lunes, 29 de septiembre de 2014

Night Moves


Este filme dirigido por Kelly Reichardt, quien fue nominado al "León de Oro" en el Festival de Venecia por su muy buen trabajo, era uno de los que más esperaba. Sin estreno local, como tantos filmes que valen la pena pero que jamás llegan a nuestra cartelera, quedaba que algún alma caritativa consiguiese una copia y la colgase en la red. Por suerte esto sucedió y pude acceder a una película muy bien actuada, interesante en la trama - termina en un lugar bien lejano a aquel donde comienza- y con una contundencia política notable. Utilizando al Eco Terrorismo como marco, bucea en el sentimiento más profundo y auténtico del ser humano: el miedo. Si hay algo que nos lleva directo a nuestra naturaleza y nos hace convertirnos en algo que jamás creímos posible, es el miedo y Reichardt pudo retratar con mucha paciencia el descenso de los protagonistas a la oscuridad absoluta. Esa donde los ideales son lo que menos importa.

Night Moves nos cuenta la historia de Josh (Jesse Eisenberg), Dena (Dakota Fanning) y Harmon (Peter Sarsgaard), tres eco terroristas que están a punto de dar el golpe de sus vidas. Los dos primeros comparten activa militancia hace bastante tiempo y parece haber entre ellos una tensión bastante particular pero que de a ratos los incomoda demasiado. Harmon es un ex Marine que se torna clave para la ejecución pues sabe como armar un plan perfecto en el que nadie salga herido y el mensaje llegue al mundo con fuerza. El objetivo es una represa hidroeléctrica y todo parece marchar sobre ruedas hasta que Josh descubre que Harmon no tiene todo bajo control. Su desorganización amenaza con sabotear el ataque, algo que empeora cuando los tres ingresan en el clásico trío amoroso que siempre sucede en este tipo de operaciones revolucionarias (o como quieran llamarlas) - si no me creen, miren la fenomenal The Edukators o lean algún libro de los cientos que se han escrito acerca de la vida en la clandestinidad-. Los celos invaden a Josh que de a poco se recluye del grupo mientras Dena y Harmon intentan solucionar los problemas logísticos que van surgiendo. Y como si todo esto fuese poco, las diferencias sociales entre los dos muchachos (clase media-media raspando) y su joven compañera (de una familia adinerada, con una vida "perfecta") salen a la luz. Todo esto mientras las horas pasan y de a poco se acerca el día en el que el mundo de una vez por todas oirá su mensaje en favor de la naturaleza.


En un filme que tiene un ritmo más bien cansino, es esencial que los diálogos y los movimientos de cámara capten el interés del espectador. Y eso sucede en Night Moves de la mano de tres muy buenos actores que se meten de lleno en sus personajes mostrándonos todos sus miedos, sus dudas, sus pasiones, sus penurias, etc. que de a poco los irán carcomiendo llegando a un punto límite cuando concretan su misión. Cuando un imprevisto surge, estos tres Eco Terroristas ven como la situación se les escapa por completo de las manos. Quedan en shock, empapados por el miedo y la desconfianza mutua, y sus convicciones quedan a un lado. La moral y la culpa empujan al máximo a estos inexpertos militantes, tanto que no tardan en estar lo suficientemente cerca del abismo como para asomar la cabeza y poder ver bien lo que hay allí abajo.


Las actuaciones de Jesse Eisenberg y de Dakota Fanning son excelentes como de costumbre. Estamos ante dos de los mejores actores de sus respectivas generaciones: el primero lo viene demostrando hace ya demasiado tiempo (no necesito repetir una vez más su filmografía pero miren la reciente The Double o las ya clásicas Adventureland, Zombieland o The Social Network) y ella se encuentra en el momento de despegue de su carrera adulta - pos intervención en la saga Twilight- que ya dejó de ser una promesa para ser una realidad. Los dos utilizan el lenguaje corporal y facial de una manera muy eficiente para decir lo que no puede ser puesto en palabras - en especial Eisenberg con su clásica mirada melancólica-, administrando los silencios sin dificultades. La tensión entre los dos queda irresoluta en un principio y luego deriva hacia un lugar distinto al imaginado. La paranoia marcará el destino de dos idealistas que creyeron que cambiarían el mundo con una bomba pero vieron como a los únicos a los que hizo virar 180° fue a ellos. Peter Sarsgaard aporta su habitual mirada tristona y su habilidad para sobresalir desde los márgenes. Su personaje es el más flojo en la parte del idealismo pero el más concreto a la hora de llevar a cabo las acciones, más allá de no ser el más ortodoxo a la hora de los bifes.


