domingo, 15 de noviembre de 2015

Escalofríos

Todo el que haya sido un niño - como quien les escribe- en la década de 1990, sabe de la existencia de Robert Lawrence Stine o, más simple, R. L Stine que escribió varios cuentos de terror clásicos que asustaron - y asustan- a varias generaciones de niños. Tanto sus libros como su show de televisión basado en su material literario, con título homónimo al de este filme, eran una combinación entre el horror más básico y efectivo y un suspense muy bien logrado que servía para mantener pegado al televisor a cualquiera. El disfraz que el autor usaba era el de un simple cuento de horror para niños, pero en cada historia había un factor macabro y retorcido que de repente trasladaba una historia inocente y misteriosa hacia lugares un poco más oscuros. La llegada de un filme - dirigido por Rob Letterman- que, en los papeles, buscaría juntar a todas sus criaturas y poner en la piel del escritor al gran Jack Black fue una buena noticia más allá de que el resultado era sin dudas incierto.

La historia es más bien simple: Zach (Dylan Minette) y su madre Gale (Amy Ryan) llegan a un pequeño pueblo desde Nueva York buscando superar la repentina y dolorosa muerte del padre de Zach. En medio de su vida rutinaria, con los toques de su muy particular tía Lorraine (Jillian Bell), conoce a su vecina Hannah (Odeya Rush). Tienen una química inmediata pero hay un problema grande: su extraño, gruñon y misterioso padre (Jack Black) le prohíbe que se acerque a ella y lo amenaza con denunciarlo a las autoridades si vuelve a siquiera mirarla. Tras escuchar una discusión a los gritos entre los dos desde su cuarto, Zach llama a la policía pero todo termina en la nada misma ya que no encuentran a nadie en la casa más que al hombre malhumorado.


Junto a su muy gracioso nuevo amigo Champ (Ryan Lee), Zach decide ir al rescate de Hannah y tras ingresar a la casa por el sótano descubren una gran librería que tiene todos los cuentos del misterioso y legendario R. L Stine. Cada libro está cerrado con candado y este par de muchachos no tiene mejor idea que abrir uno de ellos. De aquí en adelante, los monstruos se harán presentes en la pantalla dando lugar a un escenario de caos absoluto que amenaza con destruir la pacífica y saludable vida de este tranquilo pueblito alejado de todo. 


Escalofríos es sin dudas un filme destinado a los más chicos, pero que hará reír a cualquiera de los que se sienten a verlo sin importar su edad. Las actuaciones son muy buenas, Odeya Rush juega muy bien el rol de adolescente valiente e idealista - ya verán porqué hace esto- y la dupla Dylan Minette-Ryan Lee provee una serie de gags que arrancan carcajadas. La química entre los tres jóvenes actores es óptima, pero quien lógicamente se lleva todas las miradas y aplausos es Jack Black con una nueva composición capaz de descostillar a una piedra. Comienza como un viejo delirante e insoportable y termina como un personaje tan loco como querible, el líder de una sin dudas gran aventura. Le pone la voz a varios de los monstruos y el foco debe estar puesto en uno de ellos: su némesis Slappy, al que logra darle desde lo vocal varias de sus características corporales e interpretativas. 


No se le puede pedir demasiado a un guión muy previsible, sobre todo cuando empieza a llegar al final. Pero sí se puede destacar una gran virtud: que parece un gran y universal cuento escrito por R. L Stine donde él y todas sus creaciones son partícipes. Hay lugar - mucho- para el amor, para la aventura, para la amistad y para los sustos - claro, je- no mucho más que eso. Los efectos especiales son excelentes, los monstruos aparecen ante nosotros tal como los imaginábamos al escuchar las historias de R. L Stine y logran ese equilibrio entre el susto y la risa. A fin de cuentas, Escalofríos busca colocarse en esa delgada línea, objetivo que logra con total éxito. Las actuaciones son muy buenas y el tiempo de duración es el justo y necesario, hasta llegando a parecer mucho menos por el buen rato que uno pasa. Un filme para toda la familia, ideal para esta época del año y que por suerte no sucumbió ante el imperio del 3D, algo que sin dudas le habría quitado su esencia. Un triunfo y una reivindicación a un muy buen autor que siempre es olvidado por la crítica culta más allá de haber sido un bestseller en sus años. Atentos al cameo del mismísimo Stine.



Puntaje: 7.5/10


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