miércoles, 19 de agosto de 2015

Minions


Luego de robarse el corazón y las risas de millones de espectadores a lo largo y ancho del globo en las dos películas de la saga Despicable Me, los hilarantes, malvados y simpáticos Minions por fin tienen todo el protagonismo. Nadie dice que los demás personajes no tengan su relevancia, pero la realidad es que sin estas criaturas pequeñas y amarillas, los filmes previos no habrían sido ni un cuarto de lo buenos que terminaron siendo.

La secuencia inicial nos explica la historia de los Minions desde que eran organismos unicelulares hasta la actualidad. Un camino que comenzó con el virus más malo de todos y que pasa por personajes ficticios y reales de gran importancia ¿El denominador común? Que todos vieron su final gracias a la torpeza - bienintencionada, claro- de los pequeños seres amarillos. Tras fracasar como laderos de Napoleón y ser perseguidos por su ejército hasta los confines del mundo, los Minions encuentran refugio en una cueva. Sobreviven y logran armar una comunidad, pero a medida que pasa el tiempo empiezan a deprimirse - generando risas al por mayor- por no tener un amo al que servir. Cuando todo parece perdido, Kevin decide comunicarle a todos el plan que ha ideado: con dos voluntarios, se dirigirían a lo desconocido con el objetivo de conseguir lo que necesitan con desesperación. Se unen el rebelde sin causa Stuart y el adorable y bondadoso Bob, y parten con la mochila cargada de bananas y agua a ganarle la pulseada al destino. Tras recorrer agua, aire y tierra sin obtener resultados, el viento los lleva a Nueva York. Allí descubren por casualidad que en Orlando se está desarrollando la Villano-Con (versión Comic-Con pero de maldad, toque brillante debo admitir) y que la invitada principal será Scarlett Overkill, la supervillana más poderosa y macabra del mundo. Se dirigirán hacia allí con el objetivo de ser contratados por Scarlett y comenzar un reinado eterno sobre el mundo.


El guión es simple e inteligente, no propone una historia complicada sino una lineal y de resolución rápida. Lo relevante no es la trama sino la sucesión de gags que llega de la mano de los grandes protagonistas del filme. Al fin y al cabo, es para lo que las salas de cine en la Argentina y el resto del mundo se llenaron: para reír a carcajadas con las ocurrencias, peleas, insultos y demás de los Minions. Como en las dos películas previas, hay una dosis muy grande de ternura que combinada con el humor funciona a la perfección. Tal vez sean específicos los momentos en los que como espectador se encuentre descostillado de la risa, pero la satisfacción y la diversión están más que garantizadas. 



Lamentablemente en el caso de nuestro país - no sé como habrá sido en el resto de América Latina y los otros países de habla hispana- las copias llegaron dobladas. En lugar de tener a Jon Hamm y a Sandra Bullock como Scarlett Overkill y su marido cool y hippie Herb, tenemos a Thalia y a Ricky Martín. Este último hace un muy buen trabajo, porque lleva al extremo al personaje y logra que la voz y lo que vemos no sean para nada disparejos, algo que siempre puede suceder cuando se realiza un doblaje. La actriz y cantante mexicana no desentona, aunque su desafío dista de ser tan exigente como el que tuvo su colega boricua. Las voces de los Minions - con su particular lenguaje, que es cada día más gracioso- y de la excéntrica y sensacional familia Nelson quedan en manos de actores y doblajistas de prestigio que superan la prueba con creces.


La imagen es hermosa, la definición aumenta y la calidad mejora en cada nueva película. La recreación de la Nueva York y la Londres de los 70' es excelente, pues todos los estereotipos de ambas sociedades son exagerados por completo. La dirección, en manos de Kyle Balda y Pierre Coffin, es muy buena más allá de no necesitar de planos y movimientos demasiado complejos. Pero nobleza obliga, hay imágenes como la de los tres villanos remando con Nueva York - que pueden ver a continuación, aunque nada comparado a visualizarla en HD y pantalla de cine- a sus espaldas que son tan bellas como parar mirarlas por un largo rato. 