Night Moves posee un doble mensaje: el primero en favor de la naturaleza y en contra de la explotación y destrucción a la que el humano la somete para obtener ganancias (económicas, políticas, sociales...) y el segundo - mucho más explícito- en contra del terrorismo en cualquiera de sus formas. Es ambiguo el esquema así planteado pero, a decir verdad funciona muy bien bajo la muy buena dirección de Kelly Reichardt. Los planos le dan fluidez a una trama más bien lenta y la imagen es bien fría y oscura. Casi como que nos invita a nunca en la vida ir a esos pueblitos que están por doquier en los Estados Unidos o por lo menos a no ir de excursión por los alrededores de una represa sin pensarlo dos o tres veces. 


Night Moves es un muy buen filme que se sostiene en base a las grandes performances de Jesse Eisenberg y Dakota Fanning y a la inteligente labor del director para hacer que un producto más bien denso nos termine atrapando hasta el último minuto. No se puede decir que el desenlace sea inesperado o aunque tampoco una obviedad. Night Moves es un retrato de lo terrorífico e inevitable de nuestra naturaleza, de lo que somos capaces de hacer en nuestro estado más primitivo. Les recomiendo con muchas ganas esta película, búsquenla porque en nuestras pampas no suelen aparecer filmes con tanta calidad y potencia. 



Puntaje: 8/10

    

lunes, 15 de septiembre de 2014

Sabotage

No hace falta realizar ninguna introducción a la hora de hablar de una leyenda viviente como Arnold Schwarzenegger. Ya le hemos dedicado varios párrafos en este blog a hablar de lo que significa para el cine de acción y para el cine en general este en mi opinión muy buen actor - y si no están de acuerdo, miren True Lies (1994) y Kindergarten Cop (1990) y después me cuentan-. La hermosa ola de The Expendables no significó solamente el regreso al centro de la escena para Sylvester Stallone sino que también - y para nuestra suerte- arrastró a la orilla al bueno de Arnie. Ya lo vimos hace poco en la tercera parte de ese loco proyecto liderado por Sly, en el gran western moderno que es The Last Stand (2013) y en la claustrofóbica Escape Plan (2013). Y si piensan que a los 67 años al austriaco le ha llegado la hora de un largo descanso tras dos años sin freno, se equivocan pues lo veremos en la nueva entrega de Terminator en el cuerpo mecánico del androide asesino que lo llevó a la fama en 1984 y también como otro personaje emblemático suyo en la anunciada, y a la espera del comienzo del rodaje, The Legend Of Conan.

Sabotage es su nuevo filme y esta dirigido y escrito por David Ayer quien tiene en su haber el guión de Training Day y tres muy buenos filmes: Harsh Times (2005), Street Kings (2008) - muy poco valorado, se los recomiendo mucho- y End Of Watch (2012). Además escribió y dirigió la muy esperada Fury, cuyo póster promocional adorna en este momento el fondo del blog. La temática sobre la que trabaja Ayer es siempre la misma, un cruce entre lo policial y lo militar lleno de violencia, sexo y corrupción que hasta el momento le ha dado mucho resultado. Sabotage no es la excepción y a pesar de su guión predecible termina siendo en extremo intensa de la mano de un gran Schwarzenegger y un elenco que está a la altura de la estrella principal. Desarrollemos un poco el argumento del filme.


John "Breacher" Wharton (Arnold Schwarzenegger) es el experimentado líder del mejor equipo táctico de la DEA. Como bien expresan en un momento de la trama, es una leyenda de la lucha contra las drogas. Como todos ya sabemos y se repite hasta el hartazgo en este tipo de productos, ninguno de estos muchachos es inocente. Su modus operandi es ingresar pateando puertas a las casa de droga de los grandes narcotraficantes, matar a todos y mientras distraen a sus superiores quedarse con una gran tajada del botín. Una vez que el dinero está a salvo en el desagüe más cercano, ese cuarto vuela en mil pedazos y se da por quemada la suma de billetes que estaba en el lugar. El problema comienza cuando por un retraso mientras esconden el dinero a contrareloj, uno de los suyos cae abatido por alguien que había logrado sobrevivir a la balacera previa. Luego se complica cuando se dan cuenta que los 10 millones de dólares que habían lanzado metódicamente en la alcantarilla, ya no están más en ese lugar. Por las irregularidades y la muerte de su compañero, al equipo de "Breacher" le abren una investigación que los deja congelados por seis meses. Cuando su influencia política hace que el caso se cierre velozmente, John se encuentra con un grupo de personas que están enojadas y distanciadas entre sí. Un misterioso accidente comienza una serie de muertes que parece llevar hasta un importante enemigo que está enojado y desea recuperar todo el dinero que perdió hace unos meses.


