David Cronenberg tiene varios filmes que tranquilamente podrían entrar en un Top 100 de la historia del cine y que sin dudas son algunos de mis preferidos. Hablo de joyas como The Fly (1986), Naked Lunch (1991), Crash (1996), Spider (2002), History Of Violence (2005) y Eastern Promises (2007). Cualquiera de ustedes que conozca la filmografía del director o que sea un fanático de su trabajo, no dudará en coincidir conmigo en que este pequeño recorte contiene lo mejor que ha hecho Cronenberg a lo largo de su carrera tras las cámaras. Personalmente lo considero un maravilloso creador de atmósferas densas y oscuras, de esas que parecen salidas de una pesadilla pero no al estilo Tim Burton sino más bien tan reales que generan escalofríos. Algo realmente difícil de lograr, especialmente cuando sus trabajos no pertenecen al género del terror sino más bien al de la cruza entre el thriller y el suspense. Los últimos dos trabajos del canadiense fueron A Dangerous Method (2011) y Cosmopolis (2012), la primera una intensa mirada al nacimiento del psicoanálisis y la segunda una adaptación de la homónima - y genial, la recomiendo mucho- obra de Don DeLillo. En ambas se pueden notar las marcas de autor, pero es en Cosmopolis donde encontramos las raíces del nuevo filme de Cronenberg titulado Maps To The Stars. Oscuridad, crítica social, personajes más bien enfermizos, escenario real que parece salido de un muy mal sueño - y sin alterarlo vía CGI- y una cantidad de giros y cruces entre las historias que se cuentan que logran confundir hasta al más ávido espectador.
Maps To The Stars está - obviamente- localizada geográficamente en Los Ángeles y posee cuatro protagonistas principales. Todas sus historias poseen un punto en el cual se conectan y es allí donde la tensa calma que se sostiene desde la primera escena va a terminar por estallar. Primero tenemos a la familia Weiss: Strattford (John Cusack) es un psicoanalista que se ha hecho millonario en base a sus libros de autoayuda, Christina (Olivia Williams) es su mujer y la manager de su hijo Benjie (Evan Bird), una estrella juvenil estilo Macaulay Culkin que acaba de salir de un programa de rehabilitación tras tener una sobredósis con apenas 9 años de edad. Una de las clientes de Strattfod es Havana Segrand (Julianne Moore), una actriz que supo ver mejores años y que se encuentra en una carrera contra el tiempo - literal y biológico- para conseguir el papel principal en una película que está por comenzar a filmarse. Lo particular es que es una remake de una cinta en la que su madre (una leyenda de Hollywood) interpretó al personaje principal...Y es exactamente ese rol el que Havana busca conseguir. Para colmo de males, visiones de su difunta madre la persiguen por las noches logrando volverla completamente loca. Dará por accidente con Agatha (Mia Wasikowska), una joven con severas quemaduras en todo el cuerpo que llega a su puerta para ser su asistente. Esta no tardará en comenzar una relación amorosa con Jerome (Robert Pattinson), un chofer de limusina que aspira a ser guionista y que ve en Agatha una puerta para poder ingresar al mundo de las estrellas. De a poco, los caminos comenzarán a cruzarse y cada uno de ellos ingresará en una espiral de autodestrucción que amenazará con incendiar todo una vez más.
Maps To The Stars no es la mejor película de David Cronenberg, pero tampoco es su peor producto. Sigue la línea de Cosmopolis y no solo por tener a Robert Pattinson como personaje importante y a algunos otros actores que vuelven a estar presentes. Con el mismo tono lúgubre y misterioso, casi como si los diálogos tuviesen un mensaje cifrado por detrás, el director nos adentra en el corazón de Hollywood. Pero no de lo que se ve en las avant premieres y demás eventos sino en el día a día. Claro que hay mucho estereotipo, pero la realidad en muchos casos no está demasiado lejos de lo que se ve en la pantalla. Las obsesión por la fama, por ser alguien importante, por no envejecer nunca - que se pueden ver en Havana Segrand- son cuestiones que van de la mano con esa fijación por el dinero y por mostrar una familia perfecta aunque todo esté podrido hace demasiado tiempo que tiene Strattford. Cuando el pasado aparece para recordarle que lo que él creyó un capítulo cerrado aún no se ha terminado, por lo que se preocupa es por evitar que el escándalo se haga público y así poder salir de gira con su nuevo libro. Lo mismo sucede con su mujer Christina, que intenta a sobremanera volver a convertir a su hijo en una máquina de hacer dinero cuando lo que él chico necesita es contención y ayuda pues el abismo se encuentra mucho más cerca de lo que todos parecen suponer. Agatha es el pegamento que une todas las historias y la que las lleva hacia una tragedia - tan compleja como extraña- que se puede prever desde los primeros cuadros. Jerome es el típico wannabe, capaz de hacer lo que sea para escalar de la manera más simple posible, aun sirviendo como catalizador para un final explosivo que me trajo a la cabeza el baile de graduación de Carrie aunque por otros medios.
La línea fina entre la sátira y el thriller psicológico es difícil de distinguir. En especial en los momentos en que las macabras visiones del pasado - lejano y reciente- llegan para acechar a varios de los protagonistas. Para incitarlos a dar el paso final hacia el oscuro vacío que los ha perseguido por ya demasiado tiempo. Es un logro del director el confundir al espectador en el momento de las visiones, pues en ciertas escenas lo real y lo fantástico se combinan de una manera tan contundente que lo que reina es la ambigüedad absoluta. Maps To The Stars es un filme lleno de oscuridad, con una clara crítica al mundo de las estrellas de Hollywood que ya se ha convertido en un cliché. Tal vez sea por ello que la película pierde un poco de fuerza, por tratar con mucho empeño de desarrollar cada uno de los estereotipos que encarnan los diversos protagonistas. A favor de Cronenberg se puede decir que logró una construcción bastante verídica de la vida de los ricos y famosos, pues se nota que hay un estudio previo importante a la hora de realizar las caracterizaciones. Lo que puede parecernos una caricatura o una mera burla - por ejemplo, lo que vemos en Havana, Strattford o Benjie-, apenas si lo es, siendo este el verdadero terror que se encuentra por debajo de la trama.
