hasta le parecía entretenido, por lo menos eso es lo que dice en su auto biografía que lleva el mismo nombre que esta película que ha sido nominada para 6 Oscar (incluido el de Mejor Película) y ya ha recogido 20 nominaciones y 9 premios hasta aquí.
No es un hecho menor que el director haya realizado una adaptación directa del libro de Kyle, pues esto lo exime de varias de las críticas que recibió. El filme deja en claro que es la transcripción de la visión que este Navy Seal, asesinado en 2013 bien lejos de la guerra, tenía de sí mismo, de su país, de los irakíes y del conflicto que inició en el año 2003. Lo que se tendría que decir es que esa "pieza literaria" es una basura de principio a fin; una visión maniquea de la guerra, en la que el enemigo siempre es horrible y un animal y los norteamericanos son los bondadosos que llegan para instalar la civilización en esa jungla. Y no se debe olvidar lo principal: él mismo Chris Kyle, que evidentemente se consideraba un fenómeno y el brazo de Dios en la región. Se ha dicho que muchas de las cosas que el difunto soldado relata son falsas y que su pomposidad para hablar de sus logros es francamente insultante. Dos cuestiones con las que acuerdo por completo, pero que solo forman parte del plano político de American Sniper. Tratemos de no olvidarnos del cine y veamos que es lo que hace de este nuevo experimento de Clint Eastwood algo más bien disfrutable, muy bien actuado y muy bien filmado.
La escena inicial ya fue comentada por todo el mundo: Chris Kyle (Bradley Cooper) se encuentra apostado en un techo en vaya uno a saber donde de Irak. Una madre le da a su hijo de apenas cinco años una bomba para que corra hacia el convoy que Kyle debe defender. Una vez allí, su padre lo detonará vía control remoto con el fin de masacrar a los soldados. De inmediato un flashback nos lleva a sus primeros pasos en la caza junto a su padre. El que estén apuntando y luego maten a un ciervo constituye una de las menciones/homenaje más obvios de la historia del cine, pero nos sirve para que vayamos entendiendo cual será el argumento conductor del filme. Como buen tejano, fue criado por un padre duro y una madre dulce pero sumisa al mandato patriarcal. La intención de su papá es que no sea una oveja sino un lobo, que nunca se deje pisotear por nadie.
Su ámbito de crianza es el camino más recto hacia el Ejército. Familia muy religiosa y patriota, Dios y las armas, que moldea a otro Red Neck de los tantos que pueblan esa latitud de los Estados Unidos. Tras perder el tiempo en el rodeo profesional, recibe el llamado sagrado de su país cuando ve por televisión la noticia de un atentado a una embajada norteamericana en Medio Oriente. Esto es un cliché puro, pero no por ello es falso; es más, la mayoría de los reclutas llega por razones idénticas o como mínimo demasiado parecidas a las de nuestro protagonista. El duro entrenamiento por el que pasa, todas las pruebas que logra superar y su gran habilidad con el rifle de larga distancia, le hacen ganar un lugar dentro de los Navy Seals.
En otro cliché insoportable, conoce a Taya (Sienna Miller) mientras celebra en un bar con varios de sus nuevos compañeros el haber ingresado en el cuerpo de élite de la Marina. La pantalla prácticamente se divide entre su entrenamiento diario y el avance de su relación con esta joven muchacha que terminará siendo su esposa y la madre de sus hijos. Cuando todo marcha de la mejor manera, llega el 11 de Septiembre. Los dos miran atónitos y angustiados como los aviones se estrellan contra el World Trade Center y lo dejan hecho polvo. Comienzan así sus tours por Medio Oriente y al mismo tiempo el cambio radical tanto en su personalidad como en su conexión con Taya. Nada vuelve a ser igual que antes durante esos largos 9 años en los que Chris se la pasa en Irak matando personas. Ni la llegada de sus hijos, con largos embarazos vividos a la distancia, logra evitar el derrumbe de toda perspectiva de futuro familiar.
Clint Eastwood nos pone ante un hombre que de a poco se obsesiona por completo con la guerra y que en su enfermedad no concibe su vida cotidiana sin ella. Esto lleva a que arruine todo y a que se encuentre con situaciones incómodas al hablar con compañeros heridos y con otros soldados que no quieren volver nunca más al campo de batalla. El horror toca la puerta de su casa para no irse nunca más, la imagen de las Torres Gemelas cayendo bien podrían simbolizar lo que fue su vida desde la primera ronda en Irak hasta que finalmente pudo asentarse definitivamente con su familia e intentar rehacer todo lo que había destruido. Chris Kyle vivió esos tiempos de plomo con la presión alta a todo momento - hasta cuando se encuentra comiendo algo o leyendo revistas o contemplando el techo- por esa necesidad adictiva de estar en acción con las balas pasando por encima de su cabeza.
Digamos que American Sniper representa lo que es la visión Republicana/Norteamericana media de la guerra. Todos los terroristas son muy pero muy malos, parecen sacados del mismísimo averno mientras que los soldados son por poco la bondad hecha persona, los que vienen a hacerle un favor a una población tan oprimida como atrasada. Para graficarlo mejor: "Salvajes" es la manera con la que Kyle y sus colegas se refieren a quienes intentan matarlos del otro lado. Mayor claridad que esa es imposible de conseguir.