Sabotage es puro músculo y nada de efectos especiales. Un show de testosterona, disparos y explosiones que nos llevan de nuevo al viejo cine de acción. Más allá de lo comentado acerca del guión chato, no se puede decir que los filmes de este género tengan historias demasiado complejas e interesantes. Lo que hay es una base bastante sólida con un par de diálogos rudos que justifican el maravilloso espectáculo que ocupa casi todos los minutos de duración de la película. Aun así hay que aclarar que sobre el final la historia repunta y el giro hace que todo cierre a la perfección sin dejar ningún cabo suelto. El "continuará..." nunca fue la preferencia de la mayoría de las cintas de acción pura y dura, y Sabotage respeta esta tradición al pie de la letra. De fondo a todo el ruido, está la estructura de un Western Clásico: el hombre, su pistola y su caballo en busca de su añorada venganza.


Schwarzenegger brilla una vez más y deja ver que a pesar de estar en su salsa jamás va a hacer algo "de taquito". Todo su impresionante físico - un estado envidiable- y su extraño pero eficaz carisma puestos al servicio de la causa para que el espectador salga con una sonrisa de la sala. Los demás actores acompañan bien y respetan su rol marginal. Y hay que decir que no son precisamente lo que llamamos "desconocidos": tipos como Terrence Howard, Josh Holloway y Sam Worthington encabezan el cartel con Arnie pero siempre colocándose respetuosamente un paso por debajo suyo. Como debe ser. Algún hincha de Boca como quien les escribe dirá nostálgico: "A los ídolos se los banca y respeta".


Sabotage es un muy buen filme que jamás se piensa algo que no es y que reinventa/homenajea lo que todos nunca quisimos que se termine. Otra demostración de que en el cine de acción de los últimos años, nada pudo superar lo hecho en los 80'/90'. Ni el mejor CGI ni las armas extraterrestres ni las tramas estrambóticas con ochenta giros por hora...todo lo intentado no pudo siquiera colocarse a la misma altura que aquellas grandes películas. Hay que agregar que aun con los ídolos viejos, pasándola genial y en plan de reírse de sí mismos, tampoco han conseguido al día de hoy un lugar en la mesa grande. Como The Expendables y todos los derivados que salieron de allí, Sabotage es un muy sano ejercicio cinematográfico que va a entretener a todo el público - a menos que odien la acción- con las herramientas más simples que existen en la actualidad: Schwarzenegger en estado puro, mucho músculo y violencia cruda. Lo voy a repetir todas las veces que sea necesario: no se pierdan la posibilidad de ver esta segunda juventud de estos fenómenos, es una oportunidad única e irrepetible. Cuando se retiren, vamos a extrañarlos mucho.



Puntaje: 8/10

viernes, 12 de septiembre de 2014

Bad Neighbors

Seth Rogen es además de una persona realmente genial con la que dan ganas de salir de joda, uno de los mejores comediantes de la década. El año pasado tuvo su primera experiencia como director en la delirante This Is The End y se apresta a estrenar The Interview en la que junto a su amigo James Franco - lo cual es garantía de diversión a gran escala, si no me creen miren Pinneaple Express y la ya mencionada This Is The End- se colocará en la piel de un periodista ávido de reconocimiento profesional. Para conseguirlo los dos se embarcarán en una misión casi imposible y demasiado peligrosa: entrevistar en Corea del Norte al dictador Kim Jong-Un. En Bad Neighbors, Rogen (que también es productor del filme) es dirigido por Nicholas Stoller que es ni más ni menos que el responsable de la fenomenal Forgetting Sarah Marshall y de su brillante spin off Get Him To The Greek. Cuando dos profesionales de semejante calibre se juntan, es difícil que las cosas salgan mal. El resultado de esta sociedad es una de las mejores películas del año y otra prueba de que la nueva comedia norteamericana, además de estar en su pico más alto, también nos puede ofrecer productos de gran calidad pero con marcadas diferencias de estilo.