Minions no es una obra maestra ni mucho menos, pero es un filme perfecto por donde se lo mire. Apunta a un público heterogéneo y es eficiente en su principal objetivo que es hacer reír a todo el mundo. Es el blockbuster perfecto de vacaciones de invierno, sabe lo que quiere, tiene las herramientas para lograrlo y consigue llegar a la meta con un margen gigantesco - y recuperar en muy poco tiempo todo el dinero invertido y generar ganancias astronómicas, no olvidar esto-. Con todo el protagonismo, los Minions nos invitan a bordo de su búsqueda que ya sabemos terminará en su encuentro con Gru y logran entretenernos y emocionarnos al por mayor. No se puede decir que sea una precuela, porque no busca funcionar de esa manera en absoluto. Minions es un producto marketinero al máximo - toda la industria que se ha generado a su alrededor es impresionante, en Estados Unidos están hasta en la sopa- pero que nace debido a una exigencia del público. Quienes pagan la entrada fueron los que hicieron de unas criaturas que, en el papel, servirían para cargar con las pastillas cómicas - y nada más- el centro gravitatorio de las dos Despicable Me. Su mayor protagonismo en la segunda parte hacía vislumbrar un filme propio, algo que terminó sucediendo. Habrá que ver si la aventura puede continuar, tal vez lo ideal sea un paso a la televisión para analizar si el fenómeno tiene tanta fuerza como en sus inicios. Por el momento, la fórmula está más que a salvo y los casi 315.000.000 recaudados a nivel mundial no hacen más que confirmar que habrá Minions por muchos años más ¿Y quieren saber la verdad? Eso es algo fantástico. 



Puntaje: 8/10 

lunes, 10 de agosto de 2015

Insidious: Chapter 3

Es sorprendente que Insidious (2010) haya dado lugar a una saga que no parece estar cercana a su defunción. El primer episodio, dirigido por James Wan, había sido algo nuevo dentro de un género que pedía a gritos un constructor de atmósferas como el malasio. Ya el segundo lucía demasiado forzado, pero merced de los trucos ya conocidos - y a pesar de carecer, por ende, del famoso "efecto sorpresa"- y mucha muñeca del realizador, logró llegar hasta la línea final pasando apenas por algunos sobresaltos. Para esta tercera entrega, Wan anunció que no iba a estar tras las cámaras por lo que las expectativas no eran las mejores. 

Insidious: Chapter 3 está planteada como una precuela, algo que como decisión inicial es inteligente pues ya no había más conejos de la galera para sacar si la historia seguía caminando hacia adelanta. Años antes del famoso episodio que sufrió la familia Lambert, nos encontramos con Quinn (Stefanie Scott), una adolescente conflictuada por la reciente muerte de su madre tras una dura lucha contra el cáncer y su posterior agonía. Va en busca de Elise (Lin Shaye), que para ese entonces estaba retirada como medium tras el fallecimiento de su esposo. Lo que Quinn necesita es comunicarse con su madre, pues siente su presencia y está segura de que lo que ella intenta hacer es decirle algo muy importante. Elise se niega en un principio y le advierte que hay algo malo dando vueltas en el aire, que si uno le habla a un muerto todos los demás están escuchando atentamente. El cuadro de por sí es complicado para la protagonista: es al mismo tiempo ama de casa, madre de su pequeño hermano y una talentosa actriz que vive estudiando y está a punto de lograr entrar a la escuela de sus sueños. 


}Agobiada por las circunstancias, fracasa en su intento de ingresar al establecimiento y esa misma noche ve a alguien o algo que le hace un gesto desde un oscuro callejón. Va a su encuentro y es atropellada accidentalmente por un auto que pasaba a máxima velocidad. Tras un breve encuentro cara a cara con una entidad aterradora, despierta para enterarse que tiene las dos piernas quebradas. Comenzará su lenta recuperación en su casa, pero de a poco se dará cuenta que hay algo que la acecha en las sombras y que no se detendrá hasta consumirla por completo. 


Como pueden ver, no estamos ante nada que no hayamos visto antes en la saga. Pero la atmósfera está bien construida, basada esta vez en el contraste absoluto entre el día y la noche. El terror es progresivo, marca de agua del creador, y estalla con las clásicas variaciones bruscas en la banda sonora. Se insinúa mucho más de lo que se elige mostrar, por lo que los fanáticos del terror a la vieja usanza no tendrán demasiado de que quejarse en este departamento. 


Elise es la segunda protagonista y es bueno que así sea, pues hasta el momento era el personaje más interesante pero el que menos había sido explicado y desarrollado. El guión no es muy novedoso, todo se mueve al mismo ritmo que el de los dos filmes previos: hay un demonio que persigue lentamente a su víctima, utilizando sus tragedias, miserias y dolores para debilitarlo y así poder ocupar su cuerpo. 


