sábado, 30 de noviembre de 2013

The Way Way Back

No se si lo dije alguna vez aquí, pero Adventureland (2009) - esa comedia dramática ochentosa llena de encanto, buena música, mejores actuaciones y mucha tristeza- es una de mis películas preferidas. Detrás de ella vinieron varias otras que intentaban imitarla siguiendo sus reglas básicas ¿Vieron en Scream cuando se explica como todas las cintas de terror tienen un patrón que es seguido a rajatabla casi siempre? Bueno, eso pero con el drama adolescente de verano. La mayoría de ellas es normal, nada del otro mundo, pero este año hubo una que logró terminar con esa tendencia. Hasta puedo decir - y sin ponerme colorado- que en algunos puntos The Way Way Back logró superar a Adventureland, más allá de que en el overall nunca voy a dejar de pensar que esta última sigue siendo la película perfecta.

Duncan (Liam James) es un joven que está ingresando en la adolescencia. Es un muchacho introvertido y por ende completamente antisocial. Su madre Pam (Toni Colette) está pasando una crisis de mediana edad que ha resultado en su relación con Trent (Steve Carrell), un pedante e insufrible ser humano que martiriza constantemente a Trent ante la mirada pasiva de su madre (la escena que abre el filme es más que suficiente para que veamos lo hijo de puta que es el tipo este). Los tres y su nueva hemanastra se van de vacaciones a la costa y aquí comienza una estadía que cambiará para siempre la dura y gris vida de Duncan. Son recibidos por la vecina de Trent, Betty (Allison Janey) y sus dos hijos Sussana (AnnaSophia Robb) y Peter (River Alexander). Tras varias situaciones donde es humillado completamente hasta por su propia madre, decide irse a merodear al parque acuático local. Conoce a uno de los encargados del lugar, Owen (Sam Rockwell) un niño eterno de casi 40 años que decide colocarlo bajo su ala. Así es como encuentra un lugar en el que es valorado por lo que es y donde nadie lo presiona ni lo maltrata. De aquí en más, The Way Way Back se divide en dos partes coexistentes.

El primer escenario del filme es la relación entre Pam y Trent - y todas las subsiguientes-, marcada por la necesidad imperiosa de ella de estar con alguien aún por sobre el que este maltrate a su hijo todo el tiempo. Los dos pertenecen a clases sociales diferentes, siendo Trent quien posee el dinero y el poder, algo que se evidencia en la incomodidad que se respira en todo momento. Pam se obsesiona con cuidar su nuevo status social y personal y por mantener la falsa ilusión de que puede ser parte nuevamente de una familia, al punto de no ver lo evidente. Trent nunca esconde quien verdaderamente es, pero es ella la que no logra darse cuenta de esto durante casi toda la película. Sussana va a darse cuenta de esta situación y de a poco se acercará a Duncan para tratar de conocerlo y ayudarlo. Sabe todo lo que los une - su historia personal y familiar es similar- pero choca con un muro de timidez y soledad cada vez que intenta comunicarse con él. Su relación avanzará gradual y dolorosamente para terminar de una manera positiva y alegre. Todo lo contrario sucederá con la de los dos adultos que de la imagen perfecta del comienzo pasan a la auto-destrucción total de su vínculo desde el momento en el que Pam abre los ojos y escuchar todo lo que su hijo le trataba de decirle acerca de su padrastro. El dolor está presente en iguales cantidades en ambos casos, pero la línea de llegada es completamente inversa en cada uno de ellos. 


El parque acuático es el otro escenario de The Way Way Back y - como en Adventureland- es el más importante. Owen terminará siendo la figura paterna que tanto necesitaba el chico y le mostrará la otra cara de un verano que parecía para el olvido. El parque pasa a ser su único hogar - está allí todo el día y a escondidas- y el staff su nueva familia. La idea de un santuario personal es muy clara y funciona de la misma manera que en Adventureland. El verano está representado en esta atracción turística que cierra sus puertas durante el invierno. Es un pequeño bocado de cielo para Duncan en el que se encontrará a si mismo como persona y logrará afrontar sus grandes miedos e incertidumbres.