Marc (Seth Rogen) y Kelly Radner (Rose Byrne) son una joven pareja que se ha mudado hace poco tiempo a los suburbios. Poseen una casa espaciosa y cómoda en un ambiente más bien tranquilo y familiar. Su pequeña hija recién nacida les ha cambiado la vida por completo, al punto de ambos quedar absorbidos por la atención que un bebé requiere en sus primeros meses de vida. Al mismo tiempo que se asientan en su nueva casa, están tratando de recuperar su vieja rutina algo en lo que no obtienen demasiado éxito. Como si la típica crisis de pareja tras la llegada del primer hijo no fuese suficiente, se muda al barrio una fraternidad llamada "Delta Psy" y trae consigo sus legendarias fiestas que nunca terminan. Liderados por Pete (Dave Franco) y Teddy (Zac Efron) primero hacen buenas migas con sus nuevos vecinos pero las cosas no tardan en ponerse ásperas. Tras un primer acercamiento en el que son invitados a una de esas fiestas salvajes y ruidosas - casi como un soborno para que no se quejen más-, Marc y Rose llaman a la policía hartos de los ruidos que se repiten a cada noche. Lo que ninguno de los dos se imaginaba era que el mismísimo infierno se desataría llegando la confrontación a superar el límite total de lo absurdo. Sintiéndose traicionados - y ante un ultimátum de parte de las autoridades de la universidad Pete y Teddy juran vengarse y dan comienzo a una guerra de guerrillas en la que solamente una casa quedará en pie.


Las actuaciones de Franco, Rogen, Byrne y Efron - como actúa este flaco, nada le sale mal y pensar que todavía existen pelotudos que lo defenestran solo por ser un ex High School Musical- son un delirio en sí mismas. Los cuatro parodian a los personajes ya de por sí típicos que deben representar y lo hacen para el aplauso. Todos son excepcionales actores, pero aquí lo relevante es que forman parte de un esquema que va más allá de sus interpretaciones individuales. Lo que intenta - y consigue con varios metros de ventaja- hacer Bad Neighbors es reírse de sí misma, de la comedia norteamericana. Los clichés están más que a la vista y además incluye la típica lista de personajes secundarios que con apenas un par de apariciones se roban el filme entero. La pareja amiga de Marc y Kelly, el policía que tiene que lidiar con la psicosis de todo un vecindario y el genial y bien dotado Scoonie (Christopher Mintz-Passe también en clave "me cago de risa de mí mismo" pero cinco cambios más arriba que el resto del elenco) sirven por sobre todo para dejar en claro el norte hacia donde apunta esta película. Cualquier producto que busque divertir parodiándose - y logre hacerlo sin perder la estructura ni el espíritu- siempre es un respiro dentro de una industria donde abundan los filmes que poseen demasiada autoestima sin material de base como para justificarla.


Usando el grotesco total que más allá de su rebeldía - sorpresivamente- no supera los límites razonables del buen gusto a pesar de alguna que otra escena subida de tono, Bad Neighbors construye también una reflexión acerca de los dos momentos que representan un importante quiebre en la vida: el año final del colegio secundario y el nacimiento del primer hijo. En ambos nos posicionamos sin posibilidad de evitarlo ante un vacío si se quiere existencial, en el cual no sabemos con que nos vamos a encontrar una vez que demos ese tan temido paso hacia la madurez. El cierre es un fiel reflejo de lo complicado que es aceptar que hay un momento en el que las cosas cambian y que ya nada volverá a ser lo mismo. Sin ahondar demasiado en esto, el guión es inteligente ya que en vez de optar por un cierre optimista o chato elige subir la apuesta y en tan solo una toma regresa al tono original del filme para que nos vayamos cagándonos de risa,


Bad Neighbors posee varios elementos que lo hacen un muy buen filme. Además de las muy buenas interpretaciones, sin inhibiciones ni miedo al ridículo, y de la aceitada química entre las cuatro cabezas de cartel, en especial el tandem Efron-Rogen dos que son opuestos en todo sentido y justamente por eso parecen ser el uno para el otro- no faltan las referencias/chistes constantes a la marihuana, al sexo y al paso del tiempo que a pesar de ser anticipables en su mayoría no por ello dejan de ser muy divertidos. También vemos desfilar una serie interminable de guiños a diversos actores legendarios - antes que a una película en particular, lo cual es novedoso-, siendo la "Fiesta de Robert De Niro" uno de los puntos altos de este reciclaje express. Sin ser tan seria y reflexiva como, por ejemplo los filmes de Judd Apatow que poseen un sano equilibrio entre la locura y el mensaje social, Bad Neighbors se ríe de sí misma y logra ser ordenada en su propio desorden. En su segunda producción, Evan Goldberg y Seth Rogen son mucho más prolijos que en This Is The End pero empiezan a mostrar varios rasgos distintivos - argumento más descontracturado, casi nula corrección política y uso muy limitado de la nostalgia y el drama familiar/social- que los posicionan dentro de la comedia norteamericana como un serio contendiente al trono del "Rey Apatow".    