En lo que refiere a las actuaciones hay que poner en el tope del podio a Julianne Moore. Su Havana Segrand es el retrato de una estrella perseguida por el brillo de su madre y que a medida que pasa el tiempo empieza a notar que ya no es aquella radiante joven que alguna vez supo ser. Hay escenas que son muy particulares, como la de la orgía, que termina siendo hasta graciosa y otras que bordean la internación en el psiquiátrico como esa en la que tras un hecho desafortunado comienza a cantar con Agatha en el patio de su mansión. Sufrimiento y locura tanto en el cuerpo como en la mirada, de principio a fin. Mia Wasikowska sigue demostrando que es ideal para los filmes más bien oscuros - en realidad para todo, es muy buena, pero sobresale más en este género particular-. Ya había brillado en Alice In Wonderland (2010), Jane Eyre (2011) y esa gema hitchcokeana llamada Stoker (2013). Su cara denota inocencia y oscuridad al mismo tiempo, algo bastante difícil de mantener durante todas las escenas, pero que esta actriz consigue hacer casi sin despeinarse. La complejidad de su personaje es muy grande y las diversas capas que posee se van saliendo hasta quedar solamente el resentimiento y la tristeza por lo que le tocó vivir desde el trágico incendio en el que casi mata a su hermano pequeño. John Cusack está maravilloso como una desagradable bolsa de locura, Robert Pattinson hace un muy buen trabajo en el poco tiempo que tiene dentro de la historia - hace rato que le dijo adiós a Twilight- y Olivia Williams y Evan Bird no descollan pero juegan muy bien los estereotipos y sus ataques de locura, por lo que se suman sin dificultad a la historia.
Maps To The Stars es un filme que no está destinado a enamorar a todo el mundo. Es una intrincada y pegajosa pesadilla que se desarrolla por debajo de una crítica zonza al estereotipo de la estrella de Hollywood. Si hablamos hace poco de "cine de autor" con Lucy de Luc Besson, este es otro ejemplo de ese estilo. La atmósfera oscura, húmeda y asfixiante, los personajes complejos, la crítica social, el tono dantesco, el prolijo desorden en el manejo de cámara, un guión con demasiadas vueltas de tuerca...Todas marcas de autor que suelen ser elogiadas en películas más amistosas que esta. Recomiendo que la vean, ya que más allá de su lentitud en la mitad, es muy interesante y en extremo rara. A mi este tipo de películas me gustan, por eso será que adoro Cosmopolis cuando la mitad o más de los críticos que la reseñaron la consideraron un embole monumental. Y en el peor de los casos, es decir que realmente les parezca aburrida, sus actuaciones pagan la entrada con mucha comodidad. Ni lo mejor ni lo peor de David Cronenberg, simplemente él en toda su dimensión para bien y para mal.
Puntaje: 7/10
jueves, 27 de noviembre de 2014
Maps To The Stars
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martes, 25 de noviembre de 2014
Relatos Salvajes
Ya bien lejos del momento de efervescencia de esta sin dudas buena película de Damian Szifrón, me dispongo a contarles mis opiniones al respecto. Empecemos por lo que considero lo más importante: no quedan dudas de que ha sido una película que generó amores y odios, pero desde ambos lados del mostrador todos coincidieron en que había venido demasiado inflada por su participación en Cannes y por el hecho de tener una productora sensacional como "El Deseo" (Almodóvar). Esto significó un salto de calidad en lo que refiere a las cuestiones técnicas y varios kilos de publicidad por todo el mundo. La respuesta de los argentinos fue excelente y el filme sigue al día de hoy en cartelera y ha superado con comodidad los 3 millones de espectadores. A muchos les sorprendió que tras dos semanas de haberse estrenado, Relatos Salvajes siguiese al tope de la taquilla. Sin embargo si tomamos en consideración todo lo que acabo de decir - más el simple hecho de que un filme argentino con un director y actores conocidos suele vender por más que sea una porquería (caso de las nefastas Metegol o Bañeros 4 o Socios por Accidente, aunque en otro plano estas dos últimas)- esto no nos parecerá en absoluto extraño. Por suerte para quienes la fuimos a ver, la película no es en absoluto mala como algunos dijeron. Yo creí que me iba a encontrar con un par de buenos cortos y bien gracias, pero dentro de todo la estructura es buena, está brillantemente filmada y los tramos aburridos/malos pasan rápido y no llegan a ofuscar al espectador. Pasando en limpio: Relatos Salvajes es un buen filme, posee un par de muy buenos momentos, muestra sin pudor su generoso presupuesto y deja en claro que su director posee mucha habilidad en el manejo de cámaras. Vayamos a la película para contar un poco de que se trata y exponer los errores que le impidieron ser un excelente producto.
Relatos Salvajes consiste en 6 pequeñas historias que están conectadas entre sí por una misma temática. Hablamos de la violencia que genera la injusticia, que en todos los casos se basa en los horrores de un sistema que ya no da para más. Si pudiésemos graficar la curva que recorre cada uno de estos "relatos salvajes", nos encontraríamos con las mismas etapas por la que pasa el agua para llegar al hervor en una pava silbadora. Szifrón es inteligente y va directo al punto; en vez de aburrirnos con el camino que llevó a los protagonistas a su momento de quiebre, nos sitúa en sus cercanías. Se nos explica un poco el contexto inmediato y luego todo vuela por los aires - algunas veces, literalmente-. Esta estructura no es un invento del director sino un estilo muy utilizado hace ya varios años. En mi opinión, Szifrón eligió quedarse en lo más simple. No quiso ir más allá y buscar un tipo de historia como las de la magnífica trilogía de González Iñárritu (Amores Perros, 21 Gramos y Babel), algo que bien podría haber hecho pues contaba con muchísimos recursos para impactar pero desde otro lugar que el estallido clásico.
En el resto del mundo donde fue exhibido, llovieron sobre el filme muchos elogios y risas por ciertas situaciones que para cualquier argentino son más que normales. En esto también reside el éxito de Relatos Salvajes tras la frontera, pero antes de que me salten a la yugular voy a decir que me reí y mucho en la sala el día que fui a verla. Tal vez no con lo que para mí es lo habitual en el cine nacional, pero no se puede negar que un efectivo humor negro de tinte almodovariano invade cada rincón de Relatos Salvajes. Cada una de las partes en las que se divide el filme no posee demasiada profundidad ni mucho menos complejidad, pero en su mayoría logran su cometido que es ser prolijos, divertir y generar cierta toma de conciencia respecto a lo malo e injusto que es el sistema - más allá de que nunca plantea una solución potable o siquiera imaginable-. La ira tras el hecho que provoca el desborde total (y que se justifica en el esquema explotador pisotea a explotado) es un terreno muy bien explorado en esa gema irreverente y anárquica llamada Falling Down, de la que Damian Szifrón prácticamente toma todo y lo reconfigura dentro de otro tipo de producto.
Relatos Salvajes tiene en "Pasternak" y "Las Ratas" un comienzo más bien flojo. Si bien en el primero el humor está muy bien manejado, su brevedad deja en evidencia que solo iba a ser utilizado para los créditos de apertura. El segundo es un desperdicio, porque tiene una muy buena base y termina desilusionando por precipitarse demasiado rápido y forzosamente hacia su cierre. Rita Cortese es una actríz de lujo que no está bien aprovechada en una historia que diez minutos más le habrían dado el espesor justo para dejarnos satisfechos.
