
La historia comienza con Charlie Wolfe (Simon Pegg) narrando su inminente muerte tras, en apariencia, haber recibido un balazo en una lujosa mansión con frente hacia el mar. Nos anuncia tres muertes y con un flashback las primeras piezas del rompecabezas comienzan a encontrar su lugar. Nos enteramos que Wolfe es un solucionador de todo tipo de problemas, pues se encuentra en plena persecución en unas dunas. Antes de liquidar a su víctima y culminar con su trabajo, recibe un llamado al que responde con un: "estaré allí en una hora". Su viaje continuará con nuevos flashbacks y flashforwards que lo cruzarán con diversos personajes, entre ellos un dentista y su ambiciosa secretaria, un marido violento y alcohólico que sabe que su mujer lo está por abandonar, un amante dispuesto a hacer lo que sea por su enamorada, un policía que trabaja como recolector de la mafia local...todos ellos piezas centrales de un rompecabezas que comenzará a ser armado en el momento en el que nuestro trabajador sicario entra en acción.
Kill Me Three Times es un intenso filme noir con un guión que tiene todos los elementos del Guy Ritchie más clásico y un ritmo más bien sacado de una película de Quentin Tarantino. La combinación es sin dudas interesante y entretenida, pero una vez que supera las primeras escenas - donde reina la confusión por los cambiantes marcos narrativos- se termina convirtiendo en un producto demasiado previsible, pues no agrega nada nuevo a algo que ya conocemos de memoria (y que preferimos verlo de la mano de los dos directores mencionados). El choque accidental entre dos personas o grupos que poseen el mismo objetivo y que sin saberlo se allanan el camino mutuamente para conseguirlo es una fórmula eficaz pero tan explotada ya, que en mayoría de casos es un cliché absoluto.
Pero hay cosas positivas en Kill Me Three Times, como el giro que la historia da en la tercera de las muertes. Ingenioso, lo mejor dentro de un guión bastante chato que, como ya dijimos, se basa en la conexión de todos los personajes con dos o tres elementos centrales que hacen al todo como si fuese una gran telaraña. La tragedia y la sangre signan el camino del protagonista, aunque la pantalla no se tiñe de rojo comparativamente con como es preanunciado en las escenas iniciales.
Simon Pegg sale ileso de este experimento, luciéndose en un rol inesperado e intransitado por él. Humor negro y mucha maldad que logran generar una buena conexión con el espectador y hasta simpatía pues en un mar de personajes que son uno más chanta que el otro, al menos él intenta cumplir con su trabajo de manera - relativamente- limpia.
El cierre es muy bueno y logra sacar un poco el elemento previsible del medio. Esto sumado a la performance de Simon Pegg y a la dinámica que de a ratos el director le logra inyectar a la trama, consiguen salvar a Kill Me Three Times de un aplazo cantado. Las demás actuaciones - sobre todo las de Teresa Palmer y Alice Braga- son buenas y no se puede decir mucho en contra de los aspectos técnicos del trabajo detrás de cámaras, pero no por esto Kill Me Three Times deja de ser un filme calcado de cualquiera que esté dentro de la filmografía de Guy Ritchie.
Puntaje: 6/10
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