Duncan (Liam James) es un joven que está ingresando en la adolescencia. Es un muchacho introvertido y por ende completamente antisocial. Su madre Pam (Toni Colette) está pasando una crisis de mediana edad que ha resultado en su relación con Trent (Steve Carrell), un pedante e insufrible ser humano que martiriza constantemente a Trent ante la mirada pasiva de su madre (la escena que abre el filme es más que suficiente para que veamos lo hijo de puta que es el tipo este). Los tres y su nueva hemanastra se van de vacaciones a la costa y aquí comienza una estadía que cambiará para siempre la dura y gris vida de Duncan. Son recibidos por la vecina de Trent, Betty (Allison Janey) y sus dos hijos Sussana (AnnaSophia Robb) y Peter (River Alexander). Tras varias situaciones donde es humillado completamente hasta por su propia madre, decide irse a merodear al parque acuático local. Conoce a uno de los encargados del lugar, Owen (Sam Rockwell) un niño eterno de casi 40 años que decide colocarlo bajo su ala. Así es como encuentra un lugar en el que es valorado por lo que es y donde nadie lo presiona ni lo maltrata. De aquí en más, The Way Way Back se divide en dos partes coexistentes.
El primer escenario del filme es la relación entre Pam y Trent - y todas las subsiguientes-, marcada por la necesidad imperiosa de ella de estar con alguien aún por sobre el que este maltrate a su hijo todo el tiempo. Los dos pertenecen a clases sociales diferentes, siendo Trent quien posee el dinero y el poder, algo que se evidencia en la incomodidad que se respira en todo momento. Pam se obsesiona con cuidar su nuevo status social y personal y por mantener la falsa ilusión de que puede ser parte nuevamente de una familia, al punto de no ver lo evidente. Trent nunca esconde quien verdaderamente es, pero es ella la que no logra darse cuenta de esto durante casi toda la película. Sussana va a darse cuenta de esta situación y de a poco se acercará a Duncan para tratar de conocerlo y ayudarlo. Sabe todo lo que los une - su historia personal y familiar es similar- pero choca con un muro de timidez y soledad cada vez que intenta comunicarse con él. Su relación avanzará gradual y dolorosamente para terminar de una manera positiva y alegre. Todo lo contrario sucederá con la de los dos adultos que de la imagen perfecta del comienzo pasan a la auto-destrucción total de su vínculo desde el momento en el que Pam abre los ojos y escuchar todo lo que su hijo le trataba de decirle acerca de su padrastro. El dolor está presente en iguales cantidades en ambos casos, pero la línea de llegada es completamente inversa en cada uno de ellos.
El parque acuático es el otro escenario de The Way Way Back y - como en Adventureland- es el más importante. Owen terminará siendo la figura paterna que tanto necesitaba el chico y le mostrará la otra cara de un verano que parecía para el olvido. El parque pasa a ser su único hogar - está allí todo el día y a escondidas- y el staff su nueva familia. La idea de un santuario personal es muy clara y funciona de la misma manera que en Adventureland. El verano está representado en esta atracción turística que cierra sus puertas durante el invierno. Es un pequeño bocado de cielo para Duncan en el que se encontrará a si mismo como persona y logrará afrontar sus grandes miedos e incertidumbres.
Las actuaciones son muy buenas y cada uno de los personajes posee una característica que lo hace sobresalir. La mayoría de ellos son muy queribles y simpáticos - en especial el Peter de River Alexander, que posee un ojo de vidrio y una madre que lo vuelve loco- pero hay dos que se llevan todas las palmas. Sam Rockwell sigue demostrando que es un enorme actor y que no hay género que le pueda rehuir. Logra un tono que mezcla la pura comedia con el drama, llegando a emocionar en muchas escenas - la del cierre hace llorar hasta a una piedra-. Steve Carrell es la otra gran confirmación del filme, pues queda en claro que no es solo un comediante. Compone un personaje oscuro y contradictorio que no tiene una sola intervención divertida en toda la historia. Como espectador dan ganas de pegarle desde el comienzo y al final esas ganas están intactas, demostrándose así que su trabajo es excelente. La única actuación que no me gustó fue la de Toni Colette, pero esta cuestión es puramente subjetiva ya que nunca fui fanático del estilo de esta actriz a la que veo como poco talentosa y muy forzada.
The Way Way Back es un digno producto de Adventureland que se despega de esta en dos cuestiones: el centro de todo no es lo romántico y no posee un final, digamos, esperable. Si bien ambas cintas son excelentes y comparten una serie de elementos - y varias escenas que son directamente un choreo a Adventureland, como la del 4 de Julio y los fuegos artificiales-, las relaciones que rodean a los protagonistas principales están más profundizadas en la película que aquí nos compete (algo que no era necesario en la historia filmada por Greg Mottola, pero que vale la pena marcar como diferencia). Al final, lo que desde el comienzo se nos vende como una historia romántica, termina siendo la de un chico que se descubre a sí mismo. Que se da cuenta que si bien el mundo no es perfecto, siempre se puede encontrar una solución aún en los lugares en los que uno jamás creyó posible. La identificación con el personaje principal está asegurada en la mayoría de los casos. Como bien reza el póster promocional: "We've all been there". Las escenas finales son hermosas y redondean una película que supera la media generada pos-Adventureland y que por ser algo diferente a esta llega a volar alto. Pero no sé, más allá de esto, yo todavía me quedo con la complejidad, la adultez y la música del filme de Mottola. Y sobre todo con James Brennan y Em Lewin, que siguen siendo una de mis parejas preferidas en la historia del cine.
Puntaje: 9/10