Luego sigue "El Más Fuerte" en el que ya se divisa la estructura narrativa del Western Clásico. La edición y la musicalización son excelentes y el manejo de la edición logra tensar al máximo posible la cuerda hasta el momento en el que el equilibrio se termina de romper. Actuaciones muy sólidas de Pablo Sbaraglia y Walter Donado, que se ponen en la piel de dos personas de clase social opuesta que se enfrentan en un duelo a muerte. Lo que inicia todo es el simple prejuicio y el desenlace muestra lo enfermo que es el ser humano, pues de algo que en apariencia es simplemente una ofensa se puede terminar en una tragedia. El segundo mejor corto de Relatos Salvajes sin duda alguna y con una escena de cierre que es demasiado divertida e ingeniosa. No profundizaremos en lo de las chapas UIA y ZGT, pero el mensaje a favor de los trabajadores es más que claro.
De inmediato llega "Bombita", que si bien es muy bueno, no es a mi parecer el mejor segmento del filme. Ya todos saben de que viene la mano, lo han leído en mil críticas y hasta la misma Presidenta lo spoileo, pero hagamos una breve descripción de la trama. El tópico central es la cotidiana situación de abuso a la que el ciudadano se encuentra sometido debido al negociado entre la empresa de las grúas que acarrean autos - supuestamente- mal estacionados y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El actor protagónico es Ricardo Darín quien se pone en la piel de un ingeniero en un delicado momento personal y laboral. Primero se pierde el cumpleaños de su hija por tener que ir a buscar su auto que fue llevado por la grúa. Regresa tras pasarse el día entero haciendo el trámite - escándalo de por medio, con rotura del local donde se pagan las multas- y al llegar a su casa enfrenta el conformismo de su mujer con mucha indignación. La acusa de estar a favor del sistema y de criticarlo solo por no dejarse aplastar. Lo peor viene después: la firma en la que trabaja está vinculada con el Gobierno de la CABA y su caso llegó a la televisión. Despedido, con su matrimonio en llamas y lleno de ira: un coctail literalmente explosivo. Los planos y la música son brillantes; la escena a rescatar es su mirada al papelito rojo flameando en la alcantarilla sobre la que estaba su auto antes de ser llevado por vez número dos en la misma semana. Darín, como ya se hizo costumbre, cumple sin problemas y una vez más tenemos un cierre redondo.
Bajo el título "La Propuesta", la anteúltima parte es lo suficientemente razonable como para no ser descartada pero se queda a mitad de camino sin poder llegar a la muy buena calidad de sus dos antecesoras. Una historia clásica y recontra explotada por el cine desde sus primeros años de vida: un padre lleno de dinero bien ganado por su arduo trabajo, un hijo irresponsable e inútil - ergo, el típico niño rico- que sale borracho con el auto de papá y mata a una embarazada a punto de parir ya y el intento desesperado del padre por salvar a su hijo aun así sea rompiendo todos sus códigos éticos y morales. La actuación del gran Oscar Martínez es todo lo que debe importarnos aquí. La trama y los demás actores son apenas factores que flotan a su alrededor. Con sus expresiones logra transmitir todo el miedo, la angustia y el enojo que le provoca haber fracasado como padre. Inicialmente lo que se nos muestra es como los de arriba siempre pisotean a los que están abajo suyo - en este caso, el casero de la familia- pero de a poco la historia se desenvuelve en algo más oscuro. La corrupción es puesta en primer plano y Mauricio (así se llama el personaje de Martínez) quedará atrapado en una gigantesca bola de nieve conformada por los intereses personales de TODOS los participantes del (nuevo) delito que planean cometer. Uno no puede evitar saber como va a terminar este cuento breve, pero tampoco el sonreírse por lo bajo cuando el hecho que cierra el telón se consuma. Hay potencial y hay mayor desarrollo de la historia, pero al igual que "Las Ratas", se queda a mitad de camino porque pierde demasiado tiempo enredándose en los vericuetos del arreglo con el Fiscal y la Policía. Su protagonista principal es lo que le permite salir bien parada y no quedar en el fondo del mar.
"Hasta Que La Muerte Nos Separe" es la conclusión de Relatos Salvajes y para nuestra suerte es la mejor micro película de todas. Romina (Erica Rivas) y Ariel (Diego Gentile) están llenos de felicidad tras haberse casado. De la intensa y festiva entrada de los novios se va con un corte brutal a la calma absoluta de la cena. No es cuestión de seguir revelando detalles del filme, pero podemos decir que tras descubrir que Ariel le fue infiel, y que además invitó a su amante al casamiento y la fiesta, Romina decide confrontarlo mientras bailan el vals. Luego una escena impresionante, pura técnica de Szifrón y del editor: el uso maestro de las cámaras en el momento en el que escapa llorando y la culminación en el balcón con un plano picado que hiela la sangre. Erica Rivas carga todo sobre sus espaldas y prueba que además de ser una gran actríz puede pasar de un registro dramático a otro sin ningún problema. De una manera casi macabra se puede afirmar que estamos ante la mejor boda de la historia, un descenso al infierno en menos de media hora. En "Hasta Que La Muerte Nos Separe" vemos bien claras las marcas de estilo de Pedro Almodovar. En cada detalle se puede ver la sombra del español y eso - junto a un excelente guión y la magistral performance de Rivas- es lo que pone a este segmento por encima de todos los demás. Y para finalizar, otra conclusión bien bizarra - de esas que indignan a muchos y hacen reír a tantos otros- pero que cuaja perfecto dentro de la historia.
Relatos Salvajes es un filme disparejo que posee dos cortos malos ("Pasternak" y "Las Ratas"), dos que son buenos y sólidos ("La Propuesta" y "Bombita"), uno muy bueno ("El Más Fuerte") y "Hasta Que La Muerte Nos Separe" que es simplemente brillante. Si leyeron la crítica, se pueden dar cuenta que la sucesión va prácticamente de menor a mayor, al punto de parecer hecha a propósito (algo que no es así, pero que siempre es divertido decirlo). No es ni la mejor película de la historia ni la peor, aunque sí se puede decir - y para bien- que es extraño ver un producto argentino filmado con tan buena calidad de imagen y tantos recursos técnicos de avanzada. Damián Szifrón es un director lleno de talento y con alma de gerente de márketing (revean en esta clave su paso por el programa de Mirtha Legrand, que no tiene desperdicio alguno). Juntó a los mejores actores nacionales, se asoció con "El Deseo" - todo lo que toca Almodóvar dentro del filme es oro y lo que deja a voluntad ajena es apenas bueno o mediocre-, escribió un interesante guión y se puso detrás de las cámaras para comenzar una carrera que finalizó en el Festival de Cannes. Desde allí en más, lo que le quedaba era vender entradas en el país y recibir premios en todo el mundo. Dos cuestiones en las que ha tenido éxito, algo que se comprueba tanto en las recaudaciones de taquilla como en el que al día de hoy se la utilice como inspiración para hablar desde un diario, la radio o la televisión - y de ambos lados de la contienda- de la dura situación social y política que vive la Argentina. Para concluir, digamos que Relatos Salvajes tiene muy buenas actuaciones y muy buenas historias, aunque peca por no buscar relacionarlas entre sí de forma directa y por apoyarse demasiado en el golpe de efecto. A mí me gustó bastante y eso lo verán en el puntaje que le voy a dar. Pero no por ello van a dejar de estar en mi cabeza todos estos planteos, que se pueden resumir en una sola frase: "Se lo infló en exceso a este filme, no era necesario semejante operativo publicitario. O tal vez sí, uno nunca sabe".