Puntaje: 9/10


  

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Snowpiercer

Bong Joon-ho es uno de los mejores directores de estos tiempos. Nacido en Corea del Sur, es uno de los principales exponentes del nuevo cine coreano que tanto interés y entusiasmo genera en cada estreno. Hay tres filmes de este virtuoso y adrenalínico director que voy a recomendarles: Crónica de un Asesino en Serie (2003), The Host (2006) - tal vez la mejor película sobre monstruos que se haya filmado- y Mother (2009). Alrededor de su nuevo producto titulado Snowpiercer hubo una pequeña polémica que termino con el estudio de los hermanos Weinstein cortando el original para su visualización en los Estados Unidos. En otras palabras, si bien la idea y la estructura del filme no se ven mutiladas es cierto que molestan los tijeretazos cuando no son necesarios - y más si viene de seres tan jodidos como los Weinstein-. Más allá de este incidente, es un lujo que podamos acceder a una cinta tan atrapante y tan magistralmente grabada. El trabajo técnico de Bong Joon-ho es sin lugar a dudas de alguien que hace tiempo pertenece a las Grandes Ligas y que sabe muy bien como jugar en ellas para siempre sorprendernos y jamás perder nuestra atención.

El planteo es el siguiente: en el año 2031, el calentamiento global ha llegado a un punto límite. La solución que los distintos gobiernos del mundo proponen es una sustancia denominada CW-7 que en teoría se insertará en las capas más altas de la atmósfera y desde allí logrará bajar artificialmente la temperatura del planeta. Todo sale mal y el caos es absoluto: el mundo tal y cual lo conocemos se termina para siempre. La tierra queda cubierta por la nieve y el hielo eternos y allí abajo con ella, la mayoría de la humanidad. Aquellos con la suerte de sobrevivir, viajan dentro de un poderoso tren llamado "Rattling Ark" donde se vive bajo un estricto sistema de castas/clases sociales (la que más les guste). Para hacer fácil: atrás y en la miseria viajan los pobres y adelante en medio de la riqueza están los ricos que al mismo tiempo ejercen todo su poder sobre los que menos tienen. La explotación de parte de quienes ostentan dinero y posición social alta es escandalosa, al punto de que la existencia de "los de la parte trasera" termina siendo un régimen liso y llano de esclavitud. Curtis (Chris Evans), Edgar (Jamie Bell) y Gilliam (John Hurt) planean llegar a la locomotora de la formación y tomar el poder. Subvertir el orden deshaciéndose de su clase y lograr la tan ansiada revolución que libere a los oprimidos. Allí los espera Mr. Wilford (Ed Harris) que es una especie de Dios omnipotente que tiene ojos en todos los vagones y guía al rebaño hacia su salvación en medio de tanto dolor y destrucción. El camino no será nada fácil y no estará exento de pérdidas, pero para los tres protagonistas ha llegado el momento de deshacerse de las pesadas cadenas y de ponerle fin a la tiranía.


Snowpiercer es básicamente un filme de acción con un gran tinte político. Intenso y violento, lleno de sangre y de pedazos de cuerpo que vuelan por todos lados en cada secuencia de combate. Pero además de la belleza y la precisión para filmar y editar estas escenas de parte de Bong Joon-ho (un prodigio en el manejo de cámaras), es importante poner en el centro todos los temas que el muy inteligente guión toca. Lo primero que surge es la idea de que aun en los tiempos más oscuros, donde ya no hay ni un atisbo de esperanza, la unidad y la solidaridad son dos cosas imposibles para el ser humano. Es como si no pudiese existir sin un esquema de explotación, donde los que más tienen pisoteen y vivan de quienes son el eslabón más débil de la cadena alimenticia. La violencia se presenta tanto es sus forma coercitiva como coactiva y es lo que mantiene este ordenamiento de los factores que no es ni más ni menos que el dominio de una clase sobre otra.


La analogía con dos filmes reciente como Elysium (2013) e In Time (2011) es lo primero que se nos viene a la cabeza. Está bien marcada la división entre el arriba y el abajo, por un lado ,y la loca, violenta y justa carrera de los lúmpenes hacia la parte más alta del esquema social, por el otro. Estas dos películas - como tantas otras, las tomé por su cercanía temporal- rompen con la idea que el poder dominante nos impone acerca de nuestro rol predeterminado en la sociedad. El famoso "Masterplan" no es otra cosa que una hoja de ruta definida por quienes detentan en un momento histórico el poder, en la que nosotros somos piezas que debemos mantenernos en nuestro lugar para que la rueda funcione. La escena del zapato en los primero minutos de Snowpiercer es un ejemplo bien acabado de esto que intento decir. Lo segundo que resalta es que de esta opresión asfixiante por lo general el único modo de escape es la rebeldía. Tras varias revueltas que terminaron en la muerte de sus gestores, Curtis y Edgar confían ciegamente en que está sí va ser la que tenga éxito. Como suelen pensar todos los revolucionarios que poblaron, pueblan y poblarán las páginas de nuestra historia (y lamentablemente habiendo fracasado casi todos aunque por distintas razones).