Hay un buen uso de los primeros planos, con acercamientos que varían entre los lentos y los repentinos. Los silencios están muy bien utilizados, un recurso que James Wan logró reinsertar en el mainstream y que Leigh Whannell aprovecha muy bien aquí. Los homenajes a The Exorcist y The Shining (cuando no, el bendito pasillo) son demasiado forzados, lo cual los hace más bien simpáticos antes que cualquier otra cosa.


La dinámica de Insidious: Chapter 3 es muy buena, no da muchas vueltas alrededor del premio y va directo a sus obligaciones. Está construida alrededor de una estética y recursos ya conocidos, por lo que no gasta tiempo en presentarnos nuevamente lo mismo. Elise y sus dos particulares compinches aparecen por una razón: explicar cual fue la razón por la que tres individuos tan dispares terminaron juntos peleando contra el mal. Se atan varios cabos sueltos y se vuelve a foja cero, los misterios de la saga se terminan por el momento. 


Los efectos especiales son muy buenos y no hay un abuso de ellos. Lo único que falla en la película es su previsibilidad, y esto no es algo menor que pueda ser dejado de lado. Al no plantear nada nuevo, Insidious: Chapter 3, desperdicia actuaciones bastante buenas y una ejecución óptima tanto en la dirección como en la posterior edición. Whannell va a lo seguro y no se despega por un momento de las herramientas que James Wan tiene en su variada y conocida caja. Gana puntos al ser más explícita a la hora de mostrar el deterioro de la entidad maléfica y en proveernos de un rescate en el Más Allá mucho más entretenido y oscuro que los anteriores. El cierre es redondo, con la doble despedida de ocasión y Elise tomando un nuevo rumbo. Insidious: Chapter 3 es un filme que tranquilamente podrían no ver, salvo que sean grandes fanáticos de la serie/director o que busquen pasar el tiempo y llevarse algún que otro buen susto. Le alcanza con seguir el libreto técnico y el trabajo de Lin Shaye, pero la verdad es que después de sus 97 minutos de duración, lo que deja es sabor a poco. 



Puntaje: 5/10 

domingo, 9 de agosto de 2015

Jurassic World

Entre aquella maravilla que hizo Steven Spielberg en 1993 y la ridiculez que intentaron - con el regreso del Dr. Grant y todo- en 2001, parecía que la saga de Jurassic Park estaba destinada al cajón de los recuerdos. Pero 14 años después, de la mano de Colin Trevorrow llega la cuarta parte que logra mejorar dos secuelas olvidables - y muy mal enfocadas desde el vamos- y traer de vuelta algo del mojo perdido en el camino.

Lo primero que nos encontramos es que el sueño de John Hammond se ha convertido en realidad. En la Isla Nublar, sobre las ruinas del primer Jurassic Park - sí, el destruido por el T-Rex y los velocirraptors- brilla "Jurassic World". A primera vista es una mezcla entre Mundo Marino y un Zoológico, pero con la salvedad de que las atracciones son dinosaurios criados por InGen a partir de cepas originales de ADN. Dos hermanos, uno pequeño y el otro un adolescente, son puestos por sus padres en un avión para pasar un fin de semana en el afamado parque que es dirigido por Claire (Bryce Dallas Howard), la tía de los muchachos que por estar obsesionada con su trabajo no los ve hace demasiados años. Ella manda a su asistente a recibirlos y luego les da pulseras con acceso total para poder disfrutar del parque a pleno. El homenaje al filme original es bastante claro, pues la estructura es la misma que la ideada por Hammond pero elevada a la potencia máxima. La remera de uno de los operarios con el viejo logo y la discusión con Claire acerca de cual parque era mejor sirven como referencia pop.  


El gran problema es que los muchachos de InGen, en una clásica patinada de las suyas, crearon un nuevo dinosaurio para levantar las visitas al parque. Le pusieron de nombre Indominus Rex y es algo así como la peor pesadilla de un niño. Hasta allí todo normal, pero eso no es lo único: los científicos decidieron proveerlo de una inteligencia mayor a la del promedio, una que se ha desarrollado con una velocidad inesperada llegando a niveles prácticamente humanos. Aparecerá en escena Owen (Chris Pratt), un ex Marine que se dedica a entrenar velocirraptors - al punto de haber logrado una conexión con ellos- y se resiste a que las corporaciones militares los utilicen como armas de guerra. Cuando Claire lo lleva a ver a la nueva atracción, todo sale mal y el Indominus Rex logra escapar. Jurassic World se encuentra bajo asedio del depredador más inteligente del mundo, uno que no mata por hambre sino por el mero placer de ver morir al otro. 