Puntaje: 7.5/10
Relatos Salvajes consiste en 6 pequeñas historias que están conectadas entre sí por una misma temática. Hablamos de la violencia que genera la injusticia, que en todos los casos se basa en los horrores de un sistema que ya no da para más. Si pudiésemos graficar la curva que recorre cada uno de estos "relatos salvajes", nos encontraríamos con las mismas etapas por la que pasa el agua para llegar al hervor en una pava silbadora. Szifrón es inteligente y va directo al punto; en vez de aburrirnos con el camino que llevó a los protagonistas a su momento de quiebre, nos sitúa en sus cercanías. Se nos explica un poco el contexto inmediato y luego todo vuela por los aires - algunas veces, literalmente-. Esta estructura no es un invento del director sino un estilo muy utilizado hace ya varios años. En mi opinión, Szifrón eligió quedarse en lo más simple. No quiso ir más allá y buscar un tipo de historia como las de la magnífica trilogía de González Iñárritu (Amores Perros, 21 Gramos y Babel), algo que bien podría haber hecho pues contaba con muchísimos recursos para impactar pero desde otro lugar que el estallido clásico.
En el resto del mundo donde fue exhibido, llovieron sobre el filme muchos elogios y risas por ciertas situaciones que para cualquier argentino son más que normales. En esto también reside el éxito de Relatos Salvajes tras la frontera, pero antes de que me salten a la yugular voy a decir que me reí y mucho en la sala el día que fui a verla. Tal vez no con lo que para mí es lo habitual en el cine nacional, pero no se puede negar que un efectivo humor negro de tinte almodovariano invade cada rincón de Relatos Salvajes. Cada una de las partes en las que se divide el filme no posee demasiada profundidad ni mucho menos complejidad, pero en su mayoría logran su cometido que es ser prolijos, divertir y generar cierta toma de conciencia respecto a lo malo e injusto que es el sistema - más allá de que nunca plantea una solución potable o siquiera imaginable-. La ira tras el hecho que provoca el desborde total (y que se justifica en el esquema explotador pisotea a explotado) es un terreno muy bien explorado en esa gema irreverente y anárquica llamada Falling Down, de la que Damian Szifrón prácticamente toma todo y lo reconfigura dentro de otro tipo de producto.
Relatos Salvajes tiene en "Pasternak" y "Las Ratas" un comienzo más bien flojo. Si bien en el primero el humor está muy bien manejado, su brevedad deja en evidencia que solo iba a ser utilizado para los créditos de apertura. El segundo es un desperdicio, porque tiene una muy buena base y termina desilusionando por precipitarse demasiado rápido y forzosamente hacia su cierre. Rita Cortese es una actríz de lujo que no está bien aprovechada en una historia que diez minutos más le habrían dado el espesor justo para dejarnos satisfechos.
Luego sigue "El Más Fuerte" en el que ya se divisa la estructura narrativa del Western Clásico. La edición y la musicalización son excelentes y el manejo de la edición logra tensar al máximo posible la cuerda hasta el momento en el que el equilibrio se termina de romper. Actuaciones muy sólidas de Pablo Sbaraglia y Walter Donado, que se ponen en la piel de dos personas de clase social opuesta que se enfrentan en un duelo a muerte. Lo que inicia todo es el simple prejuicio y el desenlace muestra lo enfermo que es el ser humano, pues de algo que en apariencia es simplemente una ofensa se puede terminar en una tragedia. El segundo mejor corto de Relatos Salvajes sin duda alguna y con una escena de cierre que es demasiado divertida e ingeniosa. No profundizaremos en lo de las chapas UIA y ZGT, pero el mensaje a favor de los trabajadores es más que claro.
De inmediato llega "Bombita", que si bien es muy bueno, no es a mi parecer el mejor segmento del filme. Ya todos saben de que viene la mano, lo han leído en mil críticas y hasta la misma Presidenta lo spoileo, pero hagamos una breve descripción de la trama. El tópico central es la cotidiana situación de abuso a la que el ciudadano se encuentra sometido debido al negociado entre la empresa de las grúas que acarrean autos - supuestamente- mal estacionados y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El actor protagónico es Ricardo Darín quien se pone en la piel de un ingeniero en un delicado momento personal y laboral. Primero se pierde el cumpleaños de su hija por tener que ir a buscar su auto que fue llevado por la grúa. Regresa tras pasarse el día entero haciendo el trámite - escándalo de por medio, con rotura del local donde se pagan las multas- y al llegar a su casa enfrenta el conformismo de su mujer con mucha indignación. La acusa de estar a favor del sistema y de criticarlo solo por no dejarse aplastar. Lo peor viene después: la firma en la que trabaja está vinculada con el Gobierno de la CABA y su caso llegó a la televisión. Despedido, con su matrimonio en llamas y lleno de ira: un coctail literalmente explosivo. Los planos y la música son brillantes; la escena a rescatar es su mirada al papelito rojo flameando en la alcantarilla sobre la que estaba su auto antes de ser llevado por vez número dos en la misma semana. Darín, como ya se hizo costumbre, cumple sin problemas y una vez más tenemos un cierre redondo.
Bajo el título "La Propuesta", la anteúltima parte es lo suficientemente razonable como para no ser descartada pero se queda a mitad de camino sin poder llegar a la muy buena calidad de sus dos antecesoras. Una historia clásica y recontra explotada por el cine desde sus primeros años de vida: un padre lleno de dinero bien ganado por su arduo trabajo, un hijo irresponsable e inútil - ergo, el típico niño rico- que sale borracho con el auto de papá y mata a una embarazada a punto de parir ya y el intento desesperado del padre por salvar a su hijo aun así sea rompiendo todos sus códigos éticos y morales. La actuación del gran Oscar Martínez es todo lo que debe importarnos aquí. La trama y los demás actores son apenas factores que flotan a su alrededor. Con sus expresiones logra transmitir todo el miedo, la angustia y el enojo que le provoca haber fracasado como padre. Inicialmente lo que se nos muestra es como los de arriba siempre pisotean a los que están abajo suyo - en este caso, el casero de la familia- pero de a poco la historia se desenvuelve en algo más oscuro. La corrupción es puesta en primer plano y Mauricio (así se llama el personaje de Martínez) quedará atrapado en una gigantesca bola de nieve conformada por los intereses personales de TODOS los participantes del (nuevo) delito que planean cometer. Uno no puede evitar saber como va a terminar este cuento breve, pero tampoco el sonreírse por lo bajo cuando el hecho que cierra el telón se consuma. Hay potencial y hay mayor desarrollo de la historia, pero al igual que "Las Ratas", se queda a mitad de camino porque pierde demasiado tiempo enredándose en los vericuetos del arreglo con el Fiscal y la Policía. Su protagonista principal es lo que le permite salir bien parada y no quedar en el fondo del mar.