La parte gráfica es impecable y el uso del CGI es el necesario. La atmósfera que se vive dentro de los vagones traseros es la del fin de los tiempos, la de un mundo en el que hace mucho tiempo no sale el sol. La excelencia en este área es habitual dentro del cine coreano y en manos de uno de sus mejores "hijos" se hace disfrutable al extremo. Otras dos características que sobresalen son el fino humor negro, personificado sobre todo en la excentrica "Gobernadora" - un exquisita e irreconocible Tilda Swinton- y una forma general de represión que llega a ser hilarante por lo exageradamente fría y estadística que llega a ser. La eugenesia como el modo de "mantener el equilibrio" (ergo, el ser humano vive el caos y la explotación como normales) se puede ver bien clara en el show de métodos macabros que el poder usa para adoctrinar a los niños que viajan en el tren. La canción que todos cantan con una sonrisa dibujada en la cara tiene una reminiscencia al nazismo que asusta.


Snowpiercer es un retrato conciso y sólido de la humanidad. El fin de los tiempos, la lucha por el poder y la decadencia absoluta en la que vivimos se mezclan en un poderoso filme que está actuado - las expresiones de desesperanza y dolor que Evans, Hurt y Bell nos regalan son de lujo- y dirigido de manera brillante por un fenomenal director. Además de reflexionar acerca de la hegemonía y de como se la puede sostener, Snowpiercer nos dice mucho - tal vez demasiado- acerca de lo que somos como especie. Si tomamos el modelo del tren y lo comparamos con la forma en que nuestra sociedad global funciona, nos llevaremos más de una sorpresa. Bong Joon-ho vuelve a demostrar que los elogios no son en vano y que por suerte hay mucho más de él en el horizonte. El punto final de Snowpiercer es perfecto, el cierre de un círculo que es aun más espeluznante que el argumento en sí mismo. Una gema a la que está prohibido dejar pasar.



Puntaje: 10/10  

lunes, 8 de septiembre de 2014

Lone Survivor

Pocas cosas atraen más al público norteamericano que los filmes centrados en el heroísmo de sus tropas. Y más si lo que se pone en pantalla está basado en una historia verdadera, como es el caso de Lone Survivor. Basándose en el libro homónimo escrito por el ex Navy Seal - el mejor cuerpo de elite que existe en el planeta- Marcus Luttrell, quien en 2005 llevó adelante  una de las acciones militares y de supervivencia más impactantes que se hayan visto, Peter Berg (Hancock, Battleship) logra armar un tour de force que involucra al espectador de forma directa con los acontecimientos y lo ata por completo al destino de un brillante y valiente soldado que tuvo que por poco dejar la vida para poder salir del mismísimo infierno. 

Lone Survivor comienza con un compendio de imágenes que muestran a la perfección el lavado de cerebro al que son sometidos los jóvenes apenas ingresan en el U.S Army. Es gracioso porque de a ratos parece un video de "El Arte de Vivir", inundado de huevadas al estilo de "tienes que superar los límites de tu propio cuerpo para ser un soldado" y demás eslóganes muy estudiados que sirven para enganchar a cualquiera en la locura que es la industria de la guerra. El escenario planteado es el siguiente: en 2005 un grupo de Navy Seals debe llevar adelante en Afganistán una de las misiones más complicadas de su carrera. El objetivo es un líder Talibán que se oculta en una comunidad bien adentrada en las rocosas montañas del país de Oriente Medio. Ya desde el planeamiento la misión parece suicida, pero hay pocas cosas que parezcan imposibles para lo mejor de lo mejor de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Liderados por Luttrell (Mark Wahlberg) estos soldados se posicionan para vigilar el lugar donde se esconde el terrorista, pero las cosas no tardan en complicarse. La decisiones que se ven forzados a tomar poseen un alto componente moral y termina por llevarlos a una situación de conflicto interno a horas de ejecutar la misión. Cuando todo se compromete al punto de poner en peligro sus vidas sin que hayan siquiera disparado una bala, deciden abortar el asalto. Liberan a los prisioneros - civiles- que habían tomado y suben hasta el risco más alto para aguardar por el rescate. Pero en tan solo unos minutos quedan incomunicados y rodeados por un enemigo que los supera por varios cuerpos y cae sobre ellos con todo su poder de fuego. No les quedará más que resistir y tratar de salir de allí, aunque el título ya anuncie cual será la suerte de todos sus protagonistas.


