Ya bien lejos del momento de efervescencia de esta sin dudas buena película de Damian Szifrón, me dispongo a contarles mis opiniones al respecto. Empecemos por lo que considero lo más importante: no quedan dudas de que ha sido una película que generó amores y odios, pero desde ambos lados del mostrador todos coincidieron en que había venido demasiado inflada por su participación en Cannes y por el hecho de tener una productora sensacional como "El Deseo" (Almodóvar). Esto significó un salto de calidad en lo que refiere a las cuestiones técnicas y varios kilos de publicidad por todo el mundo. La respuesta de los argentinos fue excelente y el filme sigue al día de hoy en cartelera y ha superado con comodidad los 3 millones de espectadores. A muchos les sorprendió que tras dos semanas de haberse estrenado, Relatos Salvajes siguiese al tope de la taquilla. Sin embargo si tomamos en consideración todo lo que acabo de decir - más el simple hecho de que un filme argentino con un director y actores conocidos suele vender por más que sea una porquería (caso de las nefastas Metegol o Bañeros 4 o Socios por Accidente, aunque en otro plano estas dos últimas)- esto no nos parecerá en absoluto extraño. Por suerte para quienes la fuimos a ver, la película no es en absoluto mala como algunos dijeron. Yo creí que me iba a encontrar con un par de buenos cortos y bien gracias, pero dentro de todo la estructura es buena, está brillantemente filmada y los tramos aburridos/malos pasan rápido y no llegan a ofuscar al espectador. Pasando en limpio: Relatos Salvajes es un buen filme, posee un par de muy buenos momentos, muestra sin pudor su generoso presupuesto y deja en claro que su director posee mucha habilidad en el manejo de cámaras. Vayamos a la película para contar un poco de que se trata y exponer los errores que le impidieron ser un excelente producto.
Relatos Salvajes consiste en 6 pequeñas historias que están conectadas entre sí por una misma temática. Hablamos de la violencia que genera la injusticia, que en todos los casos se basa en los horrores de un sistema que ya no da para más. Si pudiésemos graficar la curva que recorre cada uno de estos "relatos salvajes", nos encontraríamos con las mismas etapas por la que pasa el agua para llegar al hervor en una pava silbadora. Szifrón es inteligente y va directo al punto; en vez de aburrirnos con el camino que llevó a los protagonistas a su momento de quiebre, nos sitúa en sus cercanías. Se nos explica un poco el contexto inmediato y luego todo vuela por los aires - algunas veces, literalmente-. Esta estructura no es un invento del director sino un estilo muy utilizado hace ya varios años. En mi opinión, Szifrón eligió quedarse en lo más simple. No quiso ir más allá y buscar un tipo de historia como las de la magnífica trilogía de González Iñárritu (Amores Perros, 21 Gramos y Babel), algo que bien podría haber hecho pues contaba con muchísimos recursos para impactar pero desde otro lugar que el estallido clásico.
En el resto del mundo donde fue exhibido, llovieron sobre el filme muchos elogios y risas por ciertas situaciones que para cualquier argentino son más que normales. En esto también reside el éxito de Relatos Salvajes tras la frontera, pero antes de que me salten a la yugular voy a decir que me reí y mucho en la sala el día que fui a verla. Tal vez no con lo que para mí es lo habitual en el cine nacional, pero no se puede negar que un efectivo humor negro de tinte almodovariano invade cada rincón de Relatos Salvajes. Cada una de las partes en las que se divide el filme no posee demasiada profundidad ni mucho menos complejidad, pero en su mayoría logran su cometido que es ser prolijos, divertir y generar cierta toma de conciencia respecto a lo malo e injusto que es el sistema - más allá de que nunca plantea una solución potable o siquiera imaginable-. La ira tras el hecho que provoca el desborde total (y que se justifica en el esquema explotador pisotea a explotado) es un terreno muy bien explorado en esa gema irreverente y anárquica llamada Falling Down, de la que Damian Szifrón prácticamente toma todo y lo reconfigura dentro de otro tipo de producto.