Las actuaciones son muy buenas y cada uno de los personajes posee una característica que lo hace sobresalir. La mayoría de ellos son muy queribles y simpáticos - en especial el Peter de River Alexander, que posee un ojo de vidrio y una madre que lo vuelve loco- pero hay dos que se llevan todas las palmas. Sam Rockwell sigue demostrando que es un enorme actor y que no hay género que le pueda rehuir. Logra un tono que mezcla la pura comedia con el drama, llegando a emocionar en muchas escenas - la del cierre hace llorar hasta a una piedra-. Steve Carrell es la otra gran confirmación del filme, pues queda en claro que no es solo un comediante. Compone un personaje oscuro y contradictorio que no tiene una sola intervención divertida en toda la historia. Como espectador dan ganas de pegarle desde el comienzo y al final esas ganas están intactas, demostrándose así que su trabajo es excelente. La única actuación que no me gustó fue la de Toni Colette, pero esta cuestión es puramente subjetiva ya que nunca fui fanático del estilo de esta actriz a la que veo como poco talentosa y muy forzada. 


The Way Way Back es un digno producto de Adventureland que se despega de esta en dos cuestiones: el centro de todo no es lo romántico y no posee un final, digamos, esperable. Si bien ambas cintas son excelentes y comparten una serie de elementos - y varias escenas que son directamente un choreo a Adventureland, como la del 4 de Julio y los fuegos artificiales-, las relaciones que rodean a los protagonistas principales están más profundizadas en la película que aquí nos compete (algo que no era necesario en la historia filmada por Greg Mottola, pero que vale la pena marcar como diferencia). Al final, lo que desde el comienzo se nos vende como una historia romántica, termina siendo la de un chico que se descubre a sí mismo. Que se da cuenta que si bien el mundo no es perfecto, siempre se puede encontrar una solución aún en los lugares en los que uno jamás creyó posible. La identificación con el personaje principal está asegurada en la mayoría de los casos. Como bien reza el póster promocional: "We've all been there". Las escenas finales son hermosas y redondean una película que supera la media generada pos-Adventureland y que por ser algo diferente a esta llega a volar alto. Pero no sé, más allá de esto, yo todavía me quedo con la complejidad, la adultez y la música del filme de Mottola. Y sobre todo con James Brennan y Em Lewin, que siguen siendo una de mis parejas preferidas en la historia del cine. 


Puntaje: 9/10



lunes, 25 de noviembre de 2013

Lovelace

Linda Lovelace fue una actriz mediocre que se hizo famosa por protagonizar Deepthroat, uno de los más grandes éxitos de la industria pornográfica. Fue una mujer abusada laboral y físicamente por su marido que durante el tiempo que estuvo en la cima del mundo controló cada aspecto de su vida. Hay varios libros y documentales acerca de esta mujer que no era para nada linda pero que marcó una época. Lovelace, una razonable biopic, no agrega muchas cosas a lo que todos sabemos aunque es una interesante manera de adentrarse en lo que era el negocio de la pornografía en los años y en lo que fueron esos turbulentos momentos de fama para Linda Lovelace.

El filme se centra en la relación de Linda (Amanda Seyfried) con su marido Chuck (Peter Sarsgaard) que comienza siendo un cuento de hadas para terminar convirtiéndose en la peor de las pesadillas. Al poco tiempo de haberse casado, él no duda ni un segundo a la hora de entregarla a la industria del cine pornográfico para poder hacerse millonario a costa de su trabajo. Los productores no ven nada maravilloso en la joven al principio, cuando Chuck les muestra lo que ella puede hacer (de aquí el nombre de la tan famosa película) estos no lo piensan dos veces y la contratan para realizar un super producción que terminaría cambiando la manera en que la audiencia - por lo general bastante asqueada y prejuiciosa al respecto- de ver este tipo de películas. Desde aquí en más, la trama pasa a ser un verdadero drama en el que Linda debe luchar para sobrevivir a su esposo y también a los lineamientos tradicionales y represivos de esa época (vean la escena en la que discute con su madre, una impecable e irreconocible Sharon Stone, acerca de los golpes que le propina Chuck). En medio de todo esto, consigue una fama tan grande que termina por asfixiarla y por la que se planteará dejar todo atrás y comenzar de nuevo. El camino a la liberación de todas sus ataduras fue más que tortuoso y en esto es en lo que Lovelace es efectivo.  