Jurassic World es un show de efectos especiales y gadgets tecnológicos de hoy y mañana. Las estrellas son los dinosaurios y a decir verdad, mejoran a medida que pasa el tiempo. El Indominus Rex no decepciona, es el mejor monstruo de toda la saga sin ninguna duda, parece salido de una película de terror antes que de la naturaleza. En el ambiente sobrevuela una nostalgia bastante simpática, donde todo remite al primer filme tanto desde la trama como desde lo estético. La tensión está bien construida, algo complicado de lograr cuando desde el primer cuadro se anuncia quien es el malo y que es lo que va a pasar (seamos sinceros, no hay muchos escenarios posibles en este tipo de productos). La historia es dinámica y no se detiene demasiado, solo un poco cuando muestra el parque al comienzo, pero luego va directo a la acción. Es interesante que no haya ningún tipo de filtro en lo referido a la violencia explícita y a los ríos de sangre resultantes de ella, algo novedoso para una saga que apenas si mostraba hilos rojos. Las secuencias de acción están muy bien filmadas y logran tensionar la cuerda al máximo.


Lo peor de Jurassic World son las partes donde el protagonismo lo tienen los hermanos perdidos. Desconectados de la historia, pero necesarios para darle un cierre definitivo al guión, un cliché forzado que resta bastante. Si no me creen, sepan que su relación con la trama se arma alrededor del drama de los padres a punto de separarse. Bryce Dallas Howard y Chris Pratt están muy bien en dos papeles que requieren más físico que otras cosas. Su química es óptima y sus diálogos le dan ese toque humorístico que no por ser zonzo deja de ser entretenido. 


La crítica a los zoológicos y a la opresión que esas instituciones someten a los animales al hacerlos crecer en un ambiente que no es el natural, es muy contundente. Siempre pueden explotar, el caos está garantizado a todo momento. La escena final es bastante clara al respecto, no deja ninguna duda acerca de lo que se busca transmitir en Jurassic World


El cierre de la película es un claro homenaje al original, de la mano de un choque colosal lleno de sangre y CGI. Muchos señalaron que es un filme hecho para vender diversos productos, algo que es cierto ya que toda la saga tiene ese objetivo. La verdad es que hay pocas películas de este género que no tengan por delante o por detrás la idea de ganar mucho más dinero de la mano del marketing. En fin, podemos decir que Jurassic World es una película disfrutable que supera con creces a los dos bodrios que la anteceden. No llega a los niveles de Jurassic Park (1993) pero es la que más se acerca, algo que no es en absoluto despreciable. 



Puntaje: 7/10

Mission Impossible: Rogue Nation

Si hay una saga que ha honrado desde su primera entrega hasta la más reciente al cine, es la de Misión Imposible. Cualquiera podrá decir que todos los filmes que la componen son más bien diferentes, que no siguen una línea y que tienen distintas marcas de autor merced del hecho de no contar con el mismo director. Todo esto es correcto, pero hay dos factores que hacen de las MI grandes películas: primero, el gran Tom Cruise y, segundo, el tener un tronco común y una conexión que las convierte en un coctail entre James Bond, John Le Carré y Rambo. Tras una buena tercera parte, que había conformado sobre todo por el duelo entre Cruise y Phillip Seymour-Hoffman, la cuarta (Mission Impossible: Ghost Protocol) había servido como un relanzamiento, uno lleno de potencia, humor y acrobacias sensacionales. Como era de esperarse, Mission Impossible: Rogue Nation, fue presentada ya desde los afiches promocionales como un redoble en la apuesta.  

La historia retoma justo donde había dejado en la entrega previa, con Ethan Hunt (Tom Cruise) y su equipo cazando a The Sindicate, esa misteriosa organización que opera en las sombras cometiendo atentados en todo el mundo con el objetivo de destruir el sistema. La escena de apertura con Hunt colgado de un avión militar ruso es para verla un millón de veces y termina con el robo exitoso de un importante cargamento nuclear. Luego de esto, el agente regresa a Londres para obtener instrucciones de la agencia y ver que pasos tendrá que seguir de allí en más. El problema es que la I.M.F está en graves problemas políticos, pues el Director de la C.I.A, Alan Hunley (Alec Baldwin), está decidido a sepultar a la organización. Alegando su poca transparencia y sus varios choques con el FBI, convence al tribunal de que hay que cerrarla. Dunn (Simon Pegg) y Brandt (Jeremy Renner) pasan automáticamente a integrar las filas de la central de inteligencia y son utilizados como carnada para atraer a Hunt, que tras ser emboscado por el líder de The Sindicate - y logrado escapar gracias a la ayuda de una misteriosa mujer- se encuentra prófugo. Corre con la ventaja de saber que T.S no es un invento suyo sino que verdaderamente existe y que representa un gran peligro para el mundo ¿El problema? Que a cada paso que de, tendrá enemigos de ambos lados del mostrador, que harán todo lo posible para asesinarlo. 