"Hasta Que La Muerte Nos Separe" es la conclusión de Relatos Salvajes y para nuestra suerte es la mejor micro película de todas. Romina (Erica Rivas) y Ariel (Diego Gentile) están llenos de felicidad tras haberse casado. De la intensa y festiva entrada de los novios se va con un corte brutal a la calma absoluta de la cena. No es cuestión de seguir revelando detalles del filme, pero podemos decir que tras descubrir que Ariel le fue infiel, y que además invitó a su amante al casamiento y la fiesta, Romina decide confrontarlo mientras bailan el vals. Luego una escena impresionante, pura técnica de Szifrón y del editor: el uso maestro de las cámaras en el momento en el que escapa llorando y la culminación en el balcón con un plano picado que hiela la sangre. Erica Rivas carga todo sobre sus espaldas y prueba que además de ser una gran actríz puede pasar de un registro dramático a otro sin ningún problema. De una manera casi macabra se puede afirmar que estamos ante la mejor boda de la historia, un descenso al infierno en menos de media hora. En "Hasta Que La Muerte Nos Separe" vemos bien claras las marcas de estilo de Pedro Almodovar. En cada detalle se puede ver la sombra del español y eso - junto a un excelente guión y la magistral performance de Rivas- es lo que pone a este segmento por encima de todos los demás. Y para finalizar, otra conclusión bien bizarra - de esas que indignan a muchos y hacen reír a tantos otros- pero que cuaja perfecto dentro de la historia.
Relatos Salvajes es un filme disparejo que posee dos cortos malos ("Pasternak" y "Las Ratas"), dos que son buenos y sólidos ("La Propuesta" y "Bombita"), uno muy bueno ("El Más Fuerte") y "Hasta Que La Muerte Nos Separe" que es simplemente brillante. Si leyeron la crítica, se pueden dar cuenta que la sucesión va prácticamente de menor a mayor, al punto de parecer hecha a propósito (algo que no es así, pero que siempre es divertido decirlo). No es ni la mejor película de la historia ni la peor, aunque sí se puede decir - y para bien- que es extraño ver un producto argentino filmado con tan buena calidad de imagen y tantos recursos técnicos de avanzada. Damián Szifrón es un director lleno de talento y con alma de gerente de márketing (revean en esta clave su paso por el programa de Mirtha Legrand, que no tiene desperdicio alguno). Juntó a los mejores actores nacionales, se asoció con "El Deseo" - todo lo que toca Almodóvar dentro del filme es oro y lo que deja a voluntad ajena es apenas bueno o mediocre-, escribió un interesante guión y se puso detrás de las cámaras para comenzar una carrera que finalizó en el Festival de Cannes. Desde allí en más, lo que le quedaba era vender entradas en el país y recibir premios en todo el mundo. Dos cuestiones en las que ha tenido éxito, algo que se comprueba tanto en las recaudaciones de taquilla como en el que al día de hoy se la utilice como inspiración para hablar desde un diario, la radio o la televisión - y de ambos lados de la contienda- de la dura situación social y política que vive la Argentina. Para concluir, digamos que Relatos Salvajes tiene muy buenas actuaciones y muy buenas historias, aunque peca por no buscar relacionarlas entre sí de forma directa y por apoyarse demasiado en el golpe de efecto. A mí me gustó bastante y eso lo verán en el puntaje que le voy a dar. Pero no por ello van a dejar de estar en mi cabeza todos estos planteos, que se pueden resumir en una sola frase: "Se lo infló en exceso a este filme, no era necesario semejante operativo publicitario. O tal vez sí, uno nunca sabe".
Puntaje: 7.5/10
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domingo, 16 de noviembre de 2014
Teenage Mutant Ninja Turtles
Teenage Mutant Ninja Turtles es sin dudas un filme que tiene mucho más potencial que lo que termina exhibiendo. Su director Jonathan Liebesman no hizo un mal trabajo en líneas generales desde lo técnico, pero es evidente que quedó demasiado preso del "estilo Michael Bay". El bueno de Bay es el productor de este nuevo intento de llevar con éxito a las geniales Tortugas Ninja a la pantalla grande y, a decir verdad, bien podría haberse acreditado como director pues la película es una más dentro de sus filmes recientes. De entrada hubo demasiadas quejas con respecto al nuevo diseño de estos simpáticos vigilantes, pero como verán un poco más adelante eso no fue lo que más me molestó.
La introducción es una banal y breve explicación - que más adelante se completa un poco por suerte- de como unas simples tortugas llegaron a convertirse en...tortugas más grandes, casi humanas, que hablan y luchan contra el mal. La estética manga elegida para darle inicio a la trama no está tan mal y el relato del Maestro Splinter nos pone en la línea de largada. Luego vendrá una sucesión de hechos y de personajes que cualquiera que haya seguido la serie animada en los 90' encontrará muy conocidos: April O'Neil (Megan Fox) es una periodista que desea progresar en su carrera. Estancada en los típicos programas al estilo "Good Morning America" en la sección de notas de color, necesita encontrar una historia que la catapulte al éxito. Hace varios meses que está detrás de una pista acerca de extraños movimientos en los muelles de la ciudad, pero sus jefes no le prestan atención y la siguen utilizando para esos inserts que dieron nacimiento al famoso término "cosificación de la mujer". Una noche de lluvia, pasa con su bicicleta por el lugar de investigación y ve como un grupo de hombres armados está descargando algo misterioso. De las sombras salen nuestra Tortugas Ninja para solucionar el problema, ahuyentando a los maleantes. April comenzará a adentrarse en el mundo de estos particulares justicieros y terminará encontrándose con algo que va más allá de su tan buscada noticia. El mal acecha a la ciudad y solo con la ayuda de Rafael, Miguel Ángel, Donatello y Leonardo podrá salvarla de su destrucción.
Es innegable que el diseño de la Tortugas Ninja es en extremo particular, pero no por ser completamente distinto al original es necesariamente malo. Se entiende el enojo de los más fanáticos, pero este nuevo concepto no le sienta tan mal a una película que busca ser una explosión mucho más grande aun que las gigantes tortugas. En lo que se refiere a la "esencia" de la serie original, lo que podemos decir es que la comicidad de sus protagonistas así como sus características que los distinguen el uno del otro, están allí. El cómic original, tan oscuro y tan irreverente vio como la serie de televisión ya amputaba varias de las cuestiones que lo hacían interesante. Principalmente esa pertenencia al circuito underground, estatus que perdió cuando se masificó al punto extremo durante los 90'. Hay apenas huellas de aquellas viejas historietas, pero todas quedan casi anuladas por la excesiva enormidad de la película.