Las actuaciones son lo mejor de la película. Amanda Seyfried hace un muy buen trabajo, más allá de no ser para nada parecida - para bien, claro- a Linda Lovelace, y logra componer un personaje muy creíble que posee todo su sufrimiento a flor de piel pero que no logra que nadie la ayude. Sin desnudos ni escenas subidas de tono, logra imprimirle muy buen ritmo y sentimiento a la historia. Peter Sarsgaard cumple con creces en su interpretación de un hombre que si bien ama a su mujer, la única manera que conoce de relacionarse con ella es mediante la explotación y el abuso. Su Chuck es de a ratos un verdadero monstruo pero en el fondo es solamente un pobre desgraciado, un fracasado que canaliza todas sus frustraciones golpeando a Linda. Robert Patrick y Sharon Stone brillan en su rol de los padres de Linda, que sin dudas la aman y están orgullosos de ella (en especial él) pero que no logran vencer el sentido común de ese momento histórico. Adam Brody como Harry Reems (su partenaire en Deepthroat) y James Franco como un joven Hugh Hefner completan un muy buen elenco que no falla en ningún momento.


Si bien la estética setentosa es impecable, Lovelace peca principalmente por su superficialidad. El cierre es más bien abrupto y la segunda parte del filme parece filmada en Fast Forward. Da la sensación de que Rob Epstein y Jeffrey Friedman solo quisieron presentar los conflictos, desarrollarlos lo suficiente como para conformar a la audiencia y luego cobrar el cheque. No es una mala película, pero podría haber sido un poco mejor sin duda alguna.


Puntaje: 5.5/10

viernes, 22 de noviembre de 2013

The Iceman

Este año ya tuvimos por nuestras pantallas The Frozen Ground, un buen filme que nos contaba la historia de un oscuro y macabro asesino de mujeres en Alaska. No soy un gran fanático de este tipo de biopics porque - más allá de siempre tratar temas que me interesan mucho, como la mente y las motivaciones de los asesinos más terribles de la historia- tienden a repetirse en sus argumentos y en la manera de ser filmadas. La historia de Richard Kuklinski me era desconocida hasta que escuché hablar de The Iceman. Busqué sus datos en Internet y me encontré con uno de los más feroces asesinos a sangre fría que Estados Unidos supo conocer. Durante muchos años, esta persona trabajó como sicario para la mafia y cometió cientos de matanzas. Decidí darle una oportunidad a la película y si bien mantiene varias similitudes con el primer filme que mencioné, las actuaciones son mucho mejores y posee mucho más ritmo y acción que este.

Richard Kuklinski (el gran Michael Shannon) es un empleado de la mafia. Trabaja revelando películas porno para ellos y lleva una vida austera pero tranquila. Un día su jefe Roy Demeo (Ray Liotta) lo convoca a una reunión en la que le propone trabajar como asesino a sueldo para él. El negocio del porno no estaba pasando un buen momento e iba a ser dejado de lado por la mafia, entonces a Richard no le queda otra que aceptar. Al poco tiempo conoce a quien será su mujer y madre de sus dos hijas, Deborah Pellicotti (Winona Ryder) y mientras avanza su relación también lo hace su gusto por matar personas. Ejecuta las órdenes recibidas con una efectividad y frialdad absolutas, por lo que - y junto a su particular modo de deshacerse de los cadáveres- se gana el apodo que da nombre al filme. Todo el mundo comienza a hablar de él, pero nadie sabe realmente quien es. El dinero comienza a rebasar sus bolsillos y junto a su familia comienza a vivir una vida llena de comodidades en un barrio de lujo. Nadie más que él y sus jefes saben cual es su verdadera profesión, hasta que las vidas que venía llevando en paralelo comienzan a tocarse peligrosamente. Tras un problema con otro grupo local, Demeo deja sin trabajo a Kuklinski. En su desesperación por no poder seguir matando personas y sostener el nivel de vida que lleva adelante, se asocia con Robert "Mr.Freezy" Pronge (Chris Evans) para continuar trabajando de manera encubierta. Lo cabos comienzan a quedar sueltos y el cerco se va cerrando sobre Richard que ve como, gracias a la paranoia que lo consume, el balance entre su vida criminal y su vida personal es destruido por completo.