Como nunca antes, M.I: Rogue Nation nos entrega humor y acción en continuado. Es una versión anabolizada del filme anterior, que ya tenía varios de estos elementos debido a la introducción de Renner y Pegg como sidekicks de nuestro protagonista excluyente. La química entre los actores es muy buena, elevando el término "compinches" hacia niveles pocas veces vistos en el cine moderno. El director, Christopher McQuarrie (que es responsable de esa gema titulada Jack Reacher), prueba su gran manejo de cámaras a lo largo de los 131' de duración. Hay tres momentos bien diferentes entre sí que sirven para graficar esto: el plano de la ópera en Viena, la secuencia tras bambalinas en esa misma escena y la inmersión en la base de datos que yace bajo el agua. Técnica pura sin importar si se le agrega o no el recurso del CGI, que cuando surge siempre está justificado. 


Los gadgets y las armas son las de siempre, pero con un tamaño mucho más impactante. El ritmo es excelente, la película nunca para salvo en los descansos creados por un guión inteligente que contrarresta la intensidad y la adrenalina en la que nos sumergimos apenas inicia el filme. Volviendo al guión, los misterios y los giros de tuerca lo hacen interesante pero es la idea de un "anti-I.M.F" la que le da a M.I: Rogue Nation un marco más clásico dentro del género de espionaje. Como ya dijimos, los diálogos hacen que la carcajada salga disparada de forma automática, ideal para cuatro intérpretes que manejan muy bien sus roles. 


Tom Cruise realiza un trabajo magistral. Físicamente es una locura y en lo demás, sigue agregándole cosas a un personaje que hace tiempo es solamente suyo. Es extraño que un actor pueda mejorar lo que ya es casi excelente, pero aquí queda claro que esto es posible. Es sorpresiva la cantidad de acrobacias que realiza y que una sea más difícil e impresionante que la anterior; Ethan Hunt es el super-espía del siglo, pero esta vez lo vemos desencajado y desesperado como nunca antes frente a un rival que es igual/mejor que él y logra sacar su lado más oscuro. 


Simon Pegg brilla otra vez, ahora con mucho más protagonismo. Codo a codo con Cruise durante casi toda la película, no desentona ni en los momentos más extremos. Jeremy Renner es otro que gana más minutos y saca a relucir todo su talento y capacidad para hacer reír. Le toca ser el compañero de ruta de uno que regresa: Ving Rhames, que tras varios años repite su rol como el elegante y serio Luther. Rebecca Ferguson se pone en la piel de Ilsa Faust, agente del MI6, que termina cruzando caminos con Hunt casi por casualidad. Gran trabajo físico de la sueca y su conexión con Cruise deja varias puertas abiertas de cara al futuro. Por último llegamos al malvado de turno, Solomon Lane, interpretado por Sean Harris. Sin dudas que es un personaje intrigante, de las mejores némesis que se construyeron en mucho tiempo. Detrás de su apariencia de geek, esconde a un terrorista frío y calculador que no suele cometer errores. Su mensaje político es poderoso y mueve el pensamiento del espectadores. Grandes actuaciones sin duda alguna, pero la frutilla del postre es Alec Baldwin, que agrega mucho humor y sarcasmo como la cabeza de la C.I.A. Sus diálogos con Renner son imperdibles, estando a la altura de su nombre en cada una de sus apariciones frente a cámara. 


M.I: Rogue Nation es un gran filme, un blockbuster de los buenos. Hay abuso del CGI de a ratos, pero la gran labor de los actores hace que ni siquiera moleste un poquito. Como todas las películas de la saga, es eficiente para combinar los momentos serios con los cómicos y así lograr que la casa siempre quede en orden. El cierre es muy bueno, aunque bien podrían haber acortado un poco una secuencia bastante previsible y falta de ritmo. Todos los cabos sueltos quedan atados y se abre paso a una nueva aventura para unos personajes que seguirán en el ruedo por mucho tiempo más. 



Puntaje: 9/10