Aunque ustedes no lo crean, la crítica a la paranoia y la muerte que trajo el 11 de Septiembre se encuentra en American Sniper. Es más bien solapada y rebuscada, pero se puede leer en todos los soldados - algunos en en el medio de la misión- que le plantean al protagonista su no creencia en el papel que están jugando en Medio Oriente. Lo que le valió tantas críticas al viejo Clint es que siempre se impone el patriota, el G.I Joe que está personificado en Chris Kyle con su cara de texano buenito y su discurso de que ellos obran correctamente pues "están aniquilando el mal". Hasta tiene un francotirador bien sucio y malo que es su contraparte y con el que entabla un surreal duelo lleno de persecuciones y cálculos que no suelen realizarse en pleno combate (alimentando la idea de que gran parte del libro es un gran verso). Más allá de esto, las contradicciones están todas allí para quien desee verlas y nos explican que no todo es blanco o negro, que el mundo se compone de grises que en mayoría de casos están lejos de ser bonitos y luminosos.
American Sniper se centra desde la primera escena en un tema que tiene en vilo a los Estados Unidos desde hace mucho tiempo: el de los soldados que nunca vuelven, esos que se quedan hasta el final de sus vidas encerrados en el horror y la tragedia que vivieron en su servicio. Y deriva con mucha lógica en las secuelas que cualquier conflicto bélico deja en el ser humano, que en mayoría de casos es aplastado por las circunstancias y sufre daños psíquicos y físicos que terminan siendo irreparables.
Clint Eastwood sabe mucho de cine, para empezar sin dudas que mucho más que la media de los mortales que nos encargamos de criticar sus filmes, y es por ello que eligió tres películas bélicas de gran calidad y las combinó usando como base el libro en cuestión. The Deer Hunter (1978), The Hurt Locker (2008) y Enemy At The Gates (2001) convergen con mucha precisión para darle cuerpo a American Sniper. La guerra y sus consecuencias humanas ante nosotros sin intermediarios, con una crudeza desgarradora que no puede dejar indiferente a nadie. Un cuadro macabro de sangre, fuego y muerte que nunca parece encontrar su fin. La parte técnica es impecable, no hay ninguna sorpresa en esto. Las escenas de batalla están muy bien filmadas, con un manejo de cámaras vertiginoso pero firme que nunca - por suerte- cae en los temblores innecesarios. Los planos y la edición sirven para darle dinámica a los momentos en los que lo único que vemos es al francotirador esperando a encontrar una nueva presa. La musicalización, así como el uso de los silencios, son lo que le da el toque final a un coctail de dramatismo, profundidad y adrenalina en estado puro.
La actuación de Bradley Cooper bien lejos está de sus habituales personajes sacados de quicio que necesitan demostrar lo locos que están. Por ende, es realmente buena ya que Cooper es un excelente actor que urgentemente debe tomarse a sí mismo en serio. Este filme es un muy buen primer paso para despegarse del galancito de comedia y comedia dramática, cediendo el paso al talentoso graduado del Actor's Studio. Con su performance logra darle a Kyle una profundidad que suele pasarse por alto, pero que sin dudas tenía este implacable francotirador. Un desafío físico y mental muy complicado para el que estuvo más que a la altura. Nos logra meter en la piel de Kyle y hacer que sintamos exactamente lo mismo que él a cada momento. Su confianza, su adrenalina, sus miedos, su amor por la guerra, su compleja relación familiar, todo el proceso por el que pasa desde su ingreso como postulante a los Navy Seals...El resultado es acojonante y relanza una carrera que había ingresado en un peligroso bache. Sienna Miller acompaña muy bien y su química con su co-protagonista es fantástica, dejando de lado esas escenas bizarras donde en lugar de estar discutiendo con una niña de carne y hueso en brazos lo hacen con una muñeca.
American Sniper podrá ser pura basura propagandística con tintes más bien fascistas o el retrato solemne de un hombre complejo y mentiroso o una crítica a la guerra. Dependerá de cada espectador el decidir cual de estas posibilidades es la correcta y si el producto es o no digno de un elogio. No hay verdades absolutas en el mundo y a pesar de coincidir con varias de los ataques que American Sniper recibió, no puedo evitar pensar que todo van dirigidos principalmente a su difunto protagonista. Es mi opinión que el filme es una combinación de las tres variables que acabo de escribir y que por ello no puede ser objeto de lecturas superficiales y/o absolutas. El trabajo de Clint Eastwood y de los actores es muy bueno y la experiencia es muy llevadera. Uno podrá indignarse ante lo que ve o aplaudirlo de pie - cada cual con su gusto- pero si hay algo que no va a hacer es aburrirse. Si quieren les dejo una pista para que demos vuelta la página con este tema de una vez: en el trágico final de Chris Kyle reside el gran mensaje político del filme. Cortemos ahí, de la guerra y cuestiones geopolíticas - todas muy apasionantes sin dudas- hablemos en otro lado; en este blog siempre se hablará pura y exclusivamente de cine.
Puntaje: 8/10
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