El gran problema de Teenage Mutant Ninja Turtles es el de todas las películas de Michael Bay: todo se encuentra demasiado magnificado. Hasta la cola del Maestro Splinter parece una anaconda por sus movimientos y tamaño, con lo que se pueden imaginar como se ha elevado a la máxima potencia cada detalle. Si se preocupaban por las referencias a la cultura pop, sepan que están allí pero que - como todo lo demás- es tan superficial que no puede imponerse a la batería nuclear de efectos especiales y escenas en Ultra HD con slow motion. Toda esa buena base, todo eso que nos ilusiona al comienzo del filme, se pierde en la basura habitual de quien produce este intento de iniciar una nueva saga que lo llene de dinero a costa de nuestra nostalgia. Aclaro que - a pesar de que cinematográficamente es una cagada- soy un gran fanático de la saga Transformers y que es una de las que más me entretiene a la hora de ver una película sin compromiso ni seriedad, con lo que dejamos explicada esta cuestión de la "nostalgia".
Desde la mitad de su tiempo total de duración, el filme se convierte en una sucesión de bastante ridículas escenas de lucha que no agregan nada nuevo a la historia. Solo la extienden como si fuese el chicle más largo del mundo, llegándose a la conclusión de que a la cinta le sobra como mínimo media hora. Los chistes de las tortugas hacen que todo sea un poco más ameno, pero no abundan y hay un esfuerzo demasiado ridículo de demostrar que vieron la serie y que conocen a cada uno de los personajes. Demás está decir que el guión es muy zonzo, muy liviano y previsible, y que solo se puede rescatar el diseño y la inocencia de los 4 valientes y adolescentes guerreros ninja. Megan Fox se luce en un rol hecho para ella, aunque no sale del todo de su zona de comfort. Más allá de algunos papeles en comedias dramáticas como el de This Is 40, la actriz todavía no ha podido dar con un rol que termine por impulsarla dentro de la industria como algo más que una imagen.
Para cerrar, agreguemos que el tono épico de Teenage Mutant Ninja Turtles es más que innecesario; podemos hasta decir que es irrelevante y que hace insufrible cada escena en la que se hace presente en cualquier de sus variadas formas. El filme no es en absoluto logrado y esta vez los geniales - no hay que negarlo, son buenos- efectos especiales no consiguen siquiera hacerlo pasable. Una pena, pues estaba todo dado como para que las adorables tortugas por fin tuviesen un muy buen paso por la pantalla grande.
Puntaje: 3.5/10
Es innegable que el diseño de la Tortugas Ninja es en extremo particular, pero no por ser completamente distinto al original es necesariamente malo. Se entiende el enojo de los más fanáticos, pero este nuevo concepto no le sienta tan mal a una película que busca ser una explosión mucho más grande aun que las gigantes tortugas. En lo que se refiere a la "esencia" de la serie original, lo que podemos decir es que la comicidad de sus protagonistas así como sus características que los distinguen el uno del otro, están allí. El cómic original, tan oscuro y tan irreverente vio como la serie de televisión ya amputaba varias de las cuestiones que lo hacían interesante. Principalmente esa pertenencia al circuito underground, estatus que perdió cuando se masificó al punto extremo durante los 90'. Hay apenas huellas de aquellas viejas historietas, pero todas quedan casi anuladas por la excesiva enormidad de la película.
El gran problema de Teenage Mutant Ninja Turtles es el de todas las películas de Michael Bay: todo se encuentra demasiado magnificado. Hasta la cola del Maestro Splinter parece una anaconda por sus movimientos y tamaño, con lo que se pueden imaginar como se ha elevado a la máxima potencia cada detalle. Si se preocupaban por las referencias a la cultura pop, sepan que están allí pero que - como todo lo demás- es tan superficial que no puede imponerse a la batería nuclear de efectos especiales y escenas en Ultra HD con slow motion. Toda esa buena base, todo eso que nos ilusiona al comienzo del filme, se pierde en la basura habitual de quien produce este intento de iniciar una nueva saga que lo llene de dinero a costa de nuestra nostalgia. Aclaro que - a pesar de que cinematográficamente es una cagada- soy un gran fanático de la saga Transformers y que es una de las que más me entretiene a la hora de ver una película sin compromiso ni seriedad, con lo que dejamos explicada esta cuestión de la "nostalgia".
Desde la mitad de su tiempo total de duración, el filme se convierte en una sucesión de bastante ridículas escenas de lucha que no agregan nada nuevo a la historia. Solo la extienden como si fuese el chicle más largo del mundo, llegándose a la conclusión de que a la cinta le sobra como mínimo media hora. Los chistes de las tortugas hacen que todo sea un poco más ameno, pero no abundan y hay un esfuerzo demasiado ridículo de demostrar que vieron la serie y que conocen a cada uno de los personajes. Demás está decir que el guión es muy zonzo, muy liviano y previsible, y que solo se puede rescatar el diseño y la inocencia de los 4 valientes y adolescentes guerreros ninja. Megan Fox se luce en un rol hecho para ella, aunque no sale del todo de su zona de comfort. Más allá de algunos papeles en comedias dramáticas como el de This Is 40, la actriz todavía no ha podido dar con un rol que termine por impulsarla dentro de la industria como algo más que una imagen.
Para cerrar, agreguemos que el tono épico de Teenage Mutant Ninja Turtles es más que innecesario; podemos hasta decir que es irrelevante y que hace insufrible cada escena en la que se hace presente en cualquier de sus variadas formas. El filme no es en absoluto logrado y esta vez los geniales - no hay que negarlo, son buenos- efectos especiales no consiguen siquiera hacerlo pasable. Una pena, pues estaba todo dado como para que las adorables tortugas por fin tuviesen un muy buen paso por la pantalla grande.
Puntaje: 3.5/10
domingo, 9 de noviembre de 2014
Lucy

Lucy (Scarlett Johansson) es una joven que debe hacerle un favor a regañadientes a un amigo. Este muchacho la convence de ir a entregar una valija, cuyo contenido es un misterio, a un misterioso personaje que en teoría bajará al lobby de un hotel céntrico a recibir el paquete y luego se retirará. La solución parece veloz, pues un grupo de hombres trajeados y con anteojos oscuros se acerca rápidamente para completar la operación. Las imágenes mezcladas de un leopardo cazando a un ciervo nos dan a entender que algo anda mal. Terminarán asesinando a este conocido suyo y llevándosela al piso más alto del edificio. Allí la espera Mr. Jang (Min-sik Choi) un sanguinario mafioso que la obliga a traficar una nueva droga en sus intestinos. En paralelo, el Profesor Norman (Morgan Freeman) explica a una nutrida clase acerca del famoso uso del 10% del cerebro. Y desde este momento en adelante, se instala una dualidad entre Lucy y Norman que siempre amenaza con hacer colisionar sus caminos más adelante. Cuando tras una golpiza esta droga azul ingrese en su organismo, las cosas se pondrán más que interesantes. Con un poder que va creciendo con el correr de las horas, Lucy se embarca en un camino lleno de violencia y muerte para poder vengarse de la persona que le arruinó la vida.