La elección del personaje es interesante. Es bueno remarcar que no estamos ante la historia de un psicópata - como se insinúa en todas las publicidades y comentarios- sino la de un mercenario. Kuklinski era un hombre común, el típico average joe, que un día descubrió que tenía mucho talento para matar. Además, era una actividad que le reportaba un muy buen ingreso. El tema del gusto por asesinar no tiene que ver con el placer o la diversión que el siente sino con el hecho de que los sentimientos son algo ajeno para él. A excepción de su familia, todas las demás vidas son desechables. No hay moral ni ética en alguien que es un burócrata perfecto: un hombre gris que ejecuta sus tareas sin cuestionarlas y sin conocer claramente el por qué de sus asesinatos - más allá de cobrar una deuda, por ejemplo-. Michael Shannon vuelve a probar que los villanos son lo suyo y se despacha con un Kuklinski perfecto. Su cara de sufrimiento y la pasión que le imprime a sus performances logran llenar la pantalla. Winona Ryder se lleva todos los aplausos con su composición de una esposa que ama a su marido y que no tiene la más remota idea de que es lo que sostiene su vida de ensueño. Ray Liotta, y ya lo he dicho varias veces, repite el mismo rol de siempre (o policía corrupto o jefe de la mafia) y por ende aburre mucho. Chris Evans no está mal, pero su elección para interpretar a Pronge es una de esas que te deja pensando si verdaderamente fue o no la decisión correcta.

La atmósfera es muy oscura y nos remite a la Alaska de The Frozen Ground. La luz está ausente en casi todo momento y cuando es de día, las nubes grises cubren el cielo. Ariel Vromen, en su primer filme grande, no decepciona y realiza un trabajo correcto - pero no osado- con buenos enfoques y una historia bien contada. The Iceman mezcla muy bien el drama autobiográfico con el thriller criminal y consigue salir bastante bien parada con algunas escenas que son memorables. La recomiendo para pasar el rato, pero no la miren un día gris o lluvioso porque los va a deprimir mucho.


Puntaje: 6.5/10

jueves, 21 de noviembre de 2013

Elysium

El sudafricano Neill Blonkamp es uno de los directores que más me ha entusiasmado en estos últimos años. Saltó a la fama con su corto Alive In Joburg, donde mostraba un encuentro cercano del tercer tipo en medio de Sudáfrica. Peter Jackson encontró el video y se contactó con el joven director para ir juntos a Hollywood que los recibió con los brazos más que abiertos. El corto funcionó como una previa de lo que sería su debut en la pantalla grande: District 9. Este filme nos situaba en la capital del continente africano, en la que una nave espacial estaba varada hace varias décadas. Los extraterrestres - una especie de cucarachas humanoides- no tuvieron otra opción que mezclarse entre los seres humanos, generando un segundo apartheid. De un lado vivían los hombres y del otro, en los establecimientos precarios de las afueras de la ciudad, habitaban estos insectos. Este trasfondo sirve para contar la historia de un agente del gobierno llamado Wikus Van Der Mewe (el gran Sharlto Copley) que es el encargado de liderar los traslados de la población alienígena hacia un campo de refugiados mucho más pequeño y miserable - y agrego que la más grande corporación de armas del mundo es la que lleva adelante esta limpieza bajo contrato gubernamental-. En el transcurso, el protagonista se infecta con un líquido que encuentra en la casa de uno de estos bichos y comienza a convertirse en uno de ellos. Comienza así junto a uno de los especímenes que tanto solía despreciar una carrera para llegar al laboratorio central y conseguir lo necesario para poder reiniciar la nave nodriza (y así poder curarse, volver a ser humano). Pero en paralelo tanto el gobierno como los traficantes de armas buscan hacerse de sus servicios para poder maniobrar las armas extraterrestres, que solo pueden ser operadas por estos. El mensaje político y social es muy claro, la historia es muy entretenida, las dosis de acción son de un muy alto nivel de ejecución y la dirección de Blonkamp es más que impecable. Su segundo largometraje es Elysium y debo decir que estuvo a la altura de mis expectativas más allá de no ser tan redonda como District 9.