Relatos Salvajes tiene en "Pasternak" y "Las Ratas" un comienzo más bien flojo. Si bien en el primero el humor está muy bien manejado, su brevedad deja en evidencia que solo iba a ser utilizado para los créditos de apertura. El segundo es un desperdicio, porque tiene una muy buena base y termina desilusionando por precipitarse demasiado rápido y forzosamente hacia su cierre. Rita Cortese es una actríz de lujo que no está bien aprovechada en una historia que diez minutos más le habrían dado el espesor justo para dejarnos satisfechos.
Luego sigue "El Más Fuerte" en el que ya se divisa la estructura narrativa del Western Clásico. La edición y la musicalización son excelentes y el manejo de la edición logra tensar al máximo posible la cuerda hasta el momento en el que el equilibrio se termina de romper. Actuaciones muy sólidas de Pablo Sbaraglia y Walter Donado, que se ponen en la piel de dos personas de clase social opuesta que se enfrentan en un duelo a muerte. Lo que inicia todo es el simple prejuicio y el desenlace muestra lo enfermo que es el ser humano, pues de algo que en apariencia es simplemente una ofensa se puede terminar en una tragedia. El segundo mejor corto de Relatos Salvajes sin duda alguna y con una escena de cierre que es demasiado divertida e ingeniosa. No profundizaremos en lo de las chapas UIA y ZGT, pero el mensaje a favor de los trabajadores es más que claro.
De inmediato llega "Bombita", que si bien es muy bueno, no es a mi parecer el mejor segmento del filme. Ya todos saben de que viene la mano, lo han leído en mil críticas y hasta la misma Presidenta lo spoileo, pero hagamos una breve descripción de la trama. El tópico central es la cotidiana situación de abuso a la que el ciudadano se encuentra sometido debido al negociado entre la empresa de las grúas que acarrean autos - supuestamente- mal estacionados y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El actor protagónico es Ricardo Darín quien se pone en la piel de un ingeniero en un delicado momento personal y laboral. Primero se pierde el cumpleaños de su hija por tener que ir a buscar su auto que fue llevado por la grúa. Regresa tras pasarse el día entero haciendo el trámite - escándalo de por medio, con rotura del local donde se pagan las multas- y al llegar a su casa enfrenta el conformismo de su mujer con mucha indignación. La acusa de estar a favor del sistema y de criticarlo solo por no dejarse aplastar. Lo peor viene después: la firma en la que trabaja está vinculada con el Gobierno de la CABA y su caso llegó a la televisión. Despedido, con su matrimonio en llamas y lleno de ira: un coctail literalmente explosivo. Los planos y la música son brillantes; la escena a rescatar es su mirada al papelito rojo flameando en la alcantarilla sobre la que estaba su auto antes de ser llevado por vez número dos en la misma semana. Darín, como ya se hizo costumbre, cumple sin problemas y una vez más tenemos un cierre redondo.
Bajo el título "La Propuesta", la anteúltima parte es lo suficientemente razonable como para no ser descartada pero se queda a mitad de camino sin poder llegar a la muy buena calidad de sus dos antecesoras. Una historia clásica y recontra explotada por el cine desde sus primeros años de vida: un padre lleno de dinero bien ganado por su arduo trabajo, un hijo irresponsable e inútil - ergo, el típico niño rico- que sale borracho con el auto de papá y mata a una embarazada a punto de parir ya y el intento desesperado del padre por salvar a su hijo aun así sea rompiendo todos sus códigos éticos y morales. La actuación del gran Oscar Martínez es todo lo que debe importarnos aquí. La trama y los demás actores son apenas factores que flotan a su alrededor. Con sus expresiones logra transmitir todo el miedo, la angustia y el enojo que le provoca haber fracasado como padre. Inicialmente lo que se nos muestra es como los de arriba siempre pisotean a los que están abajo suyo - en este caso, el casero de la familia- pero de a poco la historia se desenvuelve en algo más oscuro. La corrupción es puesta en primer plano y Mauricio (así se llama el personaje de Martínez) quedará atrapado en una gigantesca bola de nieve conformada por los intereses personales de TODOS los participantes del (nuevo) delito que planean cometer. Uno no puede evitar saber como va a terminar este cuento breve, pero tampoco el sonreírse por lo bajo cuando el hecho que cierra el telón se consuma. Hay potencial y hay mayor desarrollo de la historia, pero al igual que "Las Ratas", se queda a mitad de camino porque pierde demasiado tiempo enredándose en los vericuetos del arreglo con el Fiscal y la Policía. Su protagonista principal es lo que le permite salir bien parada y no quedar en el fondo del mar.