El tiroteo está filmado de una manera más que magistral. Mucha dinámica, muchos movimientos frenéticos de cámara y planos que se intercambian a máxima velocidad. Crudo y sangriento, sin escatimar en nada. Pura intensidad que tensa la cuerda hasta romperla en mil pedazos. Lone Survivor posee una estructura simple, siendo un filme que posee dos partes bien delimitadas: la batalla y la supervivencia posterior del protagonista tras las líneas enemigas. Mark Wahlberg se pone la película al hombro con todo su talento y oficio y consigue que uno se sienta identificado con Luttrell. Con todo lo que pierde en esa emboscada, que va más allá de lo soportable pues los demás Seals antes que sus compañeros de equipo eran sus hermanos. Este tipo de películas le sienta muy bien a Wahlberg que ya ha mostrado que puede pasar de la comedia (Ted, Pain&Gain, The Other Guys) al drama puro (The Fighter, la brillante Shooter) sin sobresaltos, asentándose como uno de los mejores actores de las dos últimas décadas. Con su mirada transmite sin fisuras el miedo y la desesperación de una persona que debe soportar el dolor - espiritual y físico- y vencer todos sus prejuicios culturales para poder salir vivo de lo que a primera vista va a ser su tumba.


Lone Survivor refleja de una manera muy eficaz la dura realidad de la guerra, cualquiera que esta sea. Lo peor que le puede pasar a un ser humano es tener la mente completamente cerrada y llena de odio siendo este el fruto de miedos y prejuicios que no son más que mentiras. Subyace además de una reivindicación de la idea de hermandad entre los soldados, una crítica potente hacia los conflictos bélicos que al fin y al cabo no son más que una carnicería humana en la que quienes mueven los hilos y satisfacen sus intereses jamás pisarán un campo de batalla.


Lone Survivor es un excelente filme, uno de esos que no pierde tiempo y va directo al punto. Ser concreto no es algo de lo que se puedan jactar muchas películas y creo que aquí el director Peter Berg dio en la tecla. Mark Wahlberg realiza un unipersonal fantástico en el que lo importante no es el - muy bueno por cierto- trabajo físico sino lo que nos dice con la mirada, con sus expresiones. Y en eso también tiene mucho que ver el trabajo del director que acierta plano tras plano en una sucesión de - como dirían los españoles- "dianas" pocas veces vista. Lo que nos queda como lección tras ver Lone Survivor es que aun en el peor de los círculos del infierno, siempre habrá seres humanos llenos de decencia y buenas intenciones que lo darán todo sin esperar recibir nada a cambio. Luttrell pudo ver y experimentar esto y escribió un gran libro - el cual recomiendo-, tal vez de los que más sirva a la hora de entender en la locura en que consiste la guerra.



Puntaje: 9/10   

Godzilla

Tras el desastre que hizo Roland Emmerich en 1998, al que inexplicablemente se prestaron dos fenómenos como Matthew Broderick y Jean Reno, la vara para el próximo que tomase la posta de Godzilla en el cine iba a estar muy alta. Tal vez esto suene extraño pues si la versión previa es muy mala por lo general alcanza con muy poco esfuerzo para superarla, algo que es verdad pero que no necesariamente hace de un filme uno muy bueno. Tras muchos años de idas y venidas, Gareth Edwards fue elegido para reivindicar a este legendario y adorado monstruo en la pantalla grande. La única película que este director tenía en su haber era la dispareja- pero interesante sin dudas- Monsters (2010), que partía de una muy buena idea pero con el correr de los minutos terminaba desdibujándose lo suficiente como para dejar al espectador con esa mueca de desencanto ante un proyecto que tenía todo para ser muy bueno pero que eligió conformarse con lo más simple. Esta nueva visión de Godzilla tiene mucho de ese primer largometraje de Edwards y para su desgracia no me refiero a los elementos positivos. La idea y los primeros 25' son muy buenos pero luego el filme entra en una curva descendente que apenas si levanta sobre el final.