La estética - ese mundo desolado y sucio donde viven los marginados enfrentado al lujo y el bienestar de los ricos- y el manejo frenético y preciso (algo muy complicado de lograr) de Blonkamp siguen siendo la gran estrella de sus películas. Veamos de que se trata Elysium: en el año 2154 existen dos mundos y dos tipos de personas. Por un lado está el planeta tierra, destruido y tóxico que es habitado por los sectores sociales más pobres. Por el otro tenemos el planeta Elysium - dirigido con mano de hierro por Delacourt (Jodie Foster)-, que en realidad es una gran plataforma espacial en la que viven cientos de privilegiados que por poseer millones de dólares pueden acceder al privilegio de vivir una vida ideal, sin pobreza ni enfermedades (poseen unas cápsulas para todos los ciudadanos que con un escaneo te curan de cualquier enfermedad). La imagen no puede ser más clara: abajo, en el barro y la suciedad, los pobres y arriba, en el lujo, los millonarios. Se suma el control estricto y represivo de la población urbana mediante robots que siguen todos los movimientos de las personas para evitar focos de insurrección. A lo máximo que pueden aspirar los habitantes de la tierra es a vivir una corta y penosa vida en la que se enfermarán mientras trabajan en condiciones de esclavitud o a morir derribados por las armas anti-aéreas de Elysium cuando intentan ingresar ilegalmente a ese mundo soñado para poder curarse. Max (Matt Damon) es un obrero que lucha a diario con su pasado delictivo, tratando de concentrarse en el trabajo para mantenerse lejos de las malas influencias. La empresa en la que trabaja es dirigida por John Carlyle (William Fitchner) un ciudadano de Elysium que de vez en cuando baja para revisar la situación del negocio. En un día normal, Max le explica a su jefe que una cabina de radiación está trabada. Este lo extorsiona con la posible pérdida del trabajo y lo obliga a solucionar el problema manualmente. El resultado es obvio: el obrero queda atrapado y recibe un baño mortal de radiación. Un robot le indica que le quedan 5 días de vida y le lanza unos painkillers que le harán más ameno el trámite. Frey (Alice Braga) es una ex novia de la infancia de Max y tiene a su hija extremadamente enferma. Más allá de trabajar duramente como enfermera en el hospital local, le es imposible conseguir que su pequeña sea trasladada a Elysium para ser curada. Y aquí está el meollo principal de la película: Max y sus viejos compañeros del crimen le roban a Carlyle un disco rígido con todos los datos de la plataforma espacial (un golpe de estado interno dirigido por Delacourt estaba en marcha y el empresario era parte central de este). Acto seguido, a Max le adhieren al cuerpo una estructura metálica que lo convierte en un arma de guerra para que pueda asaltar Elysium y terminar con tanta injusticia. Max quiere aprovechar sus últimos días para salvar millones de vidas, en especial la de la hija de su viejo amor.


El guión es muy bueno y los choreos son muy claritos: Wall-E, Avatar, la misma Disrict 9 (aunque podemos dejarla afuera si ustedes quieren), Robocop, toda película que incluya a la vigilancia biotecnológica como tema central (I Robot, Minority Report, The Island...). El único problema es al mismo tiempo su mayor virtud: se presta a todo tipo de interpretaciones, que van desde la más política hasta la puramente romántica. Yo creo que amaga con la crítica política y luego termina derivado hacia la historia de amor con lo que el atractivo se reduce un poco. Las actuaciones son muy buenas, destacándose Matt Damon en un rol 100% físico (su transformación corporal es impresionante) y Sharlto Copley que esta vez interpreta a Kruger un agente de campo renegado de Elysium que se encarga de realizar todos los trabajos sucios de los más privilegiados. El antagonismo entre ambos personajes le imprime a Elysium un grado muy alto de violencia y crueldad. La sangre vuela por todas partes - igual que en District 9- así que los que posean estómagos sensibles por favor absténganse. La tierra y ese gran country espacial que es Elysium están construidos de una manera perfecta por el director así como los robots que repiten el estilo de los de su opera prima (entre sucios y modernos).