"Hasta Que La Muerte Nos Separe" es la conclusión de Relatos Salvajes y para nuestra suerte es la mejor micro película de todas. Romina (Erica Rivas) y Ariel (Diego Gentile) están llenos de felicidad tras haberse casado. De la intensa y festiva entrada de los novios se va con un corte brutal a la calma absoluta de la cena. No es cuestión de seguir revelando detalles del filme, pero podemos decir que tras descubrir que Ariel le fue infiel, y que además invitó a su amante al casamiento y la fiesta, Romina decide confrontarlo mientras bailan el vals. Luego una escena impresionante, pura técnica de Szifrón y del editor: el uso maestro de las cámaras en el momento en el que escapa llorando y la culminación en el balcón con un plano picado que hiela la sangre. Erica Rivas carga todo sobre sus espaldas y prueba que además de ser una gran actríz puede pasar de un registro dramático a otro sin ningún problema. De una manera casi macabra se puede afirmar que estamos ante la mejor boda de la historia, un descenso al infierno en menos de media hora. En "Hasta Que La Muerte Nos Separe" vemos bien claras las marcas de estilo de Pedro Almodovar. En cada detalle se puede ver la sombra del español y eso - junto a un excelente guión y la magistral performance de Rivas- es lo que pone a este segmento por encima de todos los demás. Y para finalizar, otra conclusión bien bizarra - de esas que indignan a muchos y hacen reír a tantos otros- pero que cuaja perfecto dentro de la historia.
Relatos Salvajes es un filme disparejo que posee dos cortos malos ("Pasternak" y "Las Ratas"), dos que son buenos y sólidos ("La Propuesta" y "Bombita"), uno muy bueno ("El Más Fuerte") y "Hasta Que La Muerte Nos Separe" que es simplemente brillante. Si leyeron la crítica, se pueden dar cuenta que la sucesión va prácticamente de menor a mayor, al punto de parecer hecha a propósito (algo que no es así, pero que siempre es divertido decirlo). No es ni la mejor película de la historia ni la peor, aunque sí se puede decir - y para bien- que es extraño ver un producto argentino filmado con tan buena calidad de imagen y tantos recursos técnicos de avanzada. Damián Szifrón es un director lleno de talento y con alma de gerente de márketing (revean en esta clave su paso por el programa de Mirtha Legrand, que no tiene desperdicio alguno). Juntó a los mejores actores nacionales, se asoció con "El Deseo" - todo lo que toca Almodóvar dentro del filme es oro y lo que deja a voluntad ajena es apenas bueno o mediocre-, escribió un interesante guión y se puso detrás de las cámaras para comenzar una carrera que finalizó en el Festival de Cannes. Desde allí en más, lo que le quedaba era vender entradas en el país y recibir premios en todo el mundo. Dos cuestiones en las que ha tenido éxito, algo que se comprueba tanto en las recaudaciones de taquilla como en el que al día de hoy se la utilice como inspiración para hablar desde un diario, la radio o la televisión - y de ambos lados de la contienda- de la dura situación social y política que vive la Argentina. Para concluir, digamos que Relatos Salvajes tiene muy buenas actuaciones y muy buenas historias, aunque peca por no buscar relacionarlas entre sí de forma directa y por apoyarse demasiado en el golpe de efecto. A mí me gustó bastante y eso lo verán en el puntaje que le voy a dar. Pero no por ello van a dejar de estar en mi cabeza todos estos planteos, que se pueden resumir en una sola frase: "Se lo infló en exceso a este filme, no era necesario semejante operativo publicitario. O tal vez sí, uno nunca sabe".
Puntaje: 7.5/10
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