El acierto inicial es re situar la historia en Japón (más allá de su posterior traslado lógico a los Estados Unidos), acercarla un poco más a su versión original y además el utilizar como columna vertebral la explosión nuclear sucedida en el país asiático hace tres años. Joe Brody (Bryan Cranston) es un ingeniero norteamericano que trabaja en la central nuclear de Janjira y que hace varios meses persigue un pulso electromagnético extraño y peligroso. Advierte acerca de los peligros que tamaños niveles de radioactividad conllevan pero no es escuchado. La destrucción de su lugar de trabajo no tarda en llegar y la ciudad que le hacía de marco es evacuada debido a los extremos niveles de radiación. Joe pierde a su mujer y colega en el accidente, quedando fijado en ese doloroso momento. Desaparece de la vida de su hijo Ford (Aaron Taylor Johnson) y se dedica a realizar incursiones a esta suerte de Chernobyl japonés para dar con la verdad. Tras 15 años se va a producir el reencuentro entre padre e hijo, ya que un recién llegado Ford - que ahora es Oficial de la US Navy- debe acudir en su auxilio luego de que en su enésima entrada ilegal a Janjira lo hayan capturado. Las asperezas no tardan en resurgir ya que uno sigue hablando de que aquella explosión no fue un accidente y el otro desea cerrar ese capítulo de su vida para siempre. Aun así Joe termina arrastrando a su hijo a la zona de la tragedia pues sospecha que el gobierno está ocultando algo allí. Tras descubrir que la radiación no es tal y que se puede respirar sin necesidad de una máscara, Ford comienza a entender a su padre y a unir los puntos. Lo que descubrirán en la vieja planta nuclear va más allá de cualquier explicación científica y representa un grave riesgo para la humanidad. Ambos verán como esta criatura gigante y poderosa se libera de sus ataduras y empieza su sendero de destrucción. La única solución parece ser otro monstruo legendario, que en un principio parece otra amenaza para el planeta tierra y por ello es atacado con todo el poder de fuego disponible. Pero no todo es lo que parece: Godzilla podría ser la única esperanza que el hombre posee para no ser borrado de la faz de la tierra.


Primero hay que decir que la introducción de Godzilla es excelente. El efecto de las bengalas en la oscuridad es utilizado a la perfección y la atmósfera creada es fenomenal debido al muy buen trabajo de edición que mezcla el punto de vista de los paracaidistas que se lanzan para rodearlo y diversos planos medios que nunca lo muestran por completo. No es lo mismo que en Cloverfield (2008) por ejemplo, en la cual apenas si veíamos al monstruo que destruía Nueva York pero hay un giro de 180° respecto al filme previo y termina siendo un acierto el exhibirlo lo justo y necesario. Desde la mitad en adelante, la película se convierte en un showdown entre los dos gigantes con los humanos como un accesorio que mira desde el costado sin molestar. El diseño del protagonista excluyente del filme es muy bueno y más si se lo compara con esa especie de lagartija cruzada con un T-Rex que nos había mostrado el bueno de Roland en el 98'. El contendiente de Godzilla es un enigma para quien les escribe porque más que un experimento que salió mal parece salido de un videojuego - y uno muy muy malo-. Creo que uno de los grandes errores del filme fue el no haber cuidado el diseño de un personaje tan importante para la trama y que está en pantalla en la mayoría de sus 123' de duración.


El mensaje contra el militarismo y en contra de la explotación de la naturaleza por parte del hombre está firme desde el primer minuto. La parte "humana" o actuada parece estar demás, sin ningún tipo de sentido ni mucho menos conexión con la cacería-lucha que se desarrolla por abajo y encima de ellos. Ayuda a esto también que las actuaciones sean muy chatas, solo resaltando lo hecho por Bryan Cranston y Elizabeth Olsen (como la esposa sufrida de Ford) en los exagerados pocos minutos que tienen de protagonismo. Mirando todo en perspectiva, tal vez lo ideal habría sido irse realmente a las bases y recortar las partes donde intervinieron los actores. Hacer una larga y rimbombante pelea, con el mundo como premio, de los dos colosos. Tal vez sea demasiado dura mi perspectiva, pero el argumento tan solo es una tediosa excusa para llegar a la pelea que cierra la película.


Lo bueno de Godzilla ya lo enumeramos unos párrafos más arriba: un acercamiento más eficaz y verídico a la historia original y mostrar solamente a cuentagotas al monstruo. Más allá de que es poco lo verdaderamente rescatable - y elogiable-, Godzilla logra revivir a una franquicia que parecía muerta tras la burda incursión de Emmerich. Gareth Edwards redondea una buena labor tras las cámaras y construye un filme apto para nostálgicos, aunque recomiendo que no vayan con demasiadas expectativas. La muy buena batalla final y las (pocas) virtudes que acabo de mencionar le dan el aprobado a una película sin guión, ni actuaciones convincentes y con un ecologismo más bien barato. La magia del cine le llaman algunos...


Puntaje: 6/10