Elysium es una muy efectiva película de acción dirigida por Neill Blonkamp quien a mi parecer es uno de los grandes directores de este tiempo. La acción rellena por completo la pantalla y el mensaje político - aunque edulcorado- es potente y claro. No llega a ser la gema que es el filme que lo antecede, pero sin lugar a dudas posee todos sus genes.


Puntaje: 8.5/10

lunes, 4 de noviembre de 2013

The Heat

Siempre fui un gran fanático de Starsky & Hutch. La serie me sigue divirtiendo mucho y la remake a cargo de Todd Phillips con Owen Wilson, Ben Stiller y Vince Vaughn me hace reír a carcajadas hasta el día de hoy. La última compra que realice en un Blockbuster fue justamente una copia en DVD de esta película que encontré en la sección de usados y que sigue adornando mi batea de películas. Esta historia de dos policías que son completamente opuestos por donde se los mire - uno responsable, el otro un irresponsable total; uno serio, el otro un desfachatado sin ningún tipo de complejos- pero que terminan siendo un gran equipo ha sido explotada interminables veces por todos los filmes que conocemos bajo el género de "buddy movie". The Heat, más allá de funcionar y ser muy divertida, no está a salvo de esto lo cual es algo lógico si se quiere.

El guión es más que predecible, no hay nada del desarrollo del filme que pueda sorprendernos. La Agente del FBI Sarah Ashburn (Sandra Bullock) es una profesional con un carácter muy complicado. Ninguno de sus colegas quiere trabajar con ella y tanto en la vida laboral como personal parece destinada a estar sola. Shannon Mullins (Melissa McCarthy) es una Oficial de Policía de Boston que no tiene nada en común con Ashburn. Es sucia, violenta y prepotente es decir un mix de todos los estereotipos del policía callejero. Sus caminos se van a cruzar cuando un testigo que Mullins detiene está involucrado en algo mucho más grande. Desde aquí en adelante, ambas mujeres de la ley deberán trabajar juntas para poder resolver este difícil e intrincado caso en el que pueden llegar a atrapar a uno de los capo mafia más peligroso del país.


La dirección de Paul Feig (Bridesmaids, I Am David y varios episodios de las mejores series de TV del momento) es óptima y logra que Bullock y McCarthy se complementen de una manera casi ideal ¿Por qué "casi"? Porque McCarthy se come la película con su talento y su histrionismo, demostrando que además de ser una excelente humorista también es una muy buena actriz. Digámoslo sin restricción alguna: The Heat funciona de principio a fin gracias a ella. Del otro lado, Bullock compone un rol que es una mezcla entre Miss Congeniality y The Proposal logrando acompañar de una manera correcta al huracán que es su colega. Cuando entran en sintonía y se ponen a trabajar juntas, aparece lo mejor de la película.


The Heat es una adaptación femenina de Starsky & Hutch pero con un humor mucho más grotesco y que no tiene ningún tipo de limite. Los gags son efectivos y la mayoría de las escenas logra arrancar una carcajada. La acción está bien filmada y actuada y corre a borbotones casi desde el comienzo de la película. Las actuaciones son muy buenas y las dos protagonistas se logran complementar para entregar un muy buen espectáculo. No se si The Heat es un gran filme o "el filme del año" como he leído en algunas críticas, pero lo que puedo decir es que logra entretener y en grandes cantidades. Si les gustan el humor y Melissa McCarthy y además tienen ganas de pasar un buen rato esta "buddy movie" es un plan más que perfecto.


Puntaje: 7/10