Lucy es un nuevo enfoque ya clásico de la heroína fuerte y con mucha voluntad que Luc Besson nos suele entregar. Scarlett Johansson está impecable y logra que la mutación de su personaje sea tan intensa como sufrida. A su presencia habitual, le suma una cuestión que la está llevando a un nivel realmente alto: el interpretar roles que son una mezcla entre lo humano y lo inhumano, algo que se puede apreciar en toda su magnitud en la casi experimental - y genial en mi opinión- Under The Skin donde juega el papel de una extraterrestre que llega a Escocia y debe seducir a todo hombre que se cruce en su camino para poder sostener su identidad secreta. Lucy es un unipersonal de esta gran actriz, y Morgan Freeman y Min-sik Choi acompañan con con su solidez habitual. La voz de Freeman, esa ideal para todo documental, inunda la pantalla desde el primer minuto y logra no ser pedante. Su actuación es buena más allá de que su papel sea uno de esos que "se hace de taquito". Choi, a quien conocen por su espeluznantemente sensacional labor en Oldboy (2003), da en la tecla como un criminal amoral y lleno de maldad.
Todas las marcas de autor están en cada rincón de la trama y en los detalles técnicos. El énfasis en la mujer, el realismo mágico (esa mezcla de alucinación y realidad), la máxima velocidad tanto en la trama como en los movimientos de cámara y la violencia total sin concesiones ni pedido de disculpas - que es como debe realmente ser-. También hay una articulación perfecta de la acción con la banda sonora, la locación en un presente que tiene dentro de sí rasgos difusos de un futuro en el que el humano está al borde de su autodestrucción, una serie de desplazamientos espacio-temporales precisos aunque abrumadores por su cantidad. Completan el cuadro la conexión limpia de partes que en un principio parecían desconectadas y un humor negro más que delicioso. Vuelvo por dos líneas a la relación con Under The Skin (2013) en un par de puntos: la idea central de la trama y el camino del personaje de Scarlett Johansson.
Lucy es un gran filme de Luc Besson, otro que escala en pocos minutos de la calma total al delirio supersónico, en la medida en que la protagonista va adquiriendo un mayor acceso a la funcionalidad de su cerebro. El inusual tiempo de duración, algo debatido también entre los críticos, es compensado con el mix perfecto entre velocidad y claridad. No tiene la pretensión grandilocuente de los filmes de Nolan, por ejemplo, sino que apunta a encerrar todo en poco más de una hora y media y en ser una única explosión con intensidades variables desde el inicio. Mucha potencia y muchísimo ruido en una película en la que hasta los viajes a los tiempos donde el humano todavía no existía no terminan por desentonar. Es Luc Besson señoras y señores...Tómenlo o déjenlo.
Puntaje: 8.5/10
sábado, 1 de noviembre de 2014
Sin City: A Dame To Kill For
Cuando se anunció esta secuela se dijo que era completamente innecesaria. Considerando que su antecesora Sin City se había estrenado hace ya 9 largos años, todos coincidieron en que la novedad que había traído aquella gema dirigida por Frank Miller y Robert Rodriguez (y con Quentin Tarantino como un tercer director en las sombras) nunca jamás podría ser reproducida ni igualada. Yo estuve completamente de acuerdo con todo esto y mucho más después de ver el trailer. Mismo esquema, misma estética y misma fidelidad al cómic pero sin su espíritu debido a los - lógicos- avances tecnológicos que le quitaban esa atractiva desprolijidad que nos había deslumbrado allá por 2005. Tras unas semanas de resistencia, no tuve otra opción que verla. Dos razones me impulsaron: primero el hecho de que es un producto de Robert Rodriguez, un director que está dentro de mi Top 10 desde la primera vez que vi un filme suyo, y porque soy un fanático die hard de la novela gráfica y de Frank Miller. No iba a ser yo quien esquivase un producto que tuviese tras las cámaras y el guión a estos dos fenómenos. Además había que comprobar si todo lo que los críticos decían era verdaderamente cierto.
En Sin City: A Dame To Kill For - título que terminó con esa adición al final por las vueltas de los castradores morales- nos encontramos con la misma estructura narrativa que antes. Varias historias que en un principio no tienen nada que ver pero que por tal o cual razón - por lo general hablamos de una mujer- terminan confluyendo en la oscura y llena de muerte Sin City. Esa ciudad donde ni el policía más corrupto se atreve a entrar, donde la muerte acecha en cada callejón. La estética se repite pero como ya explique está mucho más cuidada: a la imagen salida directamente de la viñeta se le tienen que agregar el 3D y un pulido importante que le da mayor realismo a cada escena. Esto es bueno para el formato en el que fue filmada pero no tanto para los que quedaron enamorados de la primera película, ya que se evidencia demasiado la pantalla verde en este segundo intento. Nada terrible, pero era obvio que los más puntillosos podrían el grito en el cielo con tal de darle un respaldo a su teoría de que la película es muy mala. Y a medida que superamos los primeros minutos, lamentablemente para ellos lo que es muy claro es que no acertaron - y aquí me incluyo- para nada con sus pronósticos. Primero vayamos a la trama para entender por qué este nuevo intento dentro de esta franquicia no es un fracaso sino un gran producto.
Nuevamente tenemos a cuatro protagonistas principales: Marv (Mickey Rourke), Dwight (Josh Brolin), Johnny (Joseph Gordon Levitt) y Hartigan (Bruce Willis). A dos de ellos ya los conocemos y los dos restantes se suman a esta nueva historia. También nos vamos a cruzar con Nancy (Jessica Alba) y Gail (Rosario Dawson) de quienes ya sabemos demasiado y varios personajes importantes dentro de la estructura general que recubre a las diversas historias que se irán desplegando frente a nosotros. Todos los caminos aquí llevan no a Roma sino a Sin City, a esa ciudad llena de políticos corruptos, asesinos de poca monta, mafiosos, lúmpenes y un grupo de prostitutas extremadamente peligrosas y poderosas que se encarga de decidir quien entra y quien sale de ese lugar maldito.
Robert Rodriguez y Frank Miller nos vuelven a ofrecer un coctail explosivo de sangre, violencia, torturas, sexo y amor...Todos catalizadores y/o consecuencias de un deseo de venganza de parte de cada uno de los personajes que llevan las diferentes narraciones. Y es justamente esto lo que ayuda a acallar todas las críticas que había recibido antes de su estreno y de las que inexplicablemente sigue siendo víctima en estos días. Sin City: A Dame To Kill For es uno de esos filmes que debe ser visto y es muchísimo más de lo que enseña en sus trailers y clips. Fue un error personal el haber seguido la corriente y pensar que no valía la pena verlo, porque más allá de ser sin dudas más prolijo en la parte estética - lo cual le termina jugando en la parte de los contrastes a favor-, la trama funciona igual de bien que en la película anterior y logra atar algunos cabos que habían quedado sueltos.
Josh Brolin, Mickey Rourke y Bruce Willis están impecables en roles bastante complejos pues deben combinar el macho absoluto, el hombre sin miedo ni nada que perder, con la persona sensible que en realidad hace todo por la mujer de su vida. Pero la que sobresale, y esto no debería ser una sorpresa a esta altura de las cosas, es la fenomenal Eva Green. Su Ava es un lobo con piel de cordero y es quien le pone el título al filme. Un personaje con varias vueltas de tuerca y con la capacidad de lograr que todo hombre cumpla con su voluntad, por más macabra y retorcida que sea. Rosario Dawson y Jessica Alba repiten con éxito y se las ve mucho más sueltas que en la parte previa, algo que se debe a un mayor protagonismo en el guión de sus Gail y Nancy respectivamente. La nota de color la provee el siempre genial y loco Christopher Lloyd en un cameo como Kroenig, un Doctor muy poco ortodoxo. Una manera inteligente de reírse de sí mismo y de demostrar su vigencia.
Sin City: A Dame To Kill For es una muy buena película. La dirección y producción son óptimas una vez más y de la mano de la dupla Miller-Rodriguez logra llegar a la meta sin ninguna complicación mayor. Hay que despegarla por completo de su antecesora a la hora de analizarla y definitivamente no vale la pena ponerse a comparar. Han pasado demasiados años entre una y otra y cada una a su manera es un producto muy entretenido y oscuro. Se sigue respetando la estructura del "salido de la viñeta" de forma literal y el 3D hace que la imagen sea mucho más precisa. Es verdad que en algunas escenas se puede por poco ver la pantalla verde por lo limpias que son, pero esto no ralentiza ni hace mala a la trama. Tras haber estado erróneamente de acuerdo con ella, les digo que la polémica acerca de si posee o no un carácter "novedoso" es tan inútil como estúpida. No por repetir la fórmula es mala sino más bien todo lo contrario: allí reside su éxito. Que sirva de lección para todos nosotros, que nos obligue a no hablar de un filme antes de verlo con anteojos libres de prejuicio.
Puntaje: 8.5/10
En Sin City: A Dame To Kill For - título que terminó con esa adición al final por las vueltas de los castradores morales- nos encontramos con la misma estructura narrativa que antes. Varias historias que en un principio no tienen nada que ver pero que por tal o cual razón - por lo general hablamos de una mujer- terminan confluyendo en la oscura y llena de muerte Sin City. Esa ciudad donde ni el policía más corrupto se atreve a entrar, donde la muerte acecha en cada callejón. La estética se repite pero como ya explique está mucho más cuidada: a la imagen salida directamente de la viñeta se le tienen que agregar el 3D y un pulido importante que le da mayor realismo a cada escena. Esto es bueno para el formato en el que fue filmada pero no tanto para los que quedaron enamorados de la primera película, ya que se evidencia demasiado la pantalla verde en este segundo intento. Nada terrible, pero era obvio que los más puntillosos podrían el grito en el cielo con tal de darle un respaldo a su teoría de que la película es muy mala. Y a medida que superamos los primeros minutos, lamentablemente para ellos lo que es muy claro es que no acertaron - y aquí me incluyo- para nada con sus pronósticos. Primero vayamos a la trama para entender por qué este nuevo intento dentro de esta franquicia no es un fracaso sino un gran producto.
Nuevamente tenemos a cuatro protagonistas principales: Marv (Mickey Rourke), Dwight (Josh Brolin), Johnny (Joseph Gordon Levitt) y Hartigan (Bruce Willis). A dos de ellos ya los conocemos y los dos restantes se suman a esta nueva historia. También nos vamos a cruzar con Nancy (Jessica Alba) y Gail (Rosario Dawson) de quienes ya sabemos demasiado y varios personajes importantes dentro de la estructura general que recubre a las diversas historias que se irán desplegando frente a nosotros. Todos los caminos aquí llevan no a Roma sino a Sin City, a esa ciudad llena de políticos corruptos, asesinos de poca monta, mafiosos, lúmpenes y un grupo de prostitutas extremadamente peligrosas y poderosas que se encarga de decidir quien entra y quien sale de ese lugar maldito.
Robert Rodriguez y Frank Miller nos vuelven a ofrecer un coctail explosivo de sangre, violencia, torturas, sexo y amor...Todos catalizadores y/o consecuencias de un deseo de venganza de parte de cada uno de los personajes que llevan las diferentes narraciones. Y es justamente esto lo que ayuda a acallar todas las críticas que había recibido antes de su estreno y de las que inexplicablemente sigue siendo víctima en estos días. Sin City: A Dame To Kill For es uno de esos filmes que debe ser visto y es muchísimo más de lo que enseña en sus trailers y clips. Fue un error personal el haber seguido la corriente y pensar que no valía la pena verlo, porque más allá de ser sin dudas más prolijo en la parte estética - lo cual le termina jugando en la parte de los contrastes a favor-, la trama funciona igual de bien que en la película anterior y logra atar algunos cabos que habían quedado sueltos.
Josh Brolin, Mickey Rourke y Bruce Willis están impecables en roles bastante complejos pues deben combinar el macho absoluto, el hombre sin miedo ni nada que perder, con la persona sensible que en realidad hace todo por la mujer de su vida. Pero la que sobresale, y esto no debería ser una sorpresa a esta altura de las cosas, es la fenomenal Eva Green. Su Ava es un lobo con piel de cordero y es quien le pone el título al filme. Un personaje con varias vueltas de tuerca y con la capacidad de lograr que todo hombre cumpla con su voluntad, por más macabra y retorcida que sea. Rosario Dawson y Jessica Alba repiten con éxito y se las ve mucho más sueltas que en la parte previa, algo que se debe a un mayor protagonismo en el guión de sus Gail y Nancy respectivamente. La nota de color la provee el siempre genial y loco Christopher Lloyd en un cameo como Kroenig, un Doctor muy poco ortodoxo. Una manera inteligente de reírse de sí mismo y de demostrar su vigencia.
Sin City: A Dame To Kill For es una muy buena película. La dirección y producción son óptimas una vez más y de la mano de la dupla Miller-Rodriguez logra llegar a la meta sin ninguna complicación mayor. Hay que despegarla por completo de su antecesora a la hora de analizarla y definitivamente no vale la pena ponerse a comparar. Han pasado demasiados años entre una y otra y cada una a su manera es un producto muy entretenido y oscuro. Se sigue respetando la estructura del "salido de la viñeta" de forma literal y el 3D hace que la imagen sea mucho más precisa. Es verdad que en algunas escenas se puede por poco ver la pantalla verde por lo limpias que son, pero esto no ralentiza ni hace mala a la trama. Tras haber estado erróneamente de acuerdo con ella, les digo que la polémica acerca de si posee o no un carácter "novedoso" es tan inútil como estúpida. No por repetir la fórmula es mala sino más bien todo lo contrario: allí reside su éxito. Que sirva de lección para todos nosotros, que nos obligue a no hablar de un filme antes de verlo con anteojos libres de prejuicio.
Puntaje: 8